Esta es una entrada feliz, utópico lector, porque se encuentran tres series de la Bitácora Utópica: Typewriter, Échale salsita y Cómo se compone un son.
Empecé la serie Typewriter para contar los instantes filosóficos que a veces me atacan. Me doy cuenta de que la mayoría de los ataques suceden mientras me ducho, en contraste con los baños de burbujas en la tina, cuando aparecen imágenes y sensaciones mucho más agradables, quizás por el estado de relajación. De pronto debería cambiar el nombre de la serie a uno que describa mejor esos momentos de contacto con el agua sin llegar a caer en discursos de la modernidad líquida. Como descubrí que le sucedía a Jimmy Sabater, quien narra así este episodio para la serie Cómo se compone un son refiriéndose a cómo compuso Salchicha con huevos:
“Es que la compuse en el inodoro de donde vivo, aquí en mi casa”, dice el cantante y timbalero sin reparos. “Yo digo que el baño es mi oficina, porque es donde compongo… y donde me salen bien las cosas”, agrega, para soltar luego una risa inmensa. “Tengo incluso un teléfono allí; pero si estoy inspirado, escribiendo algo, no lo contesto. No necesito ningún instrumento, sino que le dicto las ideas a una grabadora y después las musicalizo con quien quiero que haga los arreglos. (Fuente)
Nabokov también escribió varias novelas sentado en la taza. Contaba en sus memorias que vivía con su esposa y su hijo en un apartamento tan pequeño cuando eran jóvenes que tuvo que improvisar un escritorio en el baño. Lo ocupaba en la noche, cerraba la puerta para no molestar con la luz del bombillo a la esposa, ponía una tabla sobre sus piernas que le servía como escritorio y se lanzaba a escribir.
No sé las circunstancias de Jimmy Sabater, de pronto había más baños en su casa para que él pudiera encerrarse en el suyo sin que nadie lo molestara. El caso de Nabokov es una prueba más de su extraordinaria disciplina y dedicación con su obra.
La festividad de Sabater al hablar sobre el tiempo en su oficina nos ayuda a comprender tanto la diferencia entre la obra de ambos como las coincidencias, entre ellas, sus regalos prodigiosos.
Aunque el ritmo ya existía, fue un tema de Sabater el que primero llevó el nombre del nuevo género: Salsa y bembé. Y aquí se da el encuentro con la serie Échale salsita, disfrutemos: