Últimos coletazos

Nunca imaginé que celebraría la condescendencia de la élite bogotana con los resentidos, pero debo aceptar que me alegra que en esta ocasión sirva para desarmar a las Farc. Obviamente no oculto mi antipatía por esta guerrilla retrógrada. Hasta los diálogos de Tlaxcala aún me parecía importante que alguien asentara que la situación del país no está bien y que le dé voz a los más desfavorecidos por el statu quo. A la decepción de Tlaxcala con las exigencias absurdas de las Farc le siguió el fracaso estruendoso e injustificado de los diálogos de San Vicente del Caguán más de una década después, todo por la agenda doble que tenía las Farc (y que Fidel Castro hizo pública en su La paz en Colombia). La mejor oportunidad hasta entonces fue totalmente despilfarrada por ese divorcio entre la fantasía y la realidad, entre la creencia de que la toma militar sería posible y la realidad que demostraba lo contrario.

El hombre encargado de darles el golpe final es el mismo que los azotó con la Operación Conejo, más conocida como Operación Jaque. En un gesto de simpática semiótica, las Farc decidieron hacer un acto político en febrero de este año en Conejo, en La Guajira, como diciendo que ellas saben a qué juega Santos y advirtiendo que también están en capacidad de hacer lo mismo, como lo demuestra la experiencia de los diálogos de Tlaxcala y el Caguán. Pero el juego está llegando a su final.

En las últimas tres décadas las Farc ha demostrado que su principal relevancia política es el conflicto armado, el terrorismo, el narcotráfico, la extorsión y el secuestro. Activos políticos que solo le ha servido para entrar en la lista de organizaciones terroristas del mundo y dilatar los cambios políticos que necesita Colombia, pues cualquier semilla socialdemócrata es fumigada como aliada del comunismo fariano. De resto, las Farc poco más tiene que aportar al panorama político colombiano. Las casas de apuestas pueden abrirse a la pregunta de cuánto durará las Farc como partido político: ¿6 meses, uno, dos o tres años? (Sigue leyendo »»)

Morning

Hoy la serie Échale salsita está dedicada a uno de los clásicos del jazz latino: Morning, del compositor estadounidense Clare Fischer, su obra más reconocida en su extensa colección musical. Todo buen concierto de jazz latino debe terminar, ineluctablemente, en una gran fiesta de salsa. Los de Clare Fisher son la excepción a la regla y por eso es necesario echarles salsita.

Empecemos por la versión original de Fischer en este duo de piano con Bert van den Brink e iremos, como ya es tradición, in crescendo:

Sigamos con esta versión en vivo de Tito Puente con los solos sabrosos del flautista Mario Rivera y nada más ni nada menos que un jovencísimo Michel Camilo al piano on fire:

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Nostalgia por un alquimista

Máquina de escribir

Esta mañana, cuando regaba las plantas de albahaca, volvió a atacarme otro instante filosófico. Pensaba en la genialidad de elaborar pesto a partir de esta planta. Aunque he investigado todo lo que he podido aún no he encontrado el momento de la epifanía -o «Aha! moment» como lo llaman en la cultura anglosajona-, que literalmente debió de ser una experiencia exquisita.
¿Por qué no hay rastros del espíritu de ese o esa alquimista que convirtió la hoja de albahaca en pesto en los entrenadores de fútbol actuales de la Eurocopa? ¿Por qué no se ve a ninguno experimentando algún sabor nuevo? ¿Por qué no hay un juego elaborado como la maceración de la albahaca con el ajo, los piñones y las nueces para lograr algo de gran sabor? ¿Por qué se impone el modelo McDonalds? ¿Dónde está Messi?
Mi sobrinita me dijo que el amor sí es eterno porque pasa de una generación a otra, así nunca muere. Que el espíritu del inventor del pesto acompañe al nuevo entrenador de Brasil: el Planeta Fútbol necesita urgentemente un alquimista de este talante.
Concentré mi atención en las hojas de albahaca y se fue el instante filosófico. No puedo casi esperar a triturar estas hojitas y degustar un delicioso pesto a la genovesa. Sigan creciendo así de bonitas.

Campana Tin Tin Ton

Hace un tiempo, una estudiante de psicoanálisis bogotana me introdujo al clásico El negro mambí, del Conjunto Batiri de Antar Dali. Escuchémoslo para entrar en esta nueva entrega de la serie Échale salsita:

El mismo conjunto tiene un tema que dio origen a uno de los grandes clásicos de la salsa, Campana mayoral. Escuchemos primero la versión del Conjunto Batiri, Tin Tin Ton:

En 1977 José Mangual Jr. publicó su Tributo a Chano Pozo, que traía entre tantos éxitos el Campanero, tema obligado en cualquier templo de la salsa dura en América Latina:

Y luego lo arregló con violines para dar origen a la Campana mayoral:

Aquí están los ingredientes para una buena salsa y una buena noche de viernes, disfruten lectores utópicos.

La alegoría de la caverna: orígenes.

Máquina de escribir

Me volvió a atacar un momento filosófico. Después de que me operaron de la miopía (gracias de nuevo, doctor Naranjo), quedé con un maravilloso 20/20 pero también con hipersensibilidad a la luz.
Me compré unas gafas de sol muy sofisticadas para dar la mayor protección posible a los ojos, pero se desbarataron muy rápido.
Pensé que al llegar a Grecia me compraría un nuevo par en cualquier esquina. Subestimé el sol griego: es fuertísimo. Al salir del metro me dejó completamente ciego. Ni aun cerrando los párpados podía evitar la sensación de que me los quemaba.
Fue entonces cuando me atacó el momento filosófico: “Este fue el sol que inspiró la alegoría de la caverna a Platón”. Recordé el entusiasmo de mi profesora Diana Uribe cuando nos la contaba en el colegio, como también lo exagerado que me pareció, incluso hasta brutal, eso de obligar al esclavo a mirar el sol de frente. Si aquí anunciaba Platón la defensa y el destino de Sócrates, creía que había motivos para sancionarlo por ese acto barbárico, así fuese en nombre de la verdad.
Pero hoy comprendí que no era necesario mirar directamente al sol para ser enceguecido por él; bastaba con salir de la caverna del metro a pleno mediodía.
Como contaba, pensé que esa sensación fue la que ocasionó la epifanía de Platón, la que le dijo que esa luz era la metáfora perfecta para explicar su teoría de la verdad, una sensación compartida por todos que les haría entender fácilmente sus ideas.
De existir entonces, ¿habría utilizado las gafas de sol como metáfora de la filosofía, de esos lentes oscuros con los cuales explorar la verdad?
El momento filosófico pasó y yo me compré unas gafas de sol de cinco euros. Empecé a bailar con los Van Van “Ya empezó la fiesta” y puse rumbo a Pláka.