Operación Jaque Mate

Me estoy preparando para leer el libro La batalla por la paz, del expresidente Santos, el también exministro de Uribe que nos quiso vender la Operación Jaque como el logro máximo de la inteligencia militar colombiana. Jaque fue descrita en el libro Operación Jaque. La verdadera historia, del periodista Juan Carlos Torres, con prólogo de Santos. En este libro se encuentran los vacíos y contradicciones que dan origen a concebir la Operación Jaque como Operación Conejo.

Veo todavía los Acuerdos de paz firmados con las Farc como la Operación Jaque Mate de Santos, como la tercera fase de la Operación Conejo –y que personalmente no me molesta en absoluto, la cortina de humo de las Farc debía disiparse desde hacía mucho tiempo. Lo que me interesa en particular es ver cómo el sistema político colombiano, el statu quo, logra mantenerse en el poder con los mismos cimientos del modelo que heredamos desde la Colonia y la Independencia a punto de celebrar sus 200 años de existencia.

De la experiencia de los diálogos del Caguán conocimos mejor la estructura interna del Secretariado de las Farc. Supimos que el ala fuerte (militarista) estaba conformada por Tirofijo, Raúl Reyes y Alfonso Cano. Hasta ese momento, la incapacidad del Estado colombiano para tocar el Secretariado les daba un aura de invencibilidad. Con los avances tecnológicos en la industria militar, fue cuestión de tiempo dar de baja a Reyes y Cano, los dos últimos grandes obstáculos que quedaban para buscar de nuevo una solución del conflicto armado a través del diálogo.

La Operación Jaque también contribuyó a este debilitamiento de la posición militarista de las Farc. Me pregunto entonces si en algún momento utilizó el gobierno colombiano las imágenes satelitales que se mencionan en los libros sobre Ingrid Betancur, en los cuales se sabía con precisión su ubicación, al igual que la de Reyes en el sur del país, y Márquez y Timochenko en Venezuela. Para el Secretariado tuvo que ser evidente que la guerra armada estaba perdida y que su propia supervivencia, después de la experiencia de Reyes y Cano, pasaba por la transición de las Farc a la vida política colombiana. ¿Qué más tiene que contar el expresidente Santos al respecto? (Sigue leyendo »»)

De Ana a Ama (un poema en mi inbox)

1.

Memoria de mis putas tristes y la inédita En agosto nos vemos son las dos únicas novelas desafortunadas en el canon de García Márquez. Tengo la hipótesis personal de que la crítica que le hizo Enrique Krauze desde la revista Vuelta reseñando Del amor y otros demonios fue un punto de quiebra en la literatura de GGM. Krauze lo acusó de seguir repitiéndose, de explotar su fórmula del realismo mágico una vez más con los elefantes que enhebran agujas, los mismos viejos trucos con distinto traje de su obra anterior. Pasaron diez años entre esa novela y Memoria, en la que GGM parecía querer rebatir la crítica de Krauze con una novela despejada de los “juegos pirotécnicos” del realismo mágico, solo dejando aquellos indispensables que continuaban siendo un guiño al lector en tono de humor.

Cuando a García Márquez se le preguntó por el plural del título porque en realidad la novela trata sobre la relación entre Emilio Echavarría y la virgen adolescente Delgadina, señaló que tenía otras historias paralelas en mente pero ya por entonces estaba luchando contra la enfermedad; no había tiempo de elaborar más memorias. Sucedió igual con su autobiografía, que estaba planeada para constar de tres tomos y solo pudo terminar el primero, una obra esencial, pero se quedaron sin hacer el segundo, sobre su tiempo indocumentado en Europa, y el tercero, con perfiles de gente sobresaliente que había conocido en su vida; dejó algunos invaluables en la revista Cambio, como los de Clinton y Chávez. (Sigue leyendo »»)

Una carta al pasado

Hay que reconocerle al presidente mexicano López Obrador su talento para el ataque sorpresa. Se sacó una carta que remueve siglos de historia de la manga. La he pensado desde varios puntos de vista y me sigue pareciendo absurda, más aún cuando el EZLN, la única guerrilla indígena de América Latina (en Colombia el Quintín Lame se desmovilizó a la par con el M-19), la ha desestimado por oportunista y extemporánea.

