El mejor acuerdo posible (4). El eterno retorno (y las firmas que faltan)

Tirofijo contaba que él se hizo guerrillero porque antes había sido bandolero liberal, se acogió a la amnistía decretada por Rojas Pinilla, amnistía que fue revisada por Lleras Camargo en 1959. Esta decisión no le dejó más alternativa que huir al monte con 40 compañeros más a fundar años después las Farc. Desde entonces Tirofijo desconfiaba de los acuerdos con el Estado, una lección que acompaña la historia de las Farc. La oposición más fuerte al actual Acuerdo viene de parte de ese hombre capaz de modificar articulitos de la Constitución Nacional. ¿Qué garantía tiene las Farc de que el Acuerdo no será revisado en un futuro por el Congreso?

En 1990 García Márquez decía que el Acuerdo de Sometimiento a la Justicia que promovía Gaviria para lograr la rendición de Escobar era un triunfo de la inteligencia sobre la barbarie: “Con unas firmas se acaba de un plumazo con el narcoterrorismo”, decía. El Acuerdo se firmó, Escobar veraneó algunos meses en La Catedral y el desenlace lo conocemos todos. De La Calle en su discurso leyó con su voz en negrilla no repetición: la importancia de que las Farc no vuelvan a las armas. El acuerdo no informa sobre la composición actual de las Farc: ¿cuáles son sus recursos? ¿cómo saber o garantizar que los va a entregar todos para reparar a las víctimas? Con la desconfianza histórica de las Farc con el Estado, ¿hay motivos válidos para pensar que no guardarán ases bajo la manga, que al cabo de unos años diga que el Estado incumplió el Acuerdo y no les queda más remedio que volver a las montañas como le tocó a Tirofijo?

El Frente Primero informa que no se va a desmovilizar. ¿Cómo afecta esta decisión al Acuerdo? ¿Cómo va a manejar Timochenko esta insubordinación? ¿Tendrá que vivir el país con el fantasma de una puerta giratoria a la cual los exguerrilleros pueden volver a la vida armada o pasar a una zona de concentración? ¿Desvinculará Timochenko ese Frente rebelde de las Farc y observará cómo las Fuerzas Armadas se lanzan a acabarlo (si pueden)?

¿Qué opinan los cacaos, los dueños de los principales medios de comunicación en Colombia? Las Farc tiene un largo rabo de paja que en cualquier momento puede ser encendido por estos medios, provocando la indignación, antipatía o franco rechazo a las Farc. Con los medios en contra no hay pedagogía del proceso que pueda triunfar.

El Acuerdo está siendo promovido por su punto más fuerte: el cese del fuego y la entrega de armas. ¿Quién puede negar su beneficio? Sin embargo, sin el compromiso de las principales fuerzas del poder en Colombia (que, seamos sinceros, no se limitan a la masa de votantes que sustenta la democracia y votará el plebiscito) no hay garantía de que no habrá nuevos alzados en armas.

El Acuerdo dice que después del plebiscito se convocarán «a todas las fuerzas vivas del país a concertar un gran Acuerdo Político Nacional». La pregunta obvia es: ¿por qué no convocarlo antes del plebiscito? Es la única forma de lograr el compromiso de todas las partes por el Acuerdo, que todas se sientan implicadas en lo firmado por todas las fuerzas vivas, no por el Gobierno y las Farc en La Habana. Sin duda tomaría más tiempo, pero ¿cuál es el afán? Sin este consenso nacional previo las condiciones para el eterno retorno de la violencia armada seguirán ahí.

Timochenko anunció con orgullo que la siguiente Conferencia Nacional de las Farc, la décima, será pública y medios de todo el mundo podrán asistir a ella: ¿por qué no se convocó antes de la firma del Acuerdo? Así habría podido prevenir o negociar la insubordinación del Frente Primero, el posible efecto dominó en otros frentes o el consenso general de todos los frentes: ¿a qué se está comprometiendo sin esta discusión previa? ¿tiene la capacidad para hacerlos marchar a todos en la misma dirección sí o no?

La Mesa de Negociación cocinó el mejor acuerdo posible, pero es posible que se les queme en la puerta del horno por precipitarse a forzar a la gente a que se lo coma sí o no, sin preocuparse mayor cosa por quiénes son los demás comensales en la mesa y qué otros platos hay que digerir antes. Salvo una victoria por knock-out del Sí, el futuro del Acuerdo no se ve muy factible que digamos.