Nostalgia por un alquimista

Máquina de escribir

Esta mañana, cuando regaba las plantas de albahaca, volvió a atacarme otro instante filosófico. Pensaba en la genialidad de elaborar pesto a partir de esta planta. Aunque he investigado todo lo que he podido aún no he encontrado el momento de la epifanía -o «Aha! moment» como lo llaman en la cultura anglosajona-, que literalmente debió de ser una experiencia exquisita.
¿Por qué no hay rastros del espíritu de ese o esa alquimista que convirtió la hoja de albahaca en pesto en los entrenadores de fútbol actuales de la Eurocopa? ¿Por qué no se ve a ninguno experimentando algún sabor nuevo? ¿Por qué no hay un juego elaborado como la maceración de la albahaca con el ajo, los piñones y las nueces para lograr algo de gran sabor? ¿Por qué se impone el modelo McDonalds? ¿Dónde está Messi?
Mi sobrinita me dijo que el amor sí es eterno porque pasa de una generación a otra, así nunca muere. Que el espíritu del inventor del pesto acompañe al nuevo entrenador de Brasil: el Planeta Fútbol necesita urgentemente un alquimista de este talante.
Concentré mi atención en las hojas de albahaca y se fue el instante filosófico. No puedo casi esperar a triturar estas hojitas y degustar un delicioso pesto a la genovesa. Sigan creciendo así de bonitas.