Mi ex vivía en Perú y fui a visitarla durante un mes. En este viaje me llevó a visitar tres chamanas, dos de ellas en Lima, una en Cusco. Todas me leyeron las hojas de coca y dijeron de entrada lo mismo, sin conocerse una de la otra: Larga vida y Él la ama mucho. Desde entonces le dije que era el único hombre en la Tierra que tenía certificado su amor por ella por tres chamanas. Cuando le conté la historia a C, de manera perversa me dijo: «Sí, larga vida, ¿pero en qué condiciones? Además, ¿qué llaman larga vida los peruanos?».
Han pasado 15 años desde entonces y ahora pienso que la tercera chamana merece ser llamada El oráculo de Cusco. Fue un encuentro muy especial, y entre tantas cosas que vio en las hojas, me dijo una máxima que pongo a la altura de la del oráculo de Delfos: «Termina lo que empiezas». Me lo reveló como la clave del crecimiento personal. Desafortunadamente la primera aplicación que hice de ella fue terminar con mi ex, que no era la idea; aún después de tantos años la sigo queriendo. Podría contar cómo me he relacionado y dejado guiar por esta máxima, pero creo que es mejor que quede como una invitación a usted, lector o lectora utópica, a saborearla.