Lluvia o Agua que cae del cielo

A pesar de que la serie Échale salsita es en esencia un homenaje a la música cubana tuve hace poco un debate con un amigo cubano que insistía en que la salsa no existe, que es puro son cubano. Bueno, aquí le comparto otro ejercicio de cómo se le echa salsita a un son con el superclásico Agua que cae del cielo de Son 14, en la voz del gran Tiburón Morales:

El gran Willie Rosario le pidió al maestro Adalberto Álvarez, compositor del tema, un arreglo para su banda. El maestro Álvarez le echó bastante salsita y este es el resultado, Lluvia:

Entonces, sí, la salsa le debe casi todo al son, pero es otra cosa, tiene sus propios ingredientes y sonoridad. Qué duda queda de que un maestro cubano puede hacer son cubano y gran salsa. Difícil escoger entre ambas versiones.

Allegria (2)

En la última entrega de la serie Échale salsita quedó abierta la pregunta de si el autor del arreglo había sido Papo Lucca o no. Le hice esta pregunta al maestro, profesor de piano y amigo Sergio Martínez. Su respuesta es exquisita y me siento tremendamente feliz de poder compartirla con los lectores utópicos de esta humilde bitácora. A Sergio muchas gracias de nuevo y ¡un gran abrazo!

Dice Sergio:

Apenas esta tarde me senté a hacer este pequeño análisis: ¿fue Papo Lucca quien escribió el arreglo de Allegria del álbum Guasasa? Confieso que para el reto que me propuso Daniel Ramos, amigo a la distancia en torno a la música, me bastó con revisar los créditos de discogs.com para confirmar lo que pensé desde el primer momento: ese arreglo no lo habría escrito Papo Lucca jamás de los jamases. Sin embargo quiero aportar este pequeño análisis al que Daniel ha tenido la amabilidad de invitarme.

Guasasa (1989) es una especie de segunda entrega de California Jam (1980). En California, Los Seis de la Fania reunidos iban a cumplir con un compromiso profesional, la grabación de un disco crossover que bien pudiera ser la banda sonora de un consultorio odontológico, pero por azar del destino y por fortuna, ese día el productor se enfermó y Los Seis quedaron a sus anchas grabando sendas invenciones que hicieron ahí mismo, sin preparar nada. El resultado: una de las grandes joyas del sello Fania y uno de los más queridos trabajos del Caribe latino para quienes amamos esta desbordada creación que transita entre la salsa y el latin jazz. (Sigue leyendo »»)

Allegria

Hoy la serie Échale salsita trae un tema de los Gipsy Kings al cual la Fania All Stars le echó una salsita deliciosa. Pero antes una historia.

En un reto salsero en Twitter de hace ya unos años, uno de los desafíos era mencionar una canción que a todo el mundo le gustara pero a mí no. Mi elección fue fácil: Pedro Navaja. Y acertada: las reacciones airadas ya anunciaban la cultura de la cancelación, que cómo a alguien que le gusta la salsa no le gusta Pedro Navaja, que es uno de los emblemas sagrados de la salsa, uno de los pináculos de la cultura latina, etc. etc. etc.

Me llamó mucho la atención la primera vez que la escuché en la radio. Íbamos en el Fiat Mirafiori de una pareja de tíos que no llegaban todavía a la treintena. Vivían a plenitud el período más glorioso de la salsa. De hecho mi tía era conocida por la coreografía que hacia de la canción, vestida con gabán y sombrero de ala ancha, creo que hasta con palillo en los dientes, y movimientos de salsa dura. Fue la primera vez que vi un cómic hecho realidad, más allá del Batman o Superman que mostraban en la tele. (Sigue leyendo »»)

Isora Club

Hoy, en la serie Échale salsita, traemos como siempre un superclásico de la música cubana: Isora Club, un danzón compuesto por Coralia López y difundido por su hermano, el gran Israel Cachao López. Todo club social que se respetara en Cuba debía tener una canción que lo representara (de ahí el afamado Club Social de Buenavista), y en su época el Isora Club no era menos, como lo describe esta exquisita crónica de Rosa Marquetti Torres en su bitácora Desmemoriados.

Seguiremos el orden de versiones detallado por Rosa. Empezamos entonces con la primera versión grabada, la de Cachao, por allá a finales de los cincuenta:

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Energía salsera

Hoy traigo para la serie Échale salsita una anécdota que viví hace poco con un melómano alemán en un matrimonio. Después de que reconocimos pasiones por Bach, Pärt y Glass entre otros, me preguntó qué era lo especial que en mi opinión tenía la salsa, porque él había intentado conectarse con la música pero no lo había logrado. Como salsófilo consumado, como paseante desde hace décadas de todo un continente incógnito para mi interlocutor, ¿por dónde empezar a responderle?

Lo primero que recordé fue la escena final de la bellísima película de Ridley Scott 1492 Conquista del Paraíso, cuando Diego, uno de los hijos del Almirante, le pregunta lo mismo a su padre: ¿cuál es tu primer recuerdo? Scott, ese maestro del detalle en el cine, termina su película con la gota de tinta que cae sobre el papel de la pluma del hijo esperando la respuesta del padre.

Ese fue el tiempo que me tomó tratar de elaborar la respuesta a la pregunta. Me hizo también pensar en el privilegio que fue nacer en la tierra de García Márquez, de haber vivido muchos veranos de mi infancia en la finca de mis abuelos, donde imperaba el olor de la guayaba. Cuánto pesar siento por todos los europeos que han muerto o vivirán sin conocerlo; con todo, es más complejo explicar la emoción por la salsa que el olor de la guayaba. Pero me lancé a intentarlo. (Sigue leyendo »»)