Para bailar una polonesa

Cuando le presenté a K, amiga polaca, a B, venezolana y profesora de salsa, K le dijo entusiasmada a B: «¡Qué bien que seas profe de salsa, ayúdame a mejorar mis solos!». Me llamó mucho la atención que ella pensara en sus solos; en mis décadas de salsero jamás había tenido esa inquietud –y se nota: mis solos son bastante simples, se limitan al caballito y la canoa.

La pregunta antes del partido mundialista Colombia vs Polonia era entonces: ¿qué solos traerá preparados Lewandowski? ¿Y el Tigre Falcao?

Lewandowski no tuvo mayor oportunidad de mostrar sus habilidades en el baile, apenas un par de tiros que eso sí, dejaban en evidencia (por si hiciera falta) su increíble talento y habilidad. Uno de ellos, un remate matador, nos dejó a Ospina y a toda la hinchada colombiana literalmente sin aire.

Otra pregunta era si Juan Cuadrado iría a parquear sus bicicletas o desafiaría a bailarse a algún jugador polaco. Fue grato ver que las parqueó aunque las remplazó por un mortero que disparaba balones hiperbólicos a 45 grados y con altura máxima sobre la portería de los polacos. En su primer gol mundialista se deshizo del mortero, de las bicicletas y optó por un remate preciso al palo izquierdo del arquero, un gol muy merecido y una celebración de locura.

El equipo, como en el mundial pasado, sigue demorándose en carburar, necesita todavía mucho tiempo para arrancar con fuerza. Esto hace que se pueda pensar hasta en un poemario, La soledad del Tigre, porque Falcao sí empieza a tope desde el principio. En varios pasajes se quedó solo con su empuje, literalmente como un tigre batiéndose por cualquier balón que llegara al área del equipo contrario. Solo cuando James, Cuadrado y Quintero prendieron el turbo, encontró la oportunidad perfecta para anotar un golazo propio de 9. Rugió el Tigre y los aficionados lo ovacionaron cantando el Seven Army Nation al coro de el ti gre Fal ca o, el ti gre Fal ca o. Emotivo.

Quien sí tuvo oportunidad de dejar varias delicadezas fue James, incluido su pase a Yerry Mina, que dejó al arquero abanicando la brisa mientras la clavaba en la red polaca. Las estadísticas dicen que con los pases de gol a Yerry Mina y Cuadrado, James ha participado en 10 de los últimos 14 goles de la Tricolor. Se espera entonces una marcación estricta de dos senegaleses al menos para romper ese ciclo vencedor.

A pesar de la victoria contundente, es prudente mantener los pies en la tierra: hasta el segundo gol, el partido estaba muy nivelado, y aún así, el 2-1 no se veía lejano. Ya el 3-0 sumió en una depresión profunda a los polacos, de esas que solo se superan a punta de vodka. A James le hace falta asumir los galones del 10, hacerse sentir con más autoridad no como mandón sino como estratega, el hombre que le debe marcar el paso al equipo. Resulta curioso que entrenen tanto los bailes para la celebración de los goles y no tengan memorizadas jugadas similares para destrozar las defensas contrarias.

El equipo dejó en todo caso buenas sensaciones y este jueves empieza la primera de las finales que le esperan: victoria o muerte.

Disfrutemos de una exquisitez polaca para los enamorados como homenaje al equipo que hemos enviado a casa: