Con el anuncio del fin del conflicto armado ayer en Colombia la Bitácora Utópica abre una sección para acompañar esta nueva fase del proceso. Empecemos por felicitar a los equipos negociadores: el arte de la Utopía se basa en la selección del mejor escenario posible y este es el que ambos equipos han alcanzado. Ahora se abre el debate que siempre acompaña a todo planteamiento utópico: ¿será alcanzable?
En este primer análisis imaginemos el primer no: el 2 de octubre, fecha señalada para el plebiscito, los colombianos le dicen no al acuerdo. ¿Qué sucedería?
Como descubrió el joven Stephen Dedalus, la palabra Irlanda representa una cosa para su padre y otra para él. Igual sucede en Colombia con la palabra pueblo: es una cosa para las Farc, otra para el Estado. Y como sucederá también con el no. El discurso vencedor del sí obviamente dirá que el pueblo ha escogido el nuevo camino y ambos conceptos de pueblo podrán caminar juntos. Pero si el resultado es el no veremos de nuevo las diferencias en el concepto de pueblo de las partes. Para empezar, las Farc dirán que han sido los tentáculos de la plutocracia los que han derrotado a la voz del pueblo otra vez; el Estado hablará del triunfo de los enemigos de la paz, etc.
¿Qué haría las Farc en ese escenario? Uno pensaría que honraría las siglas EP y comprendería que esa P le está diciendo que no más E y es mejor entregarse. Pero con el grado de estulticia que ha demostrado a lo largo de su historia, en especial en las últimas tres décadas, perfectamente puede decir que el no es un mandato del pueblo a seguir luchando, que el pueblo le exige precisamente no entregar las armas, no bajar los brazos y las banderas para tomarse el poder y seguir trabajando por la sociedad justa que desea –cualesquiera que sean las definiciones de justicia y trabajo en el lenguaje de las Farc. (Sigue leyendo »»)