Polling politics


Formato para hacer encuestas políticas en Colombia y encontrar el discurso perfecto para el candidato de todos.

Mark Penn es uno de los consultores más influyentes en Estados Unidos e Inglaterra. Su especialidad son las encuestas políticas. Desde su call-center se llaman diariamente a miles de personas para tomar el pulso de la realidad. Mark Penn puede decirle al presidente Bush cuándo está cayendo dramáticamente su popularidad por cierto tema (Irak, por ejemplo) y pasarle un memo diciéndole que ese tema necesita su atención. Sin el trabajo de inteligencia previo de Mark Penn, ninguna administración estadounidense (incluyendo a Clinton) toma decisión alguna. Una llamada de Mark Penn sirvió para que Clinton no se pronunciara sobre las reformas al servicio público de salud: "Sería impopular en este momento", le advirtió Penn. Con sus encuestas, Penn sabe qué es lo que el pueblo quiere escuchar. En el diagrama se ve cómo podría ser una encuesta de Penn para Colombia. Dos mil llamadas y un candidato sabe qué tiene (o no) qué decir. Este sistema sirve tanto para captar el voto de opinión como para reforzar el discurso de los caciques y sus candidatos subalternos. Es la política de las encuestas. Ahora que Blair y Bush están pasando por períodos de impopularidad por la guerra de Irak, escuchamos declaraciones sobre que sean Dios y la historia mis jueces sobre Irak, o pedir apoyo para las tropas y prepararse para nuevos ataques. La pregunta es cuánto tiempo pueden resistir estos discursos políticos. ¿O será que solamente cuando Bush alcance 80% de impopularidad aceptará que invadir Irak fue un error y que ahora hay que entregarle el mando a la ONU a ver si pueden hacer algo por Irak, por ejemplo? El mundo pendiente de las líneas telefónicas del señor Penn…

Paz preventiva

La visita sorpresa de George W. Bush a sus tropas la semana pasada simboliza muy bien de qué se trata su guerra. Esta semana nos enteramos de que el suculento pavo que les ofreció de Día de Acción de Gracias a sus soldados era de plástico… Un símbolo perfecto de las mentiras de Bush: un plato en apariencia muy apetitoso (como Irak), no es más que una ilusión que solamente sirve para tomarle una bonita foto que circule alrededor del mundo para que confirme qué bueno es él.

Pero no todo es negativo ante esta nefasta masacre iraquí. Al menos hay 3 puntos favorables a destacar:

1. La doctrina de la paz preventiva prevalece sobre la de la guerra preventiva.
Ya sabemos que Schwarzenegger es el ícono de una sociedad que cree que los héroes de sus películas son buenos para gobernar también. Tantas películas sobre el poderoso ejército estadounidense venciendo a los malos alrededor del mundo les hicieron creer que las guerras terminan con la victoria militar, con los créditos que ruedan al final. Bush declaró el final de la guerra contra Irak hace más de 6 meses, y desde entonces, ha perdido muchos más soldados que durante la misma. La conclusión es obvia: el mundo real no se parece al de las películas de Hollywood, como lo sabe cualquier espectador normal pero que el gobierno estadounidense actual parece ignorar.

De hecho, la doctrina de la guerra preventiva se basa sobre esa interpretación errónea de la realidad: los Republicanos creen que por tener el ejército más poderoso del mundo van a derrotar por la vía armada a sus enemigos, y para bien de todos, los casos de Irak y Afganistán demuestran que los problemas que les plantea el terrorismo se resuelven a través de la inteligencia y la diplomacia, no del abuso de la fuerza. En otras palabras, hay que darle una oportunidad a la paz, y no simplemente porque sea preferible la paz a la guerra: las invasiones de Irak y Afganistán han traído la sensación de que al-Qaeda tiene motivos para atentar contra Estados Unidos y sus aliados. Nada peor que dar motivos a los terroristas para justificar sus acciones. Este es sin duda alguna el peor error de la invasión estadounidense a Irak. Como dijo un Demócrata con bastante agudeza: ahora sí puede decir Bush que hay un claro enlace entre Irak y al-Qaeda, pues con tantos soldados gringos caminando por Irak, no hay duda de que los terroristas de al-Qaeda han encontrado una oportunidad única para golpear de nuevo a los EE.UU.

