El becerro de oro, versión Trump

Mientras ardía Notre Dame, Trump propuso una solución genial y sencilla: «¿Por qué no lanzan agua desde helicópteros? Apagarían el incendio más rápido». El jefe de bomberos de París tuvo que explicar que de hacer eso colapsaría la Catedral. Una solución propia de quien pensó que el problema de la inmigración ilegal a EUA se solucionaría con un muro a lo largo de la frontera con México. Hoy empieza su mandato con un nuevo batallón de medidas similares.

Es sabida la adoración de gran parte de la sociedad estadounidense por el dinero. Aventuro que muchos revierten de autoridad a Trump porque posee una fortuna milmillonaria, la constancia más evidente de que sabe de lo que habla. Veo a esos votantes como adoradores del becerro de oro, de ese dios que aparece en la Biblia forjado con el oro de los israelitas, aupado por empresarios multimillonarios que han hecho su fortuna con la innovación digital y hoy ven con temor como TikTok les quita clientes; en la nueva economía de la atención esto es una afrenta y su nuevo dios promete repararla.

Escucho en muchos medios ecos del mismo temor que preocupaba en Colombia con la llegada de Petro al poder. Hoy nos dicen que Trump trae caos e incertidumbre. Ciertamente, con sus soluciones rápidas y geniales hará colapsar más de una estructura, especialmente diplomática internacional, ¿pero dejará escuela? Es la misma pregunta que se puede hacer con Petro. Dirigentes tan personalistas pocas veces logran dejar escuela o un grupo de personas que puedan continuar con su trabajo e ideas. Ni siquiera dentro del mismo partido Republicano aparece un sucesor que dé continuidad a Trump.

Vuelvo de nuevo al cuento de Kafka De la construcción de la muralla china, una belleza de relato donde nos cuenta que los arquitectos de la muralla sabían que no verían terminada su obra, pero la diseñaban pensando en las generaciones futuras. Ahí está la clave de la actual expansión china: Xi puede no ser el líder más carismático, pero tiene claro su papel y no necesita el espectáculo rimbombante de la posesión de Trump.

¿Qué quedó de su primer mandato? Mucha publicidad inflada sobre su gestión, un país terriblemente polarizado, el espectáculo de la toma del Capitolio y la constatación de que los adoradores del becerro de oro seguirán adorándolo hasta que sientan la furia divina. Mientras, en Europa, sigue calando el discurso de la ultraderecha y no faltarán las voces que empiecen a decir que la democracia está agotada y que el modelo chino es el que se debe seguir. Maduro, al menos a su manera, está convencido de ello.

Make America Great Again, me temo, pasará a la historia como otra utopía fracasada, no será más que el eslogan que acompaña la foto del nuevo becerro de oro.

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