María Cervantes

En esta nueva entrega de la serie Échale salsita vale la pena apropiarse de la famosa frase de Dumas Cherchez la femme, pues como el título de la canción lo indica sin duda alguna, fue una mujer la que inspiró a Norosvaldo Morales Sanabria (más conocido como Noro Morales) la composición de este clásico de la música caribeña, la pianista, cantante y compositora cubana María Cervantes.

Hacer la selección a partir de la versión original de Morales no ha sido fácil, mal contadas encontré más de 200 versiones (y las que me faltaron); partiremos de la versión original del compositor boricua e iremos echándole salsita in crescendo hasta llegar a las versiones de salsa dura. Gran parte de la magia de esta canción es que, de alguna manera, siempre encuentra un referente en la vida de quien la escucha. Aquí vamos:
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Réquiem por una araña

Máquina de escribir

A veces me atacan extraños momentos filosóficos, momentos en los que se produce una súbita pausa, ataca el instante filosófico y luego sigo con lo que estaba haciendo. Como esta mañana en la ducha: entré a bañarme y sin darme cuenta atrapé a una araña en un remolino de agua.
En lugar de tratar de rescatarla me atacó el momento filosófico. Me hablaba de lo frágil que es la vida, como la de esta araña que salió en la mañana a trabajar o pasear, se despidió quizás de su familia con la promesa de conseguir alimento y, sin darse cuenta, de la nada la atrapó un inesperado remolino que se la llevó por el alcantarillado. Si sobrevive su vida habrá cambiado por completo, probablemente jamás volverá a ver a los suyos, todo en menos de 5 segundos.
Vi cómo el agua se la llevaba por el agujero negro del sifón. Allí termina la fragilidad -seguía el momento filosófico- mientras veía mis dos pies en la tierra. ¿Con qué cara le digo «go with the flow, es la era de la modernidad líquida», a ella, la tejedora de redes? ¿Se trata acaso de una señal de nuestro tiempo? Silencio.
Con la araña se fue el momento filosófico y seguí con mi ducha. Raros esos ataques. Pobre araña, extraña mensajera.

El Boogaloo, historia de un homicidio musical

Después de disfrutar de esta excelente crónica de Oliver Wang en The Guardian vi el maravilloso documental We Like it Like That, que reseña el nacimiento y caída del boogaloo… ¿Caída u homicidio? En la Bitácora Utópica hemos registrado varias formas del asesinato como una de las bellas artes no contempladas por De Quincey. Hoy podemos agregar una nueva: el asesinato musical.

Como narra el documental, en los años sesenta los reyes del mambo eran Tito Puente, Eddie Palmieri y Machito. De súbito Joe Bataan, Pete Rodríguez, Johnny Colón empezaron a surgir como estrellas musicales con su recién creado boogaloo. El artículo de Wang hace un excelente recorrido musical también por esta historia.

Lo que nos deja fríos como espectadores es ver la conspiración que tuvo lugar para acabar con estas jóvenes estrellas. De hecho, ahora que empiezo a detallar la escena del crimen, me doy cuenta de que podría incurrir en un spoiler sin quererlo. Así que solo me queda recomendar el artículo de Wang y el documental para aclarar el misterio. Hora y media de emoción intensa garantizada.

El misterio que sí parece aclarar es el del coro en Eso se baila así, el clásico de Héctor y Willie Colón, donde cantan Boogaloo no va conmigo, que tú lo quieres vacilar ¡vete pa’llá! una frase que nunca —quizás hasta hoy— había podido entender precisamente en ese boogaloo:

httpa://www.youtube.com/watch?v=xwOdPM0y-Mc

La duda de incluirlo en las formas artísticas de De Quincey se encuentra en su renacimiento en los últimos años. Lo que sí deja mal sabor de boca fue el destino que corrió Pete Rodriguez, alquimista de música adoptado por la industria farmacéutica: ahí queda eso.

httpa://www.youtube.com/watch?v=MenOmqIBmIM

 

El origen de los apuntes y el efecto Ramsey

De niño me causaba mucha curiosidad descubrir el origen de los chistes. En mi familia paterna se celebraba siempre el apunte, que en bogotano se define como una salida cómica e ingeniosa. Era común que en las charlas familiares se mencionara un apunte, o que en las telefónicas mi papá se despidiera —mucho antes que Steve Jobs— con un “ah, antes de despedirnos, un apunte”. ¿De dónde vendrían los apuntes?

