Obscenidades líricas

Marcaría con la lectura de Kundera, a mis 22 años, el inicio de mi vida adulta, una nueva afección del síndrome de don Quijote motivada por esa celebración de la vida libre e independiente que hace el escritor checo, esa apertura al mundo donde no existen los padres y se camina por la vida por sí mismo. Era además muy emocionante compartir fragmentos de las novelas con C. en Guarinocito. Cuántas horas de risas no le debo a Kundera. La vida está en otra parte fue la tercera o cuarta novela que leí de él, creo que debió de ser la primera, el retrato del adolescente que termina naufragando en el líquido amniótico para saltar a la superficie como un hombre adulto. Ayer que leí este tweet de Jodorowsky pensé cómo es de poderoso ese líquido amniótico:

Cuando leí las reflexiones de Kundera contra el lirismo sentí un gran placer. Alguien verbalizaba con gran ironía todo aquello que me molestaba de esa sensiblería sin sentido. Ya de niño era una obscenidad lírica escuchar a Sabú cantando Manda rosas a Sandra, una de las canciones preferidas de mi mamá. Desde entonces me viene el mal hábito de decir cuán mal me cae cierta música sin tener la mínima consideración de que a otra persona le puede gustar mucho y se puede sentir incómoda por mi comentario. Trato de controlarme, pero todavía me pasa. Como esta mañana, cuando por esa crisis informativa que produce el verano en Europa y EUA, los periódicos están llenos de cualquier cantidad de rellenos. El de hoy era que Laura Pausini mostró sus partes íntimas en un concierto.

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Catarsis ante el espejo

Leí una entrevista con Benicio del Toro que me gustó mucho. Dos cosas que destaco: su visión de Hollywood y su camino hacia la actuación. De Hollywood dice:

[…] la idea de construir un mundo para hacer cine, eso es brillante […] Yo flipo. Y además ofrece tantas posibilidades. Que quieres hacer una película de los años veinte y se enteran, te lo preparan, pum, para reflejarlo en el cine. Un cine que ha enseñado, consolado, entretenido, evadido… No se puede decir que todo haya sido perfecto, como en la vida, pero hay que trabajar con eso y adaptarse hasta con la gente que no tiene la misma idea que tú respecto a lo que debemos hacer, a la calidad o no, pero eso no desmerece todo aquello. Creer en una idea o trabajar para conseguirla.

Un lugar que desde cierta perspectiva podría llamarse Utopía, donde todo lo que se imagine es posible. Sobre su camino a la actuación:

¿Pasó mucho tiempo desde entonces para entender que quería ser actor? No, había una lógica. En la corta vida que tenía, yo había visto cosas, mucho, había pasado por muchas cosas, situaciones, eso junto a que me interesaba el arte, ser consciente de la expresión, que si hacía una línea de una manera decía algo, y de otra, lo contrario, que elegir un color ya era un discurso, esa conciencia de que yo buscaba expresarme, por ahí, me llevó hacia ese camino. Todas las artes se conectan, ah. Yo quería decir algo. De alguna manera u otra. Los actores que a mí me gustan dicen algo.

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De la serie Revelaciones dramáticas presentamos: Adaptación sociológica

Me enteré ayer de que Ian Thorpe salió del closet. Lo que me impactó de la noticia fue lo que destacó The Guardian:

The revelations are dramatic particularly because Thorpe has always vehemently denied rumours of his homosexuality. In his own autobiography This Is Me, published in 2012, the swimmer said that he found questions about his sexuality hurtful, writing: "For the record, I am not gay and all my sexual experiences have been straight. I'm attracted to women, I love children and aspire to have a family one day … I know what it's like to grow up and be told what your sexuality is, then realising that it's not the full reality. I was accused of being gay before I knew who I was.''

Que la gente salga del closet no tiene nada de dramático. Sí lo es en cambio la presión por negar la propia condición para aparentar ser lo que no se es. El año pasado sí que tuve una revelación dramática que diría The Guardian. O mejor, dos.

La primera fue mi encuentro con mi amiga M en Barcelona. Ambos estábamos de paso por la ciudad y me invitó a cenar a uno de mis restaurantes preferidos, Can Cortada, para contarme una noticia especial: “estoy enamorada”.

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Mentalidad victoriosa

Esta noche me juego el tercer lugar en Don Ballon. No sé si habrá premio para el tercero, solo sé que lo prefiero a ser el cuarto. Kees y Jan nos han dado sopa y seco. Christien, Levi, Lex, Gaby o Joram pueden quitarme el tercer lugar. Anoche hice un sondeo con 15 amigos futboleros para consultarles el resultado. Oí de todo, no me siento mejor ubicado. A todos los tanteé con el resultado que me dictaba mi intuición: 4-1 a favor de Alemania. Un amigo me dijo que le parecía muy arriesgado, que mejor le fuera al 4-0. C. me recordó a la niña más linda del curso en octavo: Victoria Eugenia Roldán. “Desde entonces siempre voy por el que gane, por el que alcance (l)a Victoria”. La evidencia de cómo esos mensajes inconscientes alteran una vida es que C. me hablaba desde su finca en La Victoria, Caldas.

A mí la verdad me tiene absolutamente sin cuidado quien gane esta noche, lo único que me importa es adivinar quién ganará para obtener al menos esos dos puntos y confiar en que ninguno de los otros adivine el resultado. Si C. le va siempre a Victoria, yo estoy siempre por la belleza: que gane el que sea, pero que el partido sea un partidazo. Otro somnífero Argentina vs Nederlandia no por favor. Mi única gran duda es si aparecerá o no Lionel Messi: me traiciona ese mismo amor por la belleza, guardo la esperanza de ver al menos otro gol inolvidable de él o brillantes asistencias. Lo que sea, pero que aparezca.

Mi pitonisa que parece que viene del futuro (ha adivinado todos los partidos sobre los cuales le he preguntado el resultado) dice que Argentina perderá en el extratiempo luego de empatar 2-2. Le haré caso: apostaré por el 3-2 a favor de Alemania. “¿Crees que será un partidazo?”, le pregunto esperanzado: “¿Partidazo? No he visto ningún partidazo en este mundial” (la verdad es que tiende a dormirlos todos). Si fuera colombiana me habría respondido: “El único partidazo en este mundial es James: 23 años, bonito, goleador, millonario y con un brillante futuro”. Me entrego a la lógica: 5 goles en un partido tiene que ser un partidazo. Veremos.

Versatilidad

Esta mañana de verano busqué el programa de flamenco de la Javeriana y me encontré con uno de homenaje a los Carrangueros de Ráquira. Vi el paisaje montañoso de mi amado Monguí, la sensación del musgo de 7 colores húmedo en mis manos, los campesinos con la piel cobriza de cultivar papa bajo el sol y la gran sorpresa de que desde el ascenso hasta la casa más alejada en el camino, Boyacá ha sido tomada por el vallenato. El ascenso con Juan Florencio a la nariz del diablo para mostrarnos la curvatura de la tierra, el paisaje silvestre del páramo reservado para los caminantes que aman la naturaleza. Ya sé que mi primer viaje cuando regrese de visita a Colombia será una caminata Monguí-Laguna de Tota.

 

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