The Man (26). Vladimir Putin, ¿el último coletazo del siglo XX?

Llevo casi dos años sin publicar perfiles en esta sección y no precisamente por falta de personajes, es pura y simple falta de tiempo. Pero hoy, como humilde cronista utópico, debo registrar a Vladimir Putin y su mazazo a la utópica creencia de un Occidente en paz.

Hay un dicho muy común entre los que trabajamos en IT: «No hay tecnología que supere al almuerzo», citado con una sonrisa minutos antes de salir a comer en medio del arduo trabajo. Quiero creer (he aquí el punto utópico de esta crónica) que Putin es de los últimos coletazos del siglo XX, de un siglo que se entregó al poderío de las armas militares mientras la sociedad crecía impulsada por la globalización, la tecnología y la digitalización. Podríamos llamarla la transición del modelo de poder del siglo XX al XXI: qué pesa más hoy en día, ¿el poderío militar o el tecnológico-digital? ¿Tiene sentido emplear la fuerza cuando hay herramientas mucho más poderosas? ¿vale más ser el país más grande o el más influyente en el mundo globalizado? ¿O es eso lo que queremos creer, como la sonrisa digital en Instagram para dejarla caer en la realidad como una mueca luego de tomada la foto?

Hay cosas sorprendentes o cuando menos llamativas de Rusia: ¿por qué el país más grande del mundo, el de los 11 usos horarios, quiere expandirse un poquito más? ¿por qué a pesar de tantos recursos naturales de los cuales depende buena parte de Europa su economía es apenas mayor que la de España (45 millones de habitantes) y menor que la de Italia (60 millones)? Creo que da una idea del tamaño de la corrupción y de la incapacidad para reconvertir las ganancias en una economía sólida y creciente. Putin no sale bien parado de ese balance como gestor.

Resulta curioso también que después de las recientes experiencias de EUA con Irak y Afganistán, donde el poderío estadounidense dominó sin problemas al principio pero terminó derrotado a largo plazo, Putin crea que puede hacerlo mejor en Ucrania: se expone también a una desgastante guerra asimétrica que le haga la permanencia imposible durante los próximos años o décadas. La pregunta del millón para él sería: ¿qué gana en Ucrania que compense la pérdida de la relación con Europa y Estados Unidos? ¿Qué no se pongan misiles de la Otan en Ucrania? Hemos llegado a ese mundo absurdo que reseñaba García Márquez en su discurso de Nobel: un mundo capaz de destruir cien veces a todos sus habitantes más «la totalidad de los seres humanos que han pasado por este planeta de infortunios». Da igual tener misiles en la frontera que a miles de kilómetros: no hay cómo defenderse de esa locura si llega a desatarse. Putin, con un par, llega incluso a desafiar a Finlandia y a Suecia. (Sigue leyendo »»)

Lana Wachowski, autora del Quijote

Me sorprendió bastante encontrarme con una recreación del síndrome de Don Quijote en la última película de The Matrix, Resurrections, eso sí, narrada en clave del mundo digital. En esta versión, Thomas Anderson (Alonso Quijano) adquiere el síndrome no por la lectura de novelas de caballería sino por su entrega a los videojuegos. Tiene a su propia Dulcinea (Trinity) y quizás el giro más divertido sea el de Sancho Panza convertido en psicoanalista, un giro quizás inspirado en el cuento corto de Kafka La verdad sobre Sancho Panza: Alonso Quijano descubre que ha sido Sancho quien se ha inventado toda la trama de su vida.

Los primeros 15 minutos son magníficos en la escenificación del síndrome, juegan bastante bien con la confusión entre el mundo real y el imaginario (que según el síndrome puede llegar a ser más real que el primero). Hay una justificación sarcástica sobre por qué hacer esta nueva versión (Warner Bros puede hacerla sin las hermanas Wachowski si quiere) y finalmente no hay más remedio que tomarse la pastilla roja después de tanto tiempo tomando la azul. (Sigue leyendo »»)

Denver

1.

Mi nombre, Daniel Ramos, es uno de esos que daría una pequeña gran alegría a Borges: somos la recreación viva de El jardín de senderos que se bifurcan. En 2009 googleé Daniel Ramos y encontré más de dos millones de resultados. Acabo de hacer esa búsqueda de nuevo y el resultado es 87.900.000. Sé que solo en Países Bajos somos cuatro Daniel Ramos.

