Predicciones y perspectivas (1)

Esta mañana me levanté muy confiado a leer sobre la consagración apoteósica de D10S ayer con un triplete en EUA y me tuve que desayunar con la gota fría de que Messi renuncia a la selección argentina.

Sí, utópico lector, yo también guardé un minuto de silencio, no es fácil asimilar semejante anuncio. De entrada entendí que Argentina perdió, pero para semejante noticia, ¿por una goleada histórica similar a la que se ganó México? No, 0-0 y de nuevo definición de Copa por penalties, con la mala suerte para Argentina de que dos de sus jugadores erraron sus disparos: Messi y Biglia, pero mediáticamente el señalado es Messi.

Es absurda la presión a la que los argentinos someten al mejor jugador de la historia, ¿qué tal esta conclusión a manera de epitafio que aparece hoy en La Nación?

Messi, máximo goleador histórico de la selección argentina (55 goles), disputó los Mundiales de 2006, 2010 y 2014. Campeón sub 20 en 2005 y campeón olímpico en 2008, no logró conseguir títulos con la selección mayor.

Muy convenientemente olvida decir a cuántas finales llevó Messi a su selección.

En el taller de escultura tuvimos alguna vez a un modelo argentino. La profe muy emocionada dijo: “Daniel, puedes hablar español con él”. Argentina estaba pasando por un momento difícil, algo hablamos de ello y para cerrar con una nota positiva (aquella debilidad mía por los happy ends) le dije que Argentina tenía buenas opciones de ganar el Mundial: “Y bueno, a ver si al menos ganamos el Mundial para animarnos un poco”, fue su comentario. Es fácil imaginar la debacle emocional que espera con ese nivel de expectativa: al menos un mundial de fútbol para animarse un poco. Lo peor es que no se revisa la expectativa sino que se tiene a un astro como Messi a tiro para culparlo por la nueva frustración.

Hay una definición de narcisismo que viene muy bien al caso: “El narcisismo es el placer que se siente al vivir la ilusión de ser perfecto”, de Arnold Rothstein. La herida narcisista por su parte viene a ser todo aquello que atenta contra esa ilusión, la tozuda realidad principalmente. Messi es atacado porque no alcanza la perfección, los títulos con la selección mayor que clama La Nación, y deja abierta la herida narcisista que dice que los argentinos son buenos pero no los mejores. Por esto el budismo hace tanto énfasis en que la meta es el camino: hasta dónde hemos llegado con Messi, no ¿por qué no nos trajiste los títulos, boludo? Para rematar con el consabido Nunca serás tan grande como Maradona.

Evidentemente no hay ningún técnico ni seleccionador en el mundo que se pueda dar el lujo de no contar con Messi. Luis Enrique quiso tratarlo como un jugador más, ponerlo en su cintura y fracasó estrepitosamente: Messi lo puso en posición con su segundo triplete. Incluso Guardiola sabe muy bien hasta dónde puede llegar sin Messi. En los próximos meses vendrá una terapia de valoración de todo lo conseguido en la era Messi para motivarlo a participar en el mundial de Rusia. ¿Qué sería del Planeta Fútbol sin él?

Mucho ánimo Leo, sos el mejor.