Dos bellas jóvenes empezando el resplandor de sus vidas fueron sentadas en una mesa al lado nuestro. "¿Qué puedo servirles a las damas? —preguntó el mesero—. ¿Un vinito quizás?".
Las jóvenes damas parecían algo nerviosas. "¿O prefieren ver la carta de vinos?". Empezaron a ver con cierta incomodidad lo que más que una carta parecía un libro. Mientras atendía otra mesa, el mesero las seguía observando discretamente. "¿Han encontrado las damas algo que les apetezca? Tenemos en casa un sumiller excelente, ¿lo traigo?".
"¡Oh, sí!", exclamaron ambas jóvenes agradecidas al tiempo. "Qué buena idea, tráiganos por favor una copa de este a cada una".
FRANK BUIS