De helicópteros y fotos perdidas

I.
Una de las aficiones preferidas del Times británico es mofarse del príncipe Carlos. Incluso hay lectores que solicitan que, para garantizar la entretención de todos, le reserven una columna semanal. Además de su buen humor, al Príncipe le sobran historias. La última es la excusa que ofreció para no asistir a la inauguración de una exposición: «Lo siento mucho, no puedo ir: mi helicóptero amaneció congelado«.

Una excusa excepcional de la cual difícilmente se puede dudar… Fue inevitable pensar en Íngrid.

II.
En una entrevista con Yamid Amat, los detectives Ómar Garzón y Nelson Burgos relatan las últimas horas de libertad de Íngrid, la única secuestrada en Colombia que se entregó a las Farc.

Hay varias cosas sorprendentes en la entrevista:

1. Afirma Garzón: «La terquedad de ella fue la que la llevó al secuestro». Me pregunto cuál es el origen de su terquedad: ya que había llegado a Florencia, ¿iba a perder el viaje al Caguán? Luego le pregunta Amat a Burgos: «¿Usted, detective Burgos, también trató de disuadirla?» y responde: «Por supuesto. Le supliqué que no viajara porque ponía en peligro su vida y nos condenaba a muerte si la acompañábamos. Nos dijo: ‘Yo con ustedes dos no tengo problemas; son los demás los que los van a tener cuando regrese». ¿A cuáles problemas se refería Íngrid? Lo que sí es claro es que Íngrid no supo calcular el riesgo que significaba ir al Caguán en ese momento: estaba más preocupada por hacerles juicio de responsabilidades a los superiores de su escolta que en preocuparse por su vida o libertad personal.

2. Life is about priorities:
«-¿Con quién viajó?
Garzón: Con Clara Rojas. Iba un fotógrafo francés, el camarógrafo de la campaña y Lampre [asesor de imagen]. Cinco. En el retén los regresaron a todos. Solo dejaron a Íngrid y a Clara Rojas».

Íngrid decide que se quede su escolta, pero que no falten los de la imagen (asesor, fotógrafo, camarógrafo). Una política moderna: ya sabe que la arena pública hoy en día son los medios, y sin imágenes en la televisión o fotos en la prensa, un candidato no es nadie. A la pregunta de cuáles tres objetos o personas llevarías a una isla peligrosísima en la cual no tienes casi posibilidades de supervivencia, ella responde: «¿Puedo llevar a cuatro?» y ninguno de esos cuatro es su escolta: que pase cualquier cosa, pero que no falten los de la imagen. En el último retén, el de las Farc, le dicen que qué pena pero los de la imagen se quedan. Y efectivamente, esa fue la última vez que la vieron.

3. «-¿Si a Íngrid le prestan el helicóptero, se salva?
Burgos: Claro que sí.»
Y es que la falta de humor en Colombia nos está matando. El motivo principal del viaje de Íngrid era expresarle su apoyo al alcalde de San Vicente del Caguán que era de su movimiento Oxígeno Verde. Cual príncipe Carlos, Íngrid habría podido decirle al alcalde: «Discúlpeme pero no puedo ir a visitarlo. No autorizaron el despegue de mi helicóptero y no puedo correr el riesgo de ir por carretera, ¿usted me entiende, verdad? Refúgiese que apenas pueda voy a visitarlo y nos tomamos una foto». Se habría perdido esa fotico (que igual se perdió) pero ella probablemente estaría ahora mismo con su familia y su movimiento haciendo campaña para las elecciones de marzo. Mas no todo es negativo: como con el príncipe Carlos, se ahorraron los gastos del transporte en helicóptero y se minimizó el impacto del combustible altamente contaminante de estos vehículos para la atmósfera, algo muy consecuente de parte de líderes ambientalistas.

III.
La clave de todo este asunto me parece que es el protagonismo, los bajos niveles de tolerancia para no aparecer en los festivales de la imagen donde está la noticia. Íngrid tenía que armar su «contrafestival», no podía quedarse fuera de las fotos de los políticos y cacaos en el Caguán. Íngrid no escuchó a sus escoltas, al ejército que le insistió que no fuera, a la misma Ley que desacató y cuyo último recurso fue pedirle que firmara una constancia de que ella asumía la responsabilidad completa de su viaje. Y todo esto por la foto perdida.

¿Qué irá a pasar cuando la liberen?