Debilidades académicas (2). Disparos en las piernas

Ya pasó el alboroto sobre el Nobel a Dylan. Aun así, salvo una amable excepción, he recibido comentarios un pelín agresivos sobre la entrada que escribí al respecto. Sigo pensando que el premio se debió a un miembro de la Academia sueca que no pudo escapar a los cantos de sirena de Dylan. En el entretiempo he tratado de leer otras de sus canciones y al parecer la diosa Fortuna sigue sin apiadarse de mí. Al contrario, me ha hecho pensar que gran parte del debate se debe al juicio vago que emitió la Academia para premiar a Dylan:

Por haber creado una nueva expresión poética dentro de la gran tradición americana de la canción.

Sin elaborar más a qué se refiere exactamente con lo de nueva expresión o en mostrar los caminos que abrió en la tradición estadounidense. Me parece que con este criterio la Academia se pegó varios tiros en las piernas. A la extensa lista de autores que fallecieron sin haber recibido el Premio que merecían de sobra, se deben de agregar ahora todos los poetas que han cantado sus letras que no fueron considerados siquiera por la Academia.

Solo en el ámbito latinoamericano podemos citar a todos aquellos que contribuyeron al desarrollo del bolero, el tango, el son cubano, la salsa y un extensísimo etcétera. Si mencionaban que Dylan escribió más de 500 canciones como justificación de que su obra es voluminosa, Maria Grever escribió más de 800 o los gigantes César Portillo de la Luz o Tite Curet Alonso con más de 2.000 temas. Sin hablar de que crearon nuevos y auténticos géneros musicales que recorren todavía al mundo. ¿Por qué no aparece Willie Colón en la lista de candidatos? Su colección de grandes éxitos encaja perfectamente en el criterio ganador de la Academia sueca, pero probablemente el académico que hizo la campaña por Dylan no tiene oído para la salsa o el bolero o los considera géneros menores. Con ese criterio clasifican también el reggaetón y la bachata: basta con ir a una noche de rumba latina en Estocolmo para escucharlos. Si Bob Dylan se pregunta qué se siente ser una piedra rodante sin casa, Omega comparte inquietudes similares en Cuando mires que el mundo se te cae encima, en el que todo en la vida gira, como una piedra rodante.

El mismo reclamo lo puede hacer más de la mitad de países del mundo. ¿Por qué escogieron a Dylan sobre los demás? Su Nobel expele en suma cierto tufillo de favoritismo por el mundo anglosajón. Alguna vez, un documentalista ignorante no incluyó a América Latina en su trabajo sobre la historia de las civilizaciones porque América Latina no había aportado nada significativo a la Humanidad. Carlos Fuentes, otro merecedor del Nobel que tampoco lo ganó, escribió El espejo enterrado como respuesta, destacando todo el legado del subcontinente americano –si bien no dedicó el espacio y atención que merece el amplísimo legado de nuestra música. ¿Cuántos Nobel se ha perdido América Latina por esta falta de traducción de sus grandes poetas musicales? Si la vara es Dylan, incontables.

Cantemos: