Gracias a Narcos la ley de los dos metales del narcotráfico, plata o plomo, ha alcanzado resonancia mundial. Ahora que leo el libro La impunidad del poder, de Ramón Jimeno, quiero encontrar un nombre para la ley de la corrupción en Colombia. Un poco de contexto: el libro de Jimeno trata sobre dos hombres, el coronel Carlos Alfonso Velásquez y el abogado y defensor de los Derechos Humanos, flamante nuevo ministro de Defensa del gobierno de Petro, Iván Velásquez. Ambos tuvieron que enfrentarse a lo que cualquier ciudadano de bien debe confrontarse cuando va a trabajar con una entidad pública en Colombia, desde una universidad hasta cualquier ministerio: con la corrupción.
Ese encuentro es un rito de pasaje que separa a los niños de los hombres, que dirían sarcásticamente los corruptos. Le doy el nombre tentativo de ley de la corrupción: se mete o lo sacamos. La historia de los dos Velásquez tiene ese punto común: ambos respondieron por ahí no paso, sáquenme (si pueden). Jimeno narra la lucha de ambos contra esos poderes que dan la impresión de que ya son mayoría en las instituciones públicas. Resuena esa frase resignada de una examiga mía que utilizan todos los que están en el ajo: todos lo hacemos. Y no todos sobreviven para contarlo: las excepciones merecen libros como el de Jimeno. Seguiré pensando en el nombre para esa ley, se aceptan sugerencias.