Bullying

He leído en varios artículos de psicología recientes sobre bullying y los daños asociados. Bullying es el equivalente a montársela a otra persona. Aún no hay un acuerdo sobre la mejor  traducción. Para mi sorpresa encontré que el Merriam-Webster remite a una palabra holandesa en la etimología de Bully (el montadorcito), pero en Holanda se utiliza Pesten para decir bullying. Se me ocurre sugerir torear como traducción. El bullying y el torear a una persona tienen mucha relación: se provoca a una persona hasta ponerla de mal genio o llevarla contra las tablas. De hecho es una expresión conocida, torear a alguien. Con esta asociación, los aficionados y fanáticos del toreo podrían entender con claridad por qué es tan brutal esa afición: provocar a un animal para lucimiento del torero y deleite del público. Encuentro similitudes con las peleas de gallos y perros. El humor bogotano tiene mucho de la provocación al toro, de picar a alguien para molestarlo. Alguien alguna vez me contó que una o dos semanas antes del 9 de abril del 48, en la Santamaría el público se abalanzó sobre el toro para descuartizarlo. Hay quien ve la legendaria batalla contra el dragón, contra los temores psicológicos, versión española, en el toreo. Hay quienes han retratado la fuerza del animal luchando por su supervivencia, son muchas las imágenes que nos ha legado el toreo. No faltará quien proponga como alternativa al bullying aprender a torear, a hacer verónicas largas a tanto torito suelto que anda por ahí, o a los mismos bullies.

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