2. La concepción unipolar del mundo tiene limitaciones muy claras y la ONU es más relevante que nunca.
De lo primero que se aprende en un seminario de Política Internacional es que las relaciones entre los países están mediadas por el poder, no por la ley ni la justicia. Al contrario, la ley y la justicia internacionales se limitan a formalizar esta realidad. La maravilla de las Naciones Unidas es que son el primer esfuerzo planetario por crear un organismo para mantener el equilibrio y la paz mundial. La ONU hizo todo cuanto le fue posible por prevenir el error estadounidense con Irak. De hecho, sus inspectores de armas químicas y nucleares (¿se acuerdan de Hans Blix?) lucharon hasta el último momento por demostrar que las famosas armas de destrucción masiva no existían en Irak. Casi un año después, el desastre iraquí confirma lo que ellos afirmaban. ¿Podrá Estados Unidos lanzarse a un error similar en el futuro sin atender a la ONU y sus aliados principales?
Confiemos en que aprenderá la lección iraquí, aunque no por nada los Estados Unidos se oponen a la firma de los acuerdos que le están dando la base a la comunidad internacional para mantener al mundo en paz y caminando hacia la democracia. Estados Unidos no permite la extradición de sus ciudadanos, por ningún motivo, no firmó tampoco su reconocimiento a la Corte Penal Internacional (y de hecho obligó a casi todo el mundo a que los excluyan de este convenio) y se saltó todos los controles de la ONU. ¿Cómo esperar que los líderes genocidas firmen sus propias sentencias? Pero el resto del mundo va relativamente por buen camino. No es lo mismo una sociedad en la cual los crímenes de los serbios (Milosevic) queden en la impunidad a otra en la cual se les juzga por los crímenes de lesa humanidad. Hay, evidentemente, un progreso, aunque no tan ideal como para pensar que algún día podremos llevar a Bush, Rumsfeld, Powell, Wolfowitz y Rice, entre otros, al mismo tribunal.

3. La globalización de la opinión pública.
En todo el mundo se dieron manifestaciones en contra de la guerra y la invasión de Irak. En el mismo Estados Unidos está creciendo la opinión pública que afirma que fueron engañados para ir a la guerra y que sus tropas deberían regresar cuanto antes. Los líderes de los países invasores saben ya que no la tienen tan fácil, que la maravilla de las sociedades democráticas es que la gente está cada vez más preparada para comprender qué es lo que sucede en el mundo y cuáles son las posiciones que pueden asumir según lo que entienden. Nunca faltará la gente apolítica, interesada solamente en que nadie entre a pisar las flores de su jardín, pero todo este capítulo iraquí ha demostrado que por fortuna son una minoría y que la mayoría se ha pronunciado en contra del abuso del poder, del desequilibrio del orden internacional y de la manipulación oratoria para cometer crímenes de lesa humanidad.

La globalización de la opinión pública crea también un fenómeno de solidaridad planetario, pues los manifestantes saben que no están solos en las calles en que se manifiestan sino conectados con personas que comparten su misma posición alrededor del mundo. Es decir, hoy ya no se puede decir lo mismo que da igual salir o no salir a una manifestación. Hasta una figura de la importancia como Ken Livingstone, alcalde de Londres, puede darse el lujo de autorizar las marchas de protesta contra Estados Unidos y decir abiertamente que Bush es el peor terrorista que conoce la humanidad: la opinión pública nacional e internacional lo apoyan.

¿Cómo irá a terminar la invasión de Irak? Difícil pronosticarlo. Pero hacia el futuro, este error fatal de Bush podrá marcar una oportunidad única para que Estados Unidos recupere un liderazgo positivo en el mundo y ayude a consolidar el orden internacional. Si el 11 de septiembre marcó el inicio de la doctrina de la guerra preventiva, también está a tiempo de convertirse en el inicio de la doctrina de la paz preventiva.

Actores del conflicto

I don’t agree with Gay marriages.
I believe that gay marriage is something
that should happen between a man and a woman.

Arnold Scharwzenegger

Mis impulsos de coleccionista no me permitieron perderme la tercera parte de la saga de Terminator. Lo mejor de la película, ver a la Terminatrix Kristanna Loken recién llegada del futuro y algunos detalles cómicos de la historia. Por lo demás, decepcionante. El hecho es que viendo a Arnold me pregunté quién sería su representante, en especial ahora que se lanzó de candidato a gobernador de California.

Ya es una expresión común hablar de los actores del conflicto como analogía entre las acciones representadas por los actores en el escenario teatral y la arena política. Pues esta semana seguimos viendo ejemplos que tornan difusa la frontera trazada por esta analogía. Está Arnold actuando como candidato presidencial y Tony Blair como Primer Ministro. Entre ambos actores, Blair se lleva el Oscar, me parece.

