Oferta de trabajo

Hoy me encontré una de las ofertas de trabajo más originales del mercado. Estuve revisando el código del nuevo portal del NRC y esto fue lo que encontré:

nrc vacatuur

NRC busca para contratar de inmediato a un experimentado desarrollador de back-end.

Me imagino que el candidato que diga cómo se enteró de la oferta recibirá puntos extra. Genial.

Los gatos y sus artistas

Artists and their cats

Artists and their cats

Anoche de visita por la feria del libro de Amberes me encontré con varios libros que harán las delicias de los lectores utópicos amantes de los gatos (lectoras en especial). Uno de ellos me sorprendió por su portada antropocéntrica: Artists and their Cats, que trae una fotografía de Dalí con Babou, su ocelote colombiano. ¿Ocelote colombiano? Así es. Por esas cosas del realismo mágico me vine a enterar de este dato gracias a F. (griega), quien agregó que parecía que había sido un regalo de un presidente colombiano en los sesenta. Difícil imaginar a uno de los miembros de la Junta Militar regalándole un ocelote a Dalí, de pronto una excentricidad más de León Valencia, pero perfectamente también pudo ser adquirido por un traficante de animales; con Colombia nunca se sabe.

En un texto dedicado a Babou, Daisy Woodward apoya la hipótesis del jefe de Estado:

Dali acquired his ocelot in the 1960s (allegedly from the Colombian Head of State), and for a time it was seen to accompany him, on a leash and stone studded collar, almost everywhere he went.

He de decir que fue F. quien me hizo caer en cuenta del carácter antropocéntrico de la portada. Como buena amante de los gatos, me dijo que en realidad el libro debería de titularse Los gatos y sus artistas, pues ellos son quienes influyen en sus obras. “¿Quién crees que diseñó y acicalaba el bigote de Dalí?”, me preguntó ella.

Babou acicalando el bigote de Dalí

Babou acicalando el bigote de Dalí

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El seductor dopado

1.

Había un embaucador en el barrio que nos vendía las cosas más absurdas. Una vez nos dijo que había conseguido unos fósforos de los Estados Unidos con los cuales se podía ver el diablo. Para darle credibilidad a sus engaños, sobornaba a dos de sus amigos para que corroboraran sus historias: “Sí, lo vimos la otra noche, la cara roja y hasta llamas de fuego en la espalda”. Un amigo que casi siempre se dejaba impresionar por estos cuentos me convenció de que pagáramos los 5 pesos que nos pedía a cambio de una sesión para ver el diablo. El embaucador nos encerró en el cuarto de mi amigo, pidió que cerrara las cortinas pues necesitábamos oscuridad absoluta. Nos hizo prometer que jamás revelaríamos el secreto, solo podíamos confirmar que habíamos visto al diablo.

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De la serie Revelaciones dramáticas presentamos: Adaptación sociológica

Me enteré ayer de que Ian Thorpe salió del closet. Lo que me impactó de la noticia fue lo que destacó The Guardian:

The revelations are dramatic particularly because Thorpe has always vehemently denied rumours of his homosexuality. In his own autobiography This Is Me, published in 2012, the swimmer said that he found questions about his sexuality hurtful, writing: "For the record, I am not gay and all my sexual experiences have been straight. I'm attracted to women, I love children and aspire to have a family one day … I know what it's like to grow up and be told what your sexuality is, then realising that it's not the full reality. I was accused of being gay before I knew who I was.''

Que la gente salga del closet no tiene nada de dramático. Sí lo es en cambio la presión por negar la propia condición para aparentar ser lo que no se es. El año pasado sí que tuve una revelación dramática que diría The Guardian. O mejor, dos.

La primera fue mi encuentro con mi amiga M en Barcelona. Ambos estábamos de paso por la ciudad y me invitó a cenar a uno de mis restaurantes preferidos, Can Cortada, para contarme una noticia especial: “estoy enamorada”.

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Mentalidad victoriosa

Esta noche me juego el tercer lugar en Don Ballon. No sé si habrá premio para el tercero, solo sé que lo prefiero a ser el cuarto. Kees y Jan nos han dado sopa y seco. Christien, Levi, Lex, Gaby o Joram pueden quitarme el tercer lugar. Anoche hice un sondeo con 15 amigos futboleros para consultarles el resultado. Oí de todo, no me siento mejor ubicado. A todos los tanteé con el resultado que me dictaba mi intuición: 4-1 a favor de Alemania. Un amigo me dijo que le parecía muy arriesgado, que mejor le fuera al 4-0. C. me recordó a la niña más linda del curso en octavo: Victoria Eugenia Roldán. “Desde entonces siempre voy por el que gane, por el que alcance (l)a Victoria”. La evidencia de cómo esos mensajes inconscientes alteran una vida es que C. me hablaba desde su finca en La Victoria, Caldas.

A mí la verdad me tiene absolutamente sin cuidado quien gane esta noche, lo único que me importa es adivinar quién ganará para obtener al menos esos dos puntos y confiar en que ninguno de los otros adivine el resultado. Si C. le va siempre a Victoria, yo estoy siempre por la belleza: que gane el que sea, pero que el partido sea un partidazo. Otro somnífero Argentina vs Nederlandia no por favor. Mi única gran duda es si aparecerá o no Lionel Messi: me traiciona ese mismo amor por la belleza, guardo la esperanza de ver al menos otro gol inolvidable de él o brillantes asistencias. Lo que sea, pero que aparezca.

Mi pitonisa que parece que viene del futuro (ha adivinado todos los partidos sobre los cuales le he preguntado el resultado) dice que Argentina perderá en el extratiempo luego de empatar 2-2. Le haré caso: apostaré por el 3-2 a favor de Alemania. “¿Crees que será un partidazo?”, le pregunto esperanzado: “¿Partidazo? No he visto ningún partidazo en este mundial” (la verdad es que tiende a dormirlos todos). Si fuera colombiana me habría respondido: “El único partidazo en este mundial es James: 23 años, bonito, goleador, millonario y con un brillante futuro”. Me entrego a la lógica: 5 goles en un partido tiene que ser un partidazo. Veremos.