La empresa de aseo de Amsterdam está de huelga desde hace una semana y la basura sobresale por todas partes. En casi todas las esquinas se acumulan montañas de basura, también al final de mi calle. El único acto de civilidad que parecen tener mis vecinos es botar la basura en el mismo lugar. Cada día crece más y más la montaña, a un ritmo de medio metro.
Desde ayer cuelga una pancarta en el árbol al lado de la montaña de basura: "Esto no es un basurero", dice en letras grandes y agresivas. Hoy me di cuenta que alguien añadió una nueva palabra debajo del texto. Con delicada caligrafía dice: "Magritte".
MARK VAN BAAL