Este año celebraremos en Colombia doscientos años de “independencia”. Valga el entrecomillado, porque lo que hemos logrado en ese período, a grandes rasgos, es mantener la estructura racista, clasista y de castas heredadas de España. Ser blanco era un privilegio tal que obligaba al trato de don y doña, además de no tener que pagar impuestos; luego los criollos y mestizos, que podían disfrutar de ciertos privilegios de los nobles, y que a la postre terminaron liderando la independencia. Seguían los indios y los esclavos.

Cuando estudiaba Ciencia Política, cuando estudiábamos a Colombia y las teorías de Estado, siempre me intrigaba ese desfase entre la teoría y la realidad. Casi nada encajaba. Hablábamos de separación de poderes, incluso llegamos a estudiar los problemas que enfrentaba el Estado de Bienestar, algo totalmente desconocido en Colombia más allá de la teoría. Nunca dedicamos tiempo a estudiar o profundizar las estructuras políticas legadas por la corona española y cómo han logrado mantenerse hasta nuestros días. Sí, tenemos separación de poderes, elecciones democráticas, voto para hombres y mujeres, una Constitución pluriétnica y multicultural, pero la estructura de poder se sigue asemejando más a la legada por la Corona que a la de una nación-Estado. Elaborar todo esto da para una monografía de grado y es una tarea agradecida porque ayuda bastante para saber en dónde estamos parados.

La condición de los pueblos indígenas y las comunidades afrodescendientes son una buena medida de qué tanto hemos avanzado en ese proceso de independencia, si hemos logrado una sociedad igualitaria libre de las cadenas opresoras de las fuerzas dominantes. Al igual que la condición de los incipientes o inexistentes partidos políticos, los encargados de dar una visión y de ayudar a cultivar una identidad más allá del mito fundacional de la independencia. ¿Cuál será el balance?

¡Manos a la cabeza!

Jugué basket casi todos los días (salvo los sábados y vacaciones) durante 15 años seguidos. Nunca alcancé un nivel como para presentarme siquiera a la Liga de Bogotá, sin embargo, me quedaron muchos momentos memorables. Esta mañana recuerdo una jugada que había visualizado; un domingo se dio la oportunidad de hacerla, justo para terminar un partido, y dije «esta jugada no vuelvo a repetirla en dos años». Me equivoqué: no la volví a repetir en toda mi vida.

El domingo pasado Messi dio un nuevo recital de fútbol. Se sabía que sería un partido complicado, el Betis es el otro equipo que comparte la filosofía del tikitiki en la Liga, había derrotado al Barça 3-4 en Barcelona, pero el Barça está en una racha increíble. El Betis jugó muy bien, pero como dijo un aficionado bético, Messi estaba en el campo. Hoy el Planeta Fútbol está en la tarea por saber qué nombre darle al tercer gol de Messi: no es propiamente una vaselina (esta es para juego corto), se asemeja más a un Panenka desde fuera del área. (Sigue leyendo »»)

En el psicólogo (fragmento de sesión de Stéphane Halleux)

Escultura Batman de Stéphane Halleux | Absolute Art Gallery (Bruselas) | Curadora: Simone Wohnhaas

—Psicólogo: Hábleme un poco más sobre su aversión a analizar su propia obra, ¿desde cuándo siente usted esta angustia?

—Halleux: Hmm…

—Desde la infancia entonces. ¿Qué oficio ejercían sus padres?

—Hmm… Mis padres eran maestros. Mi padre enseñaba francés. Ahora que lo pienso, ellos corregían sistemáticamente cualquier error gramatical que yo cometía… De solo recordarlo me siento asfixiado, como si una enorme tentáculo me agarrara por el cuello…

UN enorme tentáculo, se dice UN enorme tentáculo…