Matrix, origins (3). Gimme a prop, a like, a heart! –or the fable of the Digital Junkies

Mi contacto más cercano con los Digital Junkies es en Blip.fm. Cuando les doy props (los me gusta de Blip) a determinados DJs, en menos de un minuto ya tengo props de ellos de vuelta. Sé que desafortunadamente no son porque en realidad hayan disfrutado de mi último set, sino en agradecimiento por haber aumentado su cuenta de props. Lo preocupante de esto es que la reacción es inmediata sin importar si es mañana, tarde o noche.

Comenté un caso particular con una DJ cercana que vive en la misma ciudad que uno de los DJs adicto a los props. Me contó que hacía unos meses había charlado con él y reconoció que tenía dos severos problemas de adicción: alcohol y props, una mezcla singular de nueva y vieja tecnología. Su primer intento de cura había sido eliminar su cuenta de DJ, para reaparecer semanas después con una nueva ­–y su hábito intacto. Cada tanto reincide en esta terapia, me ha sido imposible seguir las 40 cuentas o más que ha creado durante este tiempo.

Lo que más me sorprende es que sigue haciendo sets de diez temas (el mayor número de props que un DJ puede dar a otro; a diferencia de Facebook o Twitter, que tienen infinitos me gusta y corazones) de muy buena calidad. A la adicción a los props, la DJ cercana encontró otro patrón nocivo: examina múltiples estaciones para ver quien le ha dado props a quien. Es de esperar que este comportamiento lo reproduzca en otras redes sociales. (Sigue leyendo »»)

Big Data vs The X Factor

La belleza de esta imagen está en la idea que sugiere de la dificultad que tenían los equipos para defenderse de la excelencia de Maradona. La foto fue tomada en realidad justo antes de que Maradona cobrara un tiro libre tomando por sorpresa a los jugadores belgas, quienes terminaron ganando el partido 1-0.

¿Cómo detener o desactivar a Maradona? Los equipos contrarios tuvieron que aprender a hacerle una jaula: rodearlo entre 4 y 6 jugadores para bloquearlo y quitarle el balón. No solamente por la calidad de Maradona sino porque todo el juego de Argentina estaba basado en él. Con la Argentina de Sabella no sucede lo mismo: con su defensivo 5-3-1-1 (Messi detrás de Agüero) no hay forma de que Messi pueda contra una muralla de cuatro o cinco jugadores. Con esta formación, Van Gaal solo tuvo que optar por la marcación hombre a hombre y cerrarle los espacios para que no pudiera hacer sus amagues favoritos: sin jugadores con quienes asociarse o que retengan defensores las posibilidades de hacer un gol para Messi son reducidas.

Florentino Pérez contrató a José Mourinho cuando este le dijo: “Yo sé cómo ganarle al Barcelona”. El portugués tiene un talento natural para deconstruir equipos, para analizarlos y comprender qué los hace fuertes y cuáles son sus puntos débiles. Algo similar a lo que hacen los lectores de grandes novelas: desarmarlas para tratar de aprender cómo se debe de escribir, copiar (y hasta robar) lo que funciona para armar su propia obra. El aspecto creativo de Mourinho es su capacidad de dinamitar el juego contrario.

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Los pájaros de Hitchcock, versión azulada

Esta mañana me encontré con mi vecina y me dijo: “Ven y te tomas un café conmigo que te quiero presentar a Ham y Kaas (Jamón y Queso)”. Entré a su apartamento y me llevó directo al balcón. Me encontré con una jaula enorme donde había dos pajaritos azules.

—La que está en la barrita es Ham, el que está volando es Kaas.

—¿Cómo puedes distinguirlos?

—Es muy fácil. Ham es muy observadora, siempre está pendiente de lo que está sucediendo, muy analítica, trina mucho y de todo. Kaas en cambio es muy activo, lo ves moviéndose de aquí para allá, siempre tiene algo qué hacer. Tiene espíritu de viajero. Son como el ying y el yang.

—¿Por qué no los llamaste así entonces?

—Ay, no, Ham y Kaas suena más divertido. ¿No te parecen bonitos nombres?

El queso y el jamón siempre los asocio con el pan francés o un croissant, no con pajaritos azules.

