Nos espían…

I.

Ahora sí Estados Unidos se está poniendo las pilas con el eje Evo-Hugo-Fidel. Ahora resulta que sin que nadie se diera cuenta los miembros del Eje (y no hay que dejar pasar la resonancia histórica de este apelativo en el inconsciente colectivo) están mejor organizados de lo que creíamos: están a punto de desestabilizar la región y derrumbar las pocas democracias sólidas que quedan, como la colombiana.

Estados Unidos tiene una oficina dedicada a difundir información altamente confidencial sobre el régimen cubano: la Office of Cuba Broadcasting, OCB (responsable de Radio Martí, dependiente de la U.S. Information Agency). Es una agencia tan dinámica que sabe producir noticias según la coyuntura. Por ejemplo, cuando estalló la crisis por la compra de armamento español por parte de Venezuela, la OCB produjo una noticia providencial: un capitán del ejército cubano recién exiliado les había revelado información altamente confidencial sobre los planes que tenía Chávez con el armamento español:

La idea es que Chávez cree un conflicto fronterizo con Colombia para que todo el ejército colombiano tenga que desplazarse a la frontera a defender la soberanía. En ese momento, Bogotá se quedará sin protección y será el momento para que las Farc se tomen el poder. Todo esto lo están planeando con la ayuda logística y estratégica de Fidel.


El presidente Uribe recibe las credenciales del embajador cubano Pérez Novoa

Existen amantes y hasta coleccionistas de teorías conspirativas. Es una afición bien divertida, no se puede negar: con ellas se puede incluso formar una colección simpática del absurdo, del tono imagínate lo que pudo haber pasado, muy en la línea de las crónicas utópicas. Otra cosa es que periodistas profesionales y serios como los de Cambio cedan a sus encantos y les otorguen credibilidad, como lo hacen esta semana revelando la posibilidad de que el embajador cubano, José Antonio Pérez Novoa, sea un espía cuya misión podría ser el mejoramiento de las relaciones entre las Farc y Venezuela. La chiva no aguantó dos días, hasta la Cancillería colombiana la desvirtuó.

II.

Asistí el domingo pasado a una manifestación en favor de escritores, periodistas, sindicalistas y defensores de los derechos humanos de Cuba en Ámsterdam. A reconocidos escritores neerlandeses se les pidió que adoptasen a alguno de estos presos políticos. A la gente se le pidió que donaran libros para los presos. No faltaron los bromistas que regalaron un ejemplar de El manifiesto comunista, un libro de ensayos de Chomsky y algunas novelas de García Márquez. Tampoco los solidarios que se manifestaron contra Guantánamo. Ambas manifestaciones se unieron rápidamente, pues el consenso sobre la ilegalidad –por decir lo menos– de Guantánamo fue unánime. Al final, recibí un diskette con el archivo Autocrats and Activists. How Hugo Chávez and Fidel Castro use Venezuela’s citgo oil to mobilize u.s. leftists to subvert free enterprise at home. Es fácil imaginar el contenido (no ofrezco su descarga para evitar alguna demanda por derechos de autor).

III.

La idea del informe confidencial entregado a Cambio y la del diskette es la misma: magnificar la amenaza que representan Fidel y Chávez para la democracia mundial. Esto no pasaría de ser simple propaganda política de no ser porque los presos existen en Cuba: el régimen los acusa de colaboracionistas con la USIA, y la utilización de las estrategias de la Usia hace pensar que las acusaciones podrían ser ciertas. En Colombia hemos tenido presos y desaparecidos políticos por sospechas menores de colaboración con la guerrilla.

Pero hay algo que todavía puede salir bien de todo este incidente. Cambio es una revista seria y profesional: su unidad investigativa puede averiguar cómo les metieron este gol y precisar a sus lectores hasta qué punto el documento que entregó el embajador de los Estados Unidos en Colombia es un panfleto cocinado por la Usia o si realmente tiene alguna validez. Tácticas similares como la denuncia de las famosas armas de destrucción masiva en Irak fueron las que llevaron a la invasión y el caos que vive ahora ese país; le toca el turno al espionaje cubano en Bogotá. Un reportaje contundente de Cambio desautorizando el material del embajador estadounidense podría ser una señal clara para la Usia de que aquí no les comemos cuento tan fácil como en la Inglaterra de Blair o la España de Aznar. Es que si ni siquiera les cree la Cancillería de Uribe, ¿qué estarán reportando a Washington los espías gringos en Colombia? ¿A Cambio de qué?