Me dice en un trino LS que lo mío es anunciar muertes porque le compartí la mala noticia del fallecimiento de Toots Thielemans. Obviamente no tendré que informarla sobre el mazazo de la muerte de uno de los ídolos de la música latinoamericana ayer. Dejo un par de notas de recuerdo para compartir con los utópicos lectores de esta bitácora.
1. Toots
Me cuenta mi hermana que las estaciones del metro de Bruselas interpretaron la música de Toots Thielemans todo el día. Un bello homenaje de su ciudad al hombre que le dio un registro único a la armónica en el jazz. A Toots lo escuché por primera vez siguiendo la obra de Bill Evans. En uno de sus álbumes estaba la interpretación de Bluesette en conjunto con su compositor e intérprete en la armónica.
Me familiaricé con su obra y coleccioné varios de sus discos, en especial el que grabó con Chet Baker y el trío de Ake Johansson. Luego tuve la oportunidad de escucharlo en vivo en el North Sea Jazz Festival y casi que puedo recordar todo el concierto en vivo. Me gustó en especial su sencillez, que en el fondo era lo que cantaba y contaba con su armónica. Una historia que no tiene sucesor visible en el jazz. Murió de 94 años, porque nadie es eterno, nos recordó su manager.