Encuentros

Me encontré con esta reflexión del maestro Tsuyoshi Yamamoto el pasado 14 de octubre:

Un barco no puede moverse sin agua

Pero si entra agua al barco, se hunde.

Debes saber cómo usarlo.

Me trajo un instante filosófico que tuve hace muchísimos años, cuando trabajaba como asistente de jardinería en la pequeña empresa de mis tías. Leía por esa época el I Ching. El jardín en el que estábamos trabajando era el de una hacienda a las afueras de Bogotá. En los momentos de descanso, rodeado por la naturaleza y muy cerca de la imponente cordillera, era inevitable sentir cómo muchas de las reflexiones del Libro de las Mutaciones estaban inspiradas en esa realidad. (Sigue leyendo »»)

Diálogos imposibles, 2

Como si la entrada de ayer hubiese sido el abrebocas para mi propio diálogo imposible: se me apareció D10S en el sueño. Esta mañana soñé que estaba en París en el vestuario dialogando con Messi y me soltaba una noticia que era bomba mundial: «Me voy a retirar del PSG, terminaré de manera unilateral el contrato, no me encuentro en este equipo».

No puedo contar íntegramente mi sueño por simple pudor, hablaba como un seguidor más en el templo. «Pero Leo, es una decisión muy apresurada, a pesar de que seas D10S eres humano, es imposible adaptarse a un nuevo país, nueva ciudad, nuevo equipo y una nueva liga en cuestión de tres meses, más las lesiones, el desgaste de la Copa América, la clasificación al mundial de 2022» y seguía la retahíla. Incluso recordé la frase que siempre le doy a los viajeros nóveles que me encuentro en el camino: «Los primeros seis meses son los más difíciles, de ahí en adelante solo te queda disfrutar la experiencia». Nada, la frustración de Messi era mayor que cualquier clamor. (Sigue leyendo »»)

Diálogos imposibles

Me comparte J. una anécdota de Picasso: su amigo Vázquez de Sola, gran ilustrador, lo visitó en su estudio de París y Picasso le comentó que se le había aparecido la Virgen. Vázquez de Sola le preguntó: «Después de haber pasado por tu casa, ¿sigue siendo virgen?». Picasso se disgustó levemente y lo calificó de blasfemo. La broma es muy buena, pero lo que más me llama la atención es el fenómeno de la aparición de la Virgen.

Ha habido varias apariciones célebres, y lo que me he preguntado siempre es si la Virgen habla español o francés para comunicarse con sus interlocutores, porque hasta donde sabemos estos no hablaban hebreo antiguo.

Es una peculiaridad original de la iglesia católica, pues no hemos escuchado a nadie a quien se le haya aparecido Platón, Cervantes, Nietzsche o Einstein. Incluso si a un español o griego contemporáneos se les aparecieran sus compatriotas escritor o filósofo tendría grandes dificultades para entenderlo. Entro en pánico de imaginar que se me aparece Nietzsche y me dice un aforismo que revolucionará la filosofía contemporánea pero que no entiendo porque lo dice en alemán. Aunque bueno, con un poco de recursividad quizás lograría hacerle entender que espere y hacemos un Instagram Live para que pueda compartirlo con la humanidad. (Sigue leyendo »»)

Parásitos (2)

El Excel. Me sorprende que aún no sea un sustantivo reconocido por la RAE. Pásame un Excel con los datos; Te envié un Excel con la lista de pasajeros; Esa tabla está en un Excel; etc. etc. etc. Un amigo tenía un Excel donde registraba la correspondencia simultánea que llevaba con 30 mujeres. Años después me enteré por Twitter de que no era un caso único, que había otro hombre con el mismo nivel de organización, que llevaba un Excel con el conteo de mujeres con las que se había acostado.

El uso más infame que he escuchado es sin duda el de Samuel Moreno cuando asumió la Alcaldía de Bogotá: el mismo día en que tomó posesión abrió un Excel en el que tenía los 36 puestos claves de la Alcaldía donde debía tomar control para asaltar su presupuesto y hacerse millonario. Una falta total de escrúpulos, si bien hay que reconocerle que conocía muy bien la institución a la que llegaba. Fue en cierta manera el predecesor del Profesor en La casa de papel.

Qué diferencia con ese quijote que fue Belisario Betancur, que antes de asumir la presidencia de Colombia, viajó a Grecia para caminar por la Acrópolis, el ágora, las calles de Plaka, tras los pasos de los antiguos filósofos griegos para llevar a Colombia por el sendero de la democracia. Samuel Moreno llegó, a su manera, muy bien preparado para la Alcaldía de Bogotá también: desenfundó su Excel ante sus secuaces, les explicó el plan, procedió a nombrarlos y manos al billete. Una estampa de la corrupción nacional difícil de superar.

Esta semana salta otro Excel a la historia de la infamia. Triste de reseñar. Es como una de esas historias en las que uno se entera de que un amigo cercano, o amiga, estaba metida en chancucos en la prestigiosa institución donde trabajaba. Incredulidad total, pero fue así. El escritor colombiano Nahum Montt, nombrado director de la oficina del Fondo de Cultura Económica en Colombia, llegó también con su Excel preparado a la dirección del Fondo, con planes muy claros de cómo sacar beneficio del cargo. En todo caso, no a la escala de Samuel Moreno, si bien con metodología similar. Probablemente esa diferencia de escala sea la que lo salvará de la cárcel. (Sigue leyendo »»)

Parásitos (1)

Hay películas que logran hablarle a mi inconsciente en maneras del todo incomprensibles para mí. Nunca he visto la película IT, por ejemplo, solo los cortos y el fenómeno que se derivó de los payasos siniestros (creepy clowns) que aparecen en medio de la nada. De vez en cuando tengo alucinaciones en las que, cuando estoy lavando la vajilla, veo a un payaso mirándome a los ojos con un globo rojo en la mano afuera en la terraza. A veces me lo encuentro en el jardín cuando cierro las persianas.

Parásitos me encantó, un guion maravilloso. Una de tantas noches en las que he tenido que trasnochar últimamente (y por las cuales tengo descuidada esta bitácora), me sorprendí cuando encendí la luz de la cocina y temí que me iba a encontrar a un huésped inesperado comiendo en la mesa del centro. Me pareció absurdo porque no tenemos sótano (que sepamos todavía), pero el mensaje o el temor le llegó a mi inconsciente. Ahí estaba, lo descubrí de espaldas. Vi cómo se giraba y me saludaba. Era yo vestido con camiseta blanca y bata. Era ese parásito que fagocita la cocina a las dos de la mañana.