Arnold está haciendo su campaña como ordenan los cánones mediáticos del siglo XXI: primero el asesor de imagen, el encargado de elevar su perfil en las encuestas, y luego los contenidos. Por eso es que en esta primera fase estaremos escuchando frases cómicas como la que aparece de epígrafe de esta crónica; en contadas semanas aparecerá el discurso político relativamente serio. Pero no deja de causar ternura este nuevo papel de Arnold, quizás tanto como cuando lo vimos en la inmemorable comedia con Danny de Vito: un gigante de estas proporciones dando los primeros pasitos de su carrera política.

Qué diferencia con Blair, un político curtido que nos logró convencer con su carisma de su honestidad y dedicación a sus causas. Ahí lo tenemos defendiendo aún la existencia de las armas de destrucción masiva a pesar de que ya pasaron 4 meses de la invasión gringa y más de 3.000 muertos, incluyendo decenas de sus propios soldados. El súmmum de su capacidad lo alcanzó el jueves pasado frente a Lord Hutton, en donde se dio el lujo de concluir su presentación sobre el caso del Dr. David Kelly diciendo:

All I can say was that there was nothing in the conversations we had that would have alerted us to him being anything other than someone, you know, of a certain robustness who was used to dealing with the interchange between politics and the media. Having said that, it is never a pleasant thing, indeed it is a deeply unpleasant thing, for someone to come suddenly into the media spotlight. (Fuente)

¿Murío el Dr. Kelly entonces por el pánico escénico una vez que Blair lo trajo a la luz pública? A este paso no parece entonces irrelevante que la política termine siendo para Terminators como Arnold.

Quizás la última carta con la que se jugó su cabeza Alastair Campbell fue la de propiciar un apagón tipo NY en Londres para activar un efecto mediático similar al de la semana pasada y trasladar la atención pública hacia otro lado. Este truco no funcionó y efectivamente Blair nos dio la cabeza de Campbell. Esta me parece una hipótesis muy plausible. Al fin y al cabo, después de que Bush, Blair y Aznar les creen a los informes de inteligencia que dicen que Irak tiene armas de destrucción masiva que pueden ser activadas en 45 minutos flat, ¿por qué no habríamos de darle credibilidad a los informes de inteligencia del MI6 de Utópica Ediciones?

¿Cómo nos informaría Arnold si perdiera a su jefe de comunicaciones? ¿Alastair Campbell, Terminated? Una pérdida lamentable por lo demás. Nuestros colegas comediantes ingleses desde ya lo resienten. Pero para que vean ustedes lo que es el estilo, hoy anunció Blair un «Ministerio de la Verdad«, en un sentido homenaje a Campbell.

Empecemos a cerrar esta crónica preparando el terreno para la siguiente actuación que será sin duda memorable: el fantástico actor George W. Bush pidiéndole colaboración al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para no tener que pagar solo la reconstrucción de Irak ni seguir recibiendo más muertos en contra de su popularidad en vísperas de las elecciones. A mí me parece un actor memorable, en especial, por esa candidez con la que puede olvidarse de su papel y sonreír cada vez que el público lo aplaude, aunque lo más probable es que este no será el caso cuando intervenga en la ONU, menos aún después de la muerte de Sérgio Vieira de Mello. Es tan cándido Bush que quizás le revele al Consejo que a pesar de su censura a los productos franceses, conservó French fries en el congelador de la Casa Blanca

Es que sin duda el problema más grande de que se difuminen las fronteras entre la arena política y el teatro con esto de los actores del conflicto, es que los políticos terminen creyéndose sus propios papeles, sus propias mentiras y terminen llevando a sus países a invasiones farsantes como la de Irak. Esta es la hora en que Bush todavía cree que los iraquíes están felices con su llegada y cree también que todos le creemos. En otras palabras, con estos políticos estamos terminated.

Pero no todo es negativo. Si como lo decíamos en la crónica pasada los niños después del noticiero van a decir: «Papi, papi, cuando sea grande quiero ser compositor para escribir Corridos prohibidos«, después de ver a Blair y a Bush dirán: «Papi, papi, cuando grande quiero ser actor como ellos». Necesitamos más artistas en este mundo y nuestro deber será encausar a esos jóvenes talentos. Es nuestra esperanza para salvar a la humanidad de los Terminators.

Al salir de la película le prometí a mi amiga que en todo caso no iremos a ver Terminator IV, así sea lo único que estén presentando un viernes a la medianoche.