Ya se conocen los ganadores del concurso de microrrelatos 2Cielos2. Un microrrelato sobre el 26 de junio en Utópica ocupó el segundo lugar.
Federer
Mi inconsciente ya se está preparando para el Abierto Francés que se inicia el próximo fin de semana. Aparecen de la nada pequeños videos de las jugadas de Federer, especialmente aquella en la que devuelve la bola desde el extremo izquierdo de la cancha por el lado de la red, no por encima. Compartí la pregunta de la locutora, pero en otro sentido: "¿Es eso posible?". Las reglas del juego lo permiten, lo que parece imposible es cómo lo hizo. Y siguen llegando muchas otras jugadas. Según él, parte del secreto está en la concentración total que logra con el juego (no en el juego). Como en una experiencia zen, se vuelve uno con su raqueta, la bola, el oponente y el espacio de la cancha. Y aparece el duende, la magia de su creatividad para el placer de todos los aficionados al tennis. A esto se suma su gran espíritu competitivo. En estos momentos, solamente alguien como Rafael Nadal y su juego de energía exuberante, su capacidad inagotable para llegar a todas las bolas pueden frenar al mago Federer. Empieza la cuenta regresiva… qué suerte ser testigos de la era Federer.
¡Y llegó equinoXio!
O al menos eso me contaron: 8 de mayo de 2006, equinoXio en línea.
Chip SQL
No podía ser más oportuno el paquete: ahora que estoy estudiando diseño de bases de datos (cuando equinoXio me deja algún tiempo libre), me acaba de llegar, directamente desde los ACME labs (los mismos que proveen de materiales a Wile E. Coyote, no confundir con los otros laboratorios ACME) un microscópico compilador SQL con memoria adicional para alojar bases de datos de 256Mb que se inserta con una aguja de acupuntura en el hemisferio lateral izquierdo. La base de datos se alimenta mediante la interface Cerebro-Computador de los laboratorios Fraunhofer y en cuestión de segundos empieza a funcionar el chip: se activa el módulo con el pensamiento, se le da un comando sql y en milisegundos el cerebro recibe el resultado. Esto es ideal para procesar los comandos antes de guardarlos en el PC. Parece que finalmente la ciencia está haciendo realidad los inventos visionarios de The Matrix, lo cual me ahorrará varias horas de ensayo y error con la interface en el PC. Por si fuera poco, como está en fase experimental, pagan cerca de dos mil euros por utilizarlo a cambio de llevar una bitácora con los resultados. Me parece una buena inversión.
equinoXio
Domingo, mañana de sol como hace rato no la veíamos. "¡Vámonos a caminar!", le digo a D. En una hora estamos recorriendo un sendero al lado del mar. A lo lejos vemos una pequeña casa con un faro suspendida en el agua. "Ahí vive una pareja de artistas, de vez en cuando organizan talleres", dice D. El taller está en el segundo piso, me imagino la sensación de trabajar y ver que el límite es el infinito, aunque con el viento no debe ser nada fácil mantener caliente la casa: es tan fuerte que nosotros estamos a punto de protagonizar nuestra propia versión de Lo que el viento se llevó. Nos dejamos impulsar, a veces sentimos que casi levitamos y nos sentamos en la arena cerca de la casa.
"Es la fiesta de los cuatro elementos", dice D. "Es equinoXio", le comento yo. ¿Cómo no celebrarlo después de meses de cielo gris, de estar prácticamente forzados a hibernar en nuestras casas, con pocas posibilidades de salir a disfrutar de las noches? Es el tiempo de renovación, de cambio de piel, de hábitos, de tejido. Cerramos los ojos y nos entregamos a la fiesta de los elementos. Dejamos que el viento se lleve nuestra piel de invierno, que el mar nos recuerde que somos dos gotas más, que el sol nos regale luz y calor, que la arena nos sirva de mesa de iniciación. La mirada se pierde enfocando la delicada línea que separa el mar del cielo y nuestros ojos terminan por cerrarse.
Un par de horas más tarde somos seres nuevos. D me cuenta la nueva rutina que ha encontrado para los días que vienen; me hace pensar en las actividades placenteras que se avecinan. Como terracear, por ejemplo. En holandés el plural de terraza es terrassen, que coincide con el infinitivo de un verbo que no existe pero que bien podría significar el acto de salir a pasear por la ciudad para encontrar una terraza para pasar la tarde. Hasta que le pregunté a H que si íbamos a terracear en la tarde, ella me dijo que qué era ese verbo, que en holandés no existía… "Increíble, pensé que era una actividad bastante frecuente de la primavera y el verano". Llegué incluso a creer que era tal el amor de los holandeses por las terrazas que hasta le tenían verbo. Ahora lo utilizamos por diversión antes de salir a terracear.
Nos devolvimos abrazados en silencio por el sendero: nuestro rito de iniciación de la primavera, de celebración de equinoXio, había terminado.