En los ochenta Jaime Bateman enunció el gran aporte de Colombia a la ciencia política, la gastropoliteia, cuyo enunciado principal era que para firmar la paz en Colombia era necesario conformar el gran sancocho nacional: sentar en una misma mesa a Turbay Ayala, Luis Carlos Galán, el M-19, Pastrana, Gómez Hurtado, etc. para discutir a fondo los grandes problemas del país. No son pocos quienes han visto en la gastropoliteia el origen de la Constitución del 91, que empieza por reconocer en sus primeras líneas el carácter pluralista de la sociedad.
Humberto de La Calle, the man of the hour como dirían los estadounidenses, sigue atrapado en su síndrome de La Habana, con remembranzas del bipartidismo atávico de la democracia nacional, y repite con convicción que el Acuerdo es entre el Gobierno y la guerrilla. Como si la C-91 no hubiera ayudado a superar el modelo bipartidista bipolar. La misma bipolaridad nacional que niega todas las variantes genéticas para terminar imponiendo como únicamente válidas las combinaciones XX y XY, negando todas las demás variantes existentes y de ahí su pánico ante la ideología de género. La exclusión en Colombia se extiende por muchos terrenos.
El No del plebiscito es una invitación a retomar el gran sancocho nacional: no es posible la paz solamente entre el gobierno y la guerrilla, como querrían las Farc y De la Calle, sino que se deben de integrar todas las fuerzas políticas en la discusión del Acuerdo, sea para agregar o quitar algunos párrafos del mismo, porque la gran noticia es que todas las partes, por muy opuestas que estén entre sí, quieren llegar a un acuerdo para el fin del conflicto y, más importante aún, para abrir el espacio político a las Farc, que es en últimas el corazón de la negociación –no el cese del fuego, ni el fin del conflicto ni la dejación de las armas, todas sobrentendidas con la inclusión de las Farc en la democracia colombiana.
El pesimismo entre los del Sí es que Uribe realmente no quiere la paz y el país se verá dentro de poco echando bala de nuevo. Se cree que Uribe no va a negociar sino a torpedear el Acuerdo. Desafortunadamente, por la cerrazón de De la Calle a que el Acuerdo solo es entre gobierno y guerrilla, la interpretación del No es muy compleja y solo hasta ahora empiezan a escucharse las múltiples voces que contiene. Uribe no debería de ser el único vocero del No, y en este sentido es inteligente lo que el equipo de Santos está haciendo: hablar con más representantes del No para llevar su voz a la mesa de negociación, de tal manera que no sea Uribe el que se apropie del No.
Paradójicamente, el reloj corre más rápido para las Farc: en la tregua actual las Farc también se comprometió a no cometer extorsiones ni incurrir más en el narcotráfico. ¿Cuánto tiempo puede sobrevivir en el limbo? El gobierno tendría que buscar la forma de financiarlas mientras están negociando. No se ha dicho expresamente, pero todo apunta a que sin narcotráfico las Farc no es viable y esta sería la gran motivación para hacer la transición a la vía civil.
La nueva mesa de negociación estará caminando de nuevo por el filo de la navaja que separa al país en este momento entre la convivencia pacífica o el retorno al conflicto armado: ¿quién quiere convertirse en el malo de esta película? ¿Quién será el primero en levantarse diciendo que es imposible llegar a un acuerdo? La opinión nacional, sobre todo las marchas de los estudiantes, no quiere que nadie se levante de esa mesa sin haber firmado el Gran Acuerdo. Y esa es la principal razón para mantenerse optimistas en este tiempo de incertidumbre, la claridad del mandato colectivo.
Hola Daniel, felicitaciones, abrazos y sobre todo admiración por la persona que eres. CUENTAME RADICALIZADO POR QUE? Y POR QUIEN?. Muy interesante, didactico y real ¨Tu Amanecí Radicalizado¨. Pero quiero que me expliques la situación sin pensar en las personas y el pasado; tu capacidad te permite analizar un presente y un futuro, espero que me dejes conocer la realidad de tu pensamiento. Te quiero abrazos a Isa.
Hola Gloria, disculpa responderte tan tarde, muchas gracias por tu comentario. Mi radicalización se reduce a pensar que el Acuerdo es más largo de lo que debe y que debería limitarse a concretar la reincorporación de las Farc a la vida civil, nada de enredarse con enfoques o ideología de género, etc. ¿Tú cómo lo ves?