Predicciones y perspectivas (2)

He tenido una semana de predicciones fallidas que casi me hacen vivir mi momento Messi de no más selección, no es para mí. Empezó con mi análisis fallido sobre el Brexit, de cómo primaría la sensatez de que necesitamos más que nunca una Europa unida, pero no. Ahora que Wilders lidera las encuestas, me aterra la posibilidad del Nexit, la salida de Holanda de la UE. Primaría, como en Inglaterra, la percepción de que el país estará mejor sin inmigrantes, con su propia moneda y con unas finanzas más saludables pues dejaría de ser contribuyente neto de la Unión. Después del batacazo del referendo de abril pasado, los medios son ahora más activos en la formación de opinión, en especial, en resaltar los beneficios de la UE y las desventajas que implicaría no pertenecer a ella: para quienes se quejan de que es un contribuyente neto, contraponen todas las ventajas que implica el mercado sin aranceles y con moneda común.

Fallé también con las elecciones en España, donde obviamente más con el deseo que con los datos objetivos, confiaba en que los españoles, a quienes dicen preocuparles el paro y la corrupción, no votarían masivamente al PP, el partido del cual se ha demostrado que la corrupción está presente desde su misma concepción. Sigo buscando un análisis que me ayude a comprender cómo se explica esta contradicción: preocuparse por la corrupción y a la vez votar masivamente por el PP. La Izquierda española está ante la coyuntura histórica de unirse y formar gobierno (PSOE más Unidos Podemos) o protagonizar un capítulo fratricida de Juego de tronos mientras Rajoy se toma en solitario el poder. ¿Aceptará Sánchez a Iglesias como vicepresidente? ¿Cederá Rivera en aras de la estabilidad española en su petición de apoyar al PP pero sin el corrupto Rajoy? ¿O será capaz de abstenerse para no impedir el gobierno de Izquierda? Sea cual sea el resultado está de regular tirando a mal de líderes políticos España.

Para rematar mi ola de fiascos predictivos, caí del primer lugar al catorce en la polla de Don Ballon. Y no veo signos de recuperación.

Ahora se viene el plebiscito en Colombia. Me he planteado la hipótesis de que Uribe y Santos, en la versión 2.0 de la Operación Conejo, están jugando al poli bueno, poli malo con las Farc: Santos es el poli bueno al que no le importa llegar al 0% de popularidad con tal de firmar la paz; Uribe es el poli malo que amenaza con la guerra sin fin (o hasta exterminar a las Farc, que es lo mismo) para que las Farc sea más realista con sus propuestas. A la amenaza de las Farc de volver a las armas si falla el proceso, se le antepone la amenaza furibista. Un juego político inteligente que demuestra la sagacidad del sistema político colombiano y la ingenuidad de las Farc por entrar triunfantes con Liqui liqui a la boca del lobo, que en el fondo es mejor destino que seguir disparando balas y pipetas de gas desde las montañas de Colombia.

De momento no me atrevo a vaticinar nada.