En 2009 busqué mi nombre antes de pasar de tránsito por Estados Unidos (los lectores más románticos de esta humilde bitácora recordarán el episodio del Tríptico de los lotófagos dedicado a Tessa). En 2003, cuando se abrió la cacería de Bin Laden y Estados Unidos llegó a ofrecer una recompensa económica por él ($10 millones si mal no recuerdo), envié un emilio a la cuenta del presidente de entonces, George W. Bush:

Señor presidente: sé dónde está el mayor terrorista del mundo y le voy a dar sus datos y localización sin ningún tipo de contraprestación. Mañana en la mañana, cuando vaya a afeitarse, mírese al espejo y ahí lo encontrará.

Fue un emilio fruto de la indignación por la inminencia de la invasión de Irak bajo el pretexto de unas inexistentes armas de destrucción masiva. Al día siguiente, recibí visitas en mi web site de cuatro dominios llamativos: CIA, NSA, FBI y uno cuya existencia desconocía hasta entonces: MIL.

Así que en 2009, cuando iba de tránsito por Estados Unidos, temí que mi nombre estuviera en alguna lista de terroristas y pudiera ser un candidato a pasar una temporada en Guantánamo. La idea de estar encerrado en una pequeña celda me daba pánico, en especial por aquello que reveló Wikileaks más tarde: torturan a los presos con heavy metal, a la altura de torturarme con los valses de Strauss. Pensé que con tantos resultados encontrar mi nombre sería como buscar una aguja en un pajar. (Sigue leyendo »»)

Diálogos imposibles, 2

Como si la entrada de ayer hubiese sido el abrebocas para mi propio diálogo imposible: se me apareció D10S en el sueño. Esta mañana soñé que estaba en París en el vestuario dialogando con Messi y me soltaba una noticia que era bomba mundial: «Me voy a retirar del PSG, terminaré de manera unilateral el contrato, no me encuentro en este equipo».

No puedo contar íntegramente mi sueño por simple pudor, hablaba como un seguidor más en el templo. «Pero Leo, es una decisión muy apresurada, a pesar de que seas D10S eres humano, es imposible adaptarse a un nuevo país, nueva ciudad, nuevo equipo y una nueva liga en cuestión de tres meses, más las lesiones, el desgaste de la Copa América, la clasificación al mundial de 2022» y seguía la retahíla. Incluso recordé la frase que siempre le doy a los viajeros nóveles que me encuentro en el camino: «Los primeros seis meses son los más difíciles, de ahí en adelante solo te queda disfrutar la experiencia». Nada, la frustración de Messi era mayor que cualquier clamor. (Sigue leyendo »»)

Diálogos imposibles

Me comparte J. una anécdota de Picasso: su amigo Vázquez de Sola, gran ilustrador, lo visitó en su estudio de París y Picasso le comentó que se le había aparecido la Virgen. Vázquez de Sola le preguntó: «Después de haber pasado por tu casa, ¿sigue siendo virgen?». Picasso se disgustó levemente y lo calificó de blasfemo. La broma es muy buena, pero lo que más me llama la atención es el fenómeno de la aparición de la Virgen.

Ha habido varias apariciones célebres, y lo que me he preguntado siempre es si la Virgen habla español o francés para comunicarse con sus interlocutores, porque hasta donde sabemos estos no hablaban hebreo antiguo.

Es una peculiaridad original de la iglesia católica, pues no hemos escuchado a nadie a quien se le haya aparecido Platón, Cervantes, Nietzsche o Einstein. Incluso si a un español o griego contemporáneos se les aparecieran sus compatriotas escritor o filósofo tendría grandes dificultades para entenderlo. Entro en pánico de imaginar que se me aparece Nietzsche y me dice un aforismo que revolucionará la filosofía contemporánea pero que no entiendo porque lo dice en alemán. Aunque bueno, con un poco de recursividad quizás lograría hacerle entender que espere y hacemos un Instagram Live para que pueda compartirlo con la humanidad. (Sigue leyendo »»)