Mi palabra en colombiano del 2013: Descuerar

Dice la RAE:

descuerar.

(De des- y cuero).

1. tr. Desollar, despellejar. U. m. en América.

2. tr. Desacreditar a alguien murmurando gravemente de él.

Este año en Colombia cabe agregarle una tercera acepción:

3. tr. Talento de los colombianos para destrozar o minimizar a algún compatriota sobresaliente.

La primera vez que me enteré del científico colombiano Raúl Cuero fue en 2004 mediante una entrevista publicada en El Tiempo. En ella contaba su camino desde la pobreza en Buenaventura hasta su doctorado en una universidad de los Estados Unidos más otros logros a lo largo de su carrera.

Me impresionaron frases como estas:

Cuero, hijo de una lavandera y un cargador de bultos en Buenaventura, dice haber sacado su creatividad de las precariedades de su infancia.

A los 7 años, le atraían los insectos porque le gustaba verlos caminar. Así percibió que al ausentarse una cucaracha, su compañera la buscaba. Con las lagartijas, el científico recuerda que se preguntaba por qué estos reptiles permanecían en el cemento de las paredes de su casa y no en la madera. Después descubrió que era por la frescura de los ladrillos.

Mientras el común de la gente mataría las cucarachas, Cuero desde niño las observaba.

"Crecí en un pueblo donde había dos caminos: o ser un buen deportista o ser un estudiante destacado para ir a la universidad", explica mientras ríe, porque recuerda que él escogió ambos.

Como muchos estudiantes de Estados Unidos, que financian sus carreras a través de becas deportivas.

En mi pueblo, en Buenaventura donde crecí, todos éramos pobres, pero no lo sabíamos, no había electricidad y no nos hacía falta, no había agua y los niños simplemente nos bañábamos cuando llovía. No tenía juguetes pero jugaba con las cucarachas y las lagartijas. Me di cuenta de lo pobre que éramos cuando fui por primera vez a Cali y vi un negro triste.

Recordé los años en los que trabajé como voluntario en el barrio La Flora de Bogotá. Conocí a tantos jóvenes a quienes por el costo del transporte sus padres no habían llevado a conocer siquiera el centro de Bogotá. No sabían de la existencia de barrios enteros con todos los servicios públicos, vigilancia, parqueaderos y demás lujos de la ciudad acomodada. Una de esas jóvenes era Claudia, de ojos azules profundos, que escuchaba los programas de Heavy Metal de la emisora de la Universidad Nacional. Le comenté un día de que ya casi se acercaba el festival de Rock al Parque y que ella podría ir. “No tengo dinero para ir”, me comentó ella. Emocionado le dije: “¡Es gratis!”. “Lo sé, lo que no tengo es dinero para el bus”.

A pesar de todas las limitaciones materiales, los jóvenes del barrio llevaban una vida palpitante, sabían divertirse entre ellos. Lo más cercano que conocí a un Raúl Cuero fue a Nelson, un joven apasionado por la informática que se había conseguido un cuarto de beca en el Instituto Triángulo para aprender a ensamblar computadores, y otro cuarto de beca patrocinado por un vecino que creía en su talento. Cuántas veces no recordé a compañeros de la Universidad de los Andes que empezaban carreras porque había que tener un título universitario. Jóvenes obsesionados más por su apariencia que por el contenido de las clases. Un contraste demasiado fuerte con los jóvenes sin esas oportunidades en La Flora.

No podía ser de otra forma, quedé maravillado con la historia de Raúl Cuero. Este año, sin embargo, le tocó pasar por el cedazo de los cazatalentos colombianos. En un juego de palabras un tanto sevicioso, el doctor Rodrigo Bernal publicó un artículo titulado Los dudosos honores del científico colombiano Raúl Cuero que causó una sonada polémica. En el imaginario colectivo, el profesor Bernal dejó a Raúl en cueros. Mi síntesis del artículo del profesor Bernal es que Cuero no tiene todo el pedigrí científico que se (le) atribuye. Y después de ver y contrastar las evidencias estoy de acuerdo.

El profesor Cuero ha inflado sus logros y en su afán de justificarlos ha caído en afirmaciones desafortunadas, como decir que una patente que se encuentra en proceso de certificación (patent pending) es una patente en firme. Esto deja muy mal sabor sobre su conocimiento del proceso y el rigor que se debe tener en especial cuando se habla de algo tan preciado como una patente. Y así con otras críticas que le hizo el profesor Bernal.

Sin embargo, lo que no me simpatizó en absoluto ni de parte del profesor Bernal ni de parte de los científicos que salieron a apoyar su descuerada, fue el desprecio por la historia de vida y la carrera realizada por el profesor Cuero. Un niño que empieza observando las cucarachas que se pasean por su casa, que logra encarrilarse por el camino de la ciencia gracias al deporte, desde Buenaventura así sea a la universidad en el puesto 1.500 del escalafón gringo, tiene un mérito innegable.

La descuerada de Bernal se debió a que el nuevo ídolo nacional no era quien pretendía: tiene un falso pedigrí académico. Muchos científicos que están de acuerdo con él propusieron nombres de colegas que sí merecen el reconocimiento del que está disfrutando descaradamente Cuero: “No lo miren a él, miren a fulanito y zutanita”. En otras palabras, quedaron descuerados también.

En un mundo donde pululan los posdoctorados con tesis como Deconstruyendo la hipersemántica e intertextualidad del conflicto: el caso de la mujer en Sabaneta, me sigue fascinando más el ojo de ese niño que naturalmente se inclinó a investigar los insectos en su casa que a acabar con ellos y su vocación para hacer una carrera universitaria a partir de esa curiosidad y experiencia infantiles. Cabe preguntarnos cuál es esa necesidad de inflar nuestros logros, por qué parece ser una reacción natural de quienes alcanzan algún logro en la sociedad colombiana.

Esta semana leí que la física Ana María Rey está sobresaliendo en su campo. Me pregunto cuánto tardarán los cazatalentos criollos en descuerarla. Por todo lo que revela sobre la identidad colombiana, Descuerar es mi palabra del 2013.

4 Comments

  1. Cazatalentos es otra palabra que necesita ser resemantizada en el contexto colombiano. Buen post, lo de Cuero no era para burlarse porque quedó en cueros.

  2. Bonita su defensa. Según usted hay que alabarle todo a Cuero porque nació negro, pobre y en el Chocó? Eso no es infantilizarlo o ser condescendiente con él?

  3. No he dicho para nada eso. De la misma manera en que él no debió de inflar sus logros, los descueradores no debieron de minimizarlos tampoco. Eso es todo.

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