Ensayé cinco nuevas rutas y en una de ellas me encontré con varios fósiles humanos. Volví a esconderme para escuchar la conversación de los campesinos pero ya solamente mencionaban un fantasma que se estaba robando los huertos, la leche y asustaba a los niños. ¿Cómo diablos puede creer esta gente que existen fantasmas en pleno siglo XXI? Hice un último intento por presentarme como un viajero casual que caminaba de manera espontánea por su vereda y fue en vano. Empezaron a lanzarme piedras, los niños a llorar, las antorchas, los gritos de «a la laguna, a la laguna» y a correr de nuevo.
Mi plan ahora es crear un gran incendio en una de las casas camino a Pascua para distraerlos y colármeles hacia Montegat. Voy a hacer eso esta noche.