Utopian Sniper (4). El héroe griego en la mira

Esta es una semana dolorosa para los cronistas utópicos. La Unión Europea, quizás el proyecto utópico más importante de los últimos 60 años, está a punto de ver cómo sale uno de sus miembros sin mayores expresiones de solidaridad de los otros Estados. Si Grecia sale, la Unión Monetaria Europea no corre ningún peligro, es la frase con la que Angela Merkel trata de tranquilizar a los mercados. Es lo que importa, que la unión monetaria no se resienta. Qué suceda con los 11 millones de griegos… fue su destino, cavaron su propia tumba, cometieron harakiri, según sentenció el francotirador neoliberal Vargas Llosa. De la utopía de una Unión solidaria entre sus pueblos es poco lo que queda después de la debacle en tiempo real griega.

No voy a desconocer la irresponsabilidad de los gobiernos griegos para gestionar sus recursos, para endeudarse ciegamente por cantidades exorbitantes y dilapidarlas sin ningún sentido de responsabilidad o futuro. En 2008 el banco ING me ofreció de la nada un préstamo por 150.000 euros con un interés poco amable. Por fortuna no necesitaba el dinero pero me sorprendió ver lo desesperados que estaban con tanto capital en sus bodegas: había que hacer que la gente se endeudara con ellos como fuera. Los griegos cayeron en esta trampa, sobre todo de los bancos alemanes y franceses, vino la crisis financiera y ya conocemos la historia: como los bancos no iban a perder su dinero lograron un paquete de rescate enorme para Grecia de tal manera que el mayor peso de la deuda pasara al fondo común europeo, ya no más a la banca privada. De los famosos 300 millardos de euros que tanto se cita que se le prestaron a Grecia para rescatarla, solo el 10% llegó a Grecia y no tuvo la inversión más ejemplar.

Por si fuera poco, la Troika sigue las recomendaciones de los expertos en desahucios para tratar de sacar sangre de las piedras, como dijo Willem Buiter, consejero económico del Citi Group. De hecho, no hay un solo economista destacado que esté de acuerdo con las medidas de la Troika: todos coinciden en que son un desastre y lo único que están logrando es condenar a Grecia a 30 años de pobreza, cuando menos. Esta semana, el mismo exdirector del FMI, Dominique Strauss-Kahn, aceptó los errores del Fondo en el manejo de la crisis griega y propuso una alternativa viable para que Grecia misma trate de salir del problema y pueda volver a crecer económicamente. ¿Por qué no se ensayan estas alternativas?

A esta debacle griega se suma la inexperiencia y amateurismo del gobierno de Siriza, para alegría de los francotiradores neoliberales. Me resultó penoso escuchar cómo un intelectual colombiano repetía en Atenas el discurso de Vargas Llosa y alertaba a los griegos sobre el riesgo del populismo, cuando precisamente el gobierno de Tsipras llegaba al poder porque el gobierno conservador de Antonis Samaras se declaró incapaz de seguir gestionando las reformas inmisericordes de la Troika.

Los francotiradores neoliberales olvidan el motivo de las elecciones de enero de este año para decir que el actual desastre es responsabilidad de la Izquierda. Siempre encuentran la forma de tener la razón. Incluso destacaban que era inaceptable tener a la oposición en la cárcel, cuando los líderes de Aurora Dorada están en ella por ser una organización criminal, sentenciada en 2012, 3 años antes de que llegara Siriza al poder. O de reprimir a la prensa opositora, cuando lo más sorprendente de un kiosko de revistas griego es el número de periódicos que hay: no menos de 13 diarios de todas las vertientes.

Lo que sí es innegable es que Tsipras y Varoufakis tenían varias cartas ganadoras en enero de este año y en seis meses han demostrado la falta de experiencia en el juego político. El puntillazo será el referéndum del domingo, cuando se espera que los griegos voten «Sí a Europa y al euro, No a Siriza y el dracma», mientras que el texto del referéndum era «Sí o no a las medidas de austeridad».  Varoufakis y Tsipras no se cansan de enfatizar que no quieren salir de Europa, pero Merkel & Co. les ganaron la mano ante la opinión pública.

De nuevo, lo más lamentable de toda esta situación es la falta de solidaridad general con los griegos. En el Norte lograron vender la imagen de que son unos perezosos que quieren vivir en la playa a costa de su dinero, una imagen completamente falsa. Cuando con un poco de voluntad política podría ensayarse otra fórmula que trate de dar resultados dado que las medidas de la Troika no los obtuvieron, lo que finalmente importa es que la unión monetaria no se ponga en riesgo. Si no es por solidaridad, al menos debería ser por costos: darle una mano a Grecia es muchísimo más barato que asumir las consecuencias del Grexit. Cuánto daño hacen esos francotiradores neoliberales y sus sicarios de bolsillo: vigilan que su utopía sea la única posible.