Velocidades

Uno de los lazos comunes que tejieron Milan Kundera y Carlos Fuentes fue compartir la creencia de que hay cosas sobre la condición humana que solo la literatura puede decir (que es a su vez lo que da la medida de un escritor). Pero a veces es mejor dejar que hable la vida por sí misma: me encontré con el reportaje La búsqueda de la belleza. Yitang Zhang resuelve un misterio matemático y lo compartí entre amigos. Una experiencia que nos habla mucho sobre la condición humana en este momento.

Casi todas las reacciones coincidían en tres puntos: el primero, la lentitud, la capacidad de trabajar en un problema sin afanes; el segundo, la libertad, el encontrar el camino o la forma de ser dueños del propio tiempo y dedicarlo a lo que nos interesa; el tercero, la resiliencia, la que tuvo Zhang para continuar sus intereses en circunstancias adversas.

Vengo de sobrevivir un período largo de trabajo intenso y el reportaje sobre Zhang ha sido enriquecedor y relajante a la vez. Hoy me levanté a las 10 am, hice ejercicio y he estado disfrutando de un día de calma. Desaceleración total, aunque nada comparable con la experiencia de C., que justo está de regreso de Boston luego de participar en un congreso académico. Me contó que está aburrido del mundo de la academia, de esa presión por producir y publicar libros y artículos a la lata. “Solo me dieron 30 minutos para la charla, 10 para preguntas y respuestas”. Le respondí que a este paso podrían organizar congresos por Twitter, con las ideas centrales de cada ponencia comprimidas en un tweet, máximo en dos.

“Ese es el problema –continuó C–, la velocidad frenética por producir resultados, nada como el camino de Zhang para dialogar con un problema por tantos años. Estamos produciendo más material que nunca y casi nadie tiene tiempo para leer lo que publican los otros. Es una carrera de sordos”.

Pero no solo es una cuestión de velocidad, también es de persistencia. Tengo ahora la impresión de que la gente se rinde más rápidamente ante los problemas. No les dedican tiempo suficiente a resolverlos o se lanzan a encontrar soluciones en Google. Es lo bello del título del reportaje sobre Zhang, la búsqueda de la belleza, esa tarea que no admite afanes, que pide como Zhang dice concentración, dedicación a su exploración sin importar el ritmo. Todo un lujo en nuestro tiempo, una crónica utópica bellísima, poética.

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