Alguna vez pensé que de la improvisación: si empezaba a contar un cuento inventado, de pronto en algún momento aparecería un apunte. Así que en una visita dominical a mi abuelo paterno me animé a compartir un apunte. Empecé a contar una historia de un incendio y los bomberos que pasaban por cualquier cantidad de percances, tantos que cuando llegaban a apagar el incendio este ya había terminado. Mi familia se cansó a la mitad de la lista de los percances, el niño no iba a ninguna parte, y decidieron todos sincronizarse con mi abuelo para terminar la historia con una sonora carcajada y sacarme del apuro. En mi honestidad infantil no comprendía por qué se reían si ni siquiera había terminado el chiste y el apunte no había aparecido por ningún lado, me había mamado gallo.

Si en mi familia bogotana con su sobria compostura se celebraba el apunte, en mi familia materna paisa lo que contaba era el chiste que producía carcajadas estruendosas. Antes de que llegara el anglicismo del Stand-up comedy ya se celebraban por todo el país los chistes de Montecristo y la Nena Jiménez, entre otros. Recuerdo ferias de pueblo donde vi los primeros culebreros y a artistas callejeros que montaban números completos escenificando Yo soy el aventurero, de Antonio Aguilar:

httpa://www.youtube.com/watch?v=Ua4GzgdwAC8

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A través de la frontera (1)

Como desde hace ya varios años se celebra en Holanda en abril el mes de la filosofía. La mayoría de las librerías dedican sus mostradores y vitrinas a libros filosóficos. En esta ocasión el tema general es A través de la frontera (Over de grens). El plan era ir con A. al Café Filosófico de Haarlem (Filosofisch Café Haarlem) a escuchar la charla de la filósofa Carolien van Bergen, A través de la frontera: la filosofía de viaje, que también es el título del libro que publicó en 2005. A. quería aprovechar la oportunidad para que Van Bergen se lo firmara, pues la influyó (quizás demasiado) en los viajes que ha hecho después de leerlo. Un fragmento de la contraportada:

Al viajar se cruzan todas las fronteras. Eres otra persona, comes diferente, los demás te miran de otro modo. Experimentas cosas que no son normales para ti. Tomas conciencia de quién eres y de cómo estás en la vida. Descubres que puedes cambiar, que puedes desplazar tus fronteras.

Rara vez viajamos del todo sin prejuicios. Seguimos las huellas de peregrinos, aventureros o científicos. Es una tendencia que vuelve en el turista moderno: es el peregrino que se busca a sí mismo o el aventurero que quiere explorar el terreno desconocido.

Este fragmento me hizo pensar en Las voces de Marrakesh, de Canetti, uno de los libros fetiche con los que siempre viajo; logra de cierta manera abstraer la experiencia de Canetti en ese viaje por la ciudad marroquí. Creo que es a este libro que le debo mi sueño frecuente de levantarme en un hotel que no sé en dónde está pero que creo que es Marrakesh.

Le digo a A. que por eso prefiero la literatura a la filosofía: me gusta saborear la experiencia vivida; las malas novelas, las de laboratorio, son las que nacen de abstracciones sin mayor conexión con la experiencia del autor o autora. Pero me gustan las preguntas de Van Bergen, es innegable que cada viaje puede tener esa dimensión filosófica que menciona, ese viaje por la vida que no durará para la mayoría más de cien años.

Es fácil para Holanda cultivar viajeros: el país tan pequeño y plano invita a atravesar las fronteras. Son también viajeros muy bien preparados, saben observar y adaptarse a las nuevas circunstancias que encuentran. Estaban todos los ingredientes dados para una buena noche, salvo por Bruno… (Sigue leyendo »»)