No con mis impuestos

Vuelve un nuevo episodio de las trampas de la memoria. Me parece recordar que leí esta frase por primera vez en el artículo de un activista estadounidense protestando por la inminente invasión de Irak por allá en 2003. Aunque no me sorprendería que algún inglés la haya pronunciado un par de siglos antes. Me gustó como un acto de rebeldía ciudadana, de recuperación de la dignidad del individuo frente a los abusos del Estado, similar al No en mi nombre. Pero con la discusión sobre el tercer paquete de rescate a Grecia me empezó a fastidiar sobremanera.

Se estima que la mitad de los holandeses andan felices con esta frase para oponerse al paquete de rescate. La escuché en más de un debate televisivo: «no más apoyo al régimen corrupto, clientelista y despilfarrador de los griegos, al menos no con mis impuestos». En realidad no había mucho que debatir: la política internacional neerlandesa se rige por el viento en estas situaciones de crisis. Si todos los países votan a favor, como lo han hecho con Alemania a la cabeza, Holanda no será la voz discordante. (Sigue leyendo »»)

Las trampas de la memoria

Creo que alguna vez leí una novela con este título. Si no, es un ejemplo perfecto del título. Esta semana pasaron de visita un par de amigos en su tour maratónico por Europa: 18 ciudades en 30 días. Recordé el chiste de otra pareja de viajeros: uno de ellos se asoma a la ventana del hotel, pregunta “¿qué día es hoy?”, ella responde: “Miércoles”, “¡ah, entonces esto debe ser Budapest!”, exclama él. Pasa todo tan rápido que no se alcanza a saborear nada. El único fin de estos viajes quizás sea hacer un inventario de lo que realmente vale la pena visitar.

Les comentaba la invitación que me hizo F. a un restaurante con dos estrellas Michelin (se ganó la invitación para dos personas en el bazar de la ONG en la que participa). Mis amigos me preguntaron que qué tal el restaurante. Les dije que había sido una experiencia inolvidable, pero cuando quise detallar el menú, solo recordé tres de los siete platos. De regreso a casa busqué en mi diario si tenía el listado de los platos, pero no lo anoté sencillamente porque creí que sería inolvidable. (Sigue leyendo »»)

Cuando vuelva a tu lado

Hoy ampliamos un poco más la serie Échale salsita para arrancar no de un son sino de un bolero. Ahora que Donald Trump está desenmascarando cuán arraigada está la xenofobia en los EUA, vale hacerle un pequeño homenaje a la mexicana María Joaquina de la Portilla Torres, más conocida como María Grever. Migró muy joven a los Estados Unidos y nos dejó un catálogo de más de 800 boleros, muchos de ellos compuestos en Nueva York, ciudad donde finalmente murió. Dentro de su catálogo musical se destaca el bolero Cuando vuelva a tu lado. Empezaremos con la versión de Libertad Lamarque para echarle salsita de jazz latino y terminar con la delicia de Alfredo Rodríguez. Enjoy pals!

 

 

 

Medicina alternativa

De la serie Échale salsita hoy presentamos una nueva variante, la dimensión curativa del son. No será un canto a Babalú o San Lázaro, sino a Dundunbanza, el dios yoruba de la confusión: «Dundunbanza, ¿quién te mandó? Dundunbanza, ¡embrómate ahora!».

Como siempre, empezamos con la versión original del maestro Arsenio Rodríguez y en esta ocasión no le echaremos salsita sino bastante son con Sierra Maestra, ¡a bailar, soneros!

¿Qué pasa con Woody Allen?

Hace un mes, en una noche de viernes o sábado, pensaba que qué rico sería ir al cine al aire libre a ver una película de Woody Allen. Ayer se hizo realidad ese día: fuimos a ver Irrational Man. Las apuestas ahora están divididas 50-50 sobre si será una buena película de Allen o no. En la escala de 1 a Midnight in Paris (o cualquiera de las excelentes de WA), Irrational Man merece un 1. A Joaquin Phoenix le asigna la difícil tarea de representar a un profesor de filosofía interesantísimo y carismático, un hombre por el que suspiran todas las mujeres de la facultad, que ha devenido en un escéptico depresivo. En las clases no se deja ver ningún rasgo de la genialidad del personaje, WA se encarga de mostrar la filosofía como el arte de la masturbación verbal y no pasa de ahí (tengo que recordar los textos de mi ratoncito plagiador ufanándose de su consagración al onanismo).

La cura que encuentra el personaje de la película no tiene credibilidad alguna: matar a una mala persona para hacer del mundo un lugar infinitesimalmente mejor. Por más que WA quiera mostrar la crisis performativa entre lo que piensa un posdoctor en filosofía con lo que hace, no convence la motivación o sentido que le da a su vida el personaje. Una pérdida de tiempo total. Me quedé frustrado de que me salté el postre en la cena para llegar a tiempo a la película.
Desde que WA empezó a cultivar su leyenda u objetivo de hacer una película por año el resultado es decepcionante. Sus últimas películas son flojas, borradores sin terminar que no alcanzan la excelencia y el placer al que nos ha llevado. Sería ideal que ensayara a hacer una excelente película cada 2 o 3 años. Su actual marca es una fórmula para la frustración.