—Tiene su punto original y divertido, tienes razón. ¿Qué es esa pulserita que lleva Ham en la patica?

—Ese es Kaas. Es una banda inalámbrica conectada con el router.

No hacía mucho le había ayudado a instalar su red inalámbrica y ahora me sorprendía con esto. No me imaginaba que el internet de las cosas incluyera animales también.

—Ahí donde lo ves, Kaas es un pajarito muy bien entrenado.

Trajo su iPad y me explicó muy emocionada:

—Con esta app puedo monitorear toda su actividad. En esta pestaña puedo ver cuántos metros ha recorrido hoy. Qué curioso, ha estado más activo que de costumbre.

Activó la vista en 3D y vimos su vuelo actual y los de la última semana.

—Mira, en naranja y rojo están marcadas sus zonas más activas, en azul las menos frecuentes, y en amarillo las nuevas. Qué bonito, está explorando la nueva fuente de agua que puse.

Deslizó su dedo en la pantalla y me mostró otra feature de Kaas.

Peanut bird selfie—Es que es muy inteligente. Mira, en esa cajita con ramitas hay una cámara donde puede tomarse un selfie. Todas las mañanas lo hace, aquí puedes ver el selfie de hoy.

Tuve la impresión de que sonreía para la foto. Muy inteligente.

—Lo más sorprendente es que lo puedes programar como tu alarma. Este regulador mide la cantidad de alpiste que tiene en su plato. Cuando él nota que está a punto de terminar, picotea esa palita y dispara la alarma de mi iPad.

—Impresionante. Oye, ¿y por casualidad sabes el contenido de los trinos entre ellos? ¿Utilizan algún hashtag para expresarse el amor entre ambos?

—Bueno, tanto como hashtags tampoco, pero en estas otras gráficas sí puedes medir la intensidad de sus trinos y así puedes discernir su estado emocional. Ham amaneció más cotilla que de costumbre, por ejemplo.

—¿Está ovulando?

—No, bobo, están esterilizados. Es por el calor del verano. Son una adoración, espero que no te molesten mucho por la mañana.

—Te soy sincero: no los había notado entre tantos pajaritos. Si se ponen muy molestos seguro que tu app también puede abrirles la jaula para que salgan y se den una vuelta.

—No, cómo se te ocurre, si salen se pierden y no vuelven.

—Seguro la app te puede indicar por dónde están.

—Pues hasta donde alcance la señal con el router, después de ahí están perdidos.

El mundo offline asusta no solamente a los humanos entonces… Como le sucede a mi amiga L, a mí también me afecta ver a estos pajaritos enjaulados solo para entretener a sus dueños. De repente tuve la imagen de que salían en bandada miles de ellos y se dirigían todos contra la cara de Nicolette van Dam, una recreación del linchamiento que está viviendo por un mal trino, una versión digital de Los pájaros de Hitchcock. Y de pronto empecé a ver muchos pajaritos azules enjaulados en mi celular.

—¿En qué piensas? A mí me pasa seguido con ellos, me pierdo en sus trinos fácilmente.

—No, nada especial, tengo la sensación de que ya había visto estos pajaritos azules enjaulados en otra parte.

Hablando de azul, cantemos:

Salpicón mundialista

 

1. Deportividad

Cuenta Rafael Nadal en su biografía que antes de aceptar entrenarlo, su tío Toni le mostró varios videos de John McEnroe con sus famosas rabietas y le dijo: “Acepto entrenarte, pero el día que rompas una raqueta en la cancha, terminamos”. Nadal ha sido desde siempre un poema a la deportividad: siempre respeta al rival, reconoce sus puntos fuertes y débiles, los suyos propios y se ha consagrado a la ética de dar siempre lo mejor de sí. Para quienes apoyamos este estilo de juego (y forma de vida en últimas) fue dolorosa su derrota contra Söderling en Roland Garros, un personaje arrogante y antideportivo.

Del 3-0 de Colombia sobre Grecia me quedo con la victoria pero sobre todo con el gesto de Samaras al levantarse en el área chica colombiana y señalarle al árbitro que no era pena máxima, aún perdiendo 1-0. La deportividad está ligada a la belleza, y para los utópicos buscadores de la belleza ese gesto de Samaras vale un partido.

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