La construcción es la que lo ha hecho un hombre Forbes. Pero su fuerte es la deconstrucción. Anoche perdió el Real Madrid ante el Barça pero lo hizo dejando cierto buen sabor. No fue como esas derrotas ante el Barça de Guardiola que sumían al madridismo en honda depresión. Al ver el mediocentro del Madrid (Modric, Kroos, Isco, y James en la grada) se notan las horas de Florentino deconstruyendo al Barça de Guardiola, qué tienen ellos que no tenemos nosotros. Y ahora tiene un mediocampo de lujo, jugadores que pueden armar juego. Hoy estará de nuevo Florentino, cual doctor Victor Frankenstein de regreso en su laboratorio, preguntándose que con Casillas, Navas, Ramos, Marcelo, Varane, Pepe, Kroos, Modric, James, Isco, la BBC, ¿qué más hace falta para batir de una vez por todas al Barcelona?
La faceta deconstruccionista de Florentino estaba bien oculta tras su gigantesca empresa de construcción, ACS, y ese capítulo oscuro cuando le entregó al gañán de Mourinho los mandos del Madrid. Fue una medida propia del desespero de no saber qué más hacer para acabar con la dominación del Barça de Guardiola. “Yo sé cómo hacerle esa vuelta, jefe”, le dijo el técnico portugués y Pérez compró sus servicios. Mourinho cumplió con su palabra, a costa de metamorfosesar el madridismo en mandrilismo. Con Mourinho, Florentino nos dejó ver su faceta de Mr. Hyde. ¿Cómo después de ver que Pepe y Mourinho pisaban al rival en el piso pudo decir que eran fieles representantes del madridismo?
Pepe recuerda a todos esos jóvenes recién graduados que entran a trabajar en una empresa y tienen que pasar por el rito de iniciación de las prácticas corruptas de sus jefes, “porque así es la vida y, además, todos lo hacen”. Mourinho lo convirtió en su brazo armado y le enseñó todo un repertorio de prácticas sucias. Cuando finalmente despertó y rechazó la bestia en la que se había convertido, sufrió el desprecio de Mourinho, ese inolvidable “el problema de Pepe se llama Varane, no es fácil para un hombre de 31 años ser atropellado por uno de 19”. La otra gran herida en el madridismo que dejó Mourinho y aún no termina de sanar del todo fue el quiebre de Casillas, el pendón del madridismo durante 10 años.
Florentino contempló el paisaje después de la batalla y debió de sentirse como Pirro. La liga de los récords pero con un equipo que no juega a nada y más antimadridista que nunca. Cocinó la contratación de Ancelotti y finalmente se puede ver una sonrisa en el particular dr. Frankenstein español. Porque la gran lección que deja la derrota de anoche del Madrid es el secreto mejor guardado del corazón de Florentino: años deconstruyendo (analítica y físicamente) al Barcelona de Guardiola, admirando en secreto su forma de jugar, se descubre que la motivación de todo su trabajo armando las piezas de su Prometeo posmoderno, es lograr un equipo que enamore. ¿Habrá finalidad utópica más bella? Hoy puede decirse sin tapujos: Florentino Pérez, o el último romántico.
Sin embargo, la rosa aparecerá cuando esos tres bastiones del madridismo, Raúl, Butragueño y Zidane puedan tener su propia masía y entrenar una camada que juegue al fútbol como sabía hacerlo el Madrid. Porque sin la rosa en el corazón la creatura no es nada.