Uno de los textos que más me ha marcado es El chiste y su relación con el inconsciente. Me enseñó el hábito de observar qué hace reír a una persona o qué me hace reír a mí mismo. Me sorprende, por ejemplo, que las veces que he visto el programa de videos cómicos gringo, las caídas de las personas siguen siendo un tema constante, acompañadas de grandes carcajadas, sin consideración por el dolor del caído. En este tono releí el mencionado ensayo de Vila-Matas y me pregunté cuál era el origen de mi risa. Por una parte, estaba en el gozo de su narración y, por otra, en la asociación final que hace, una crítica a todos estos autores inmortalizados por las editoriales que en realidad no son más que instrumentos para mantener engrasadas sus máquinas de producción. Pero igual sentí empatía por el poeta burlado, una experiencia que cualquier persona creativa, por más genial que sea, ha vivido alguna vez.
Fue todo un gozo descubrir la vida de McGonagall. Leí su autobiografía y las notas de prensa publicadas sobre él. La parte que más me conmovió es su descripción de cuándo recibió el don de la poesía, párrafo con el cual abre su autobiografía:
My Dear Readers of this autobiography, which I am the author of, I beg leave to inform you that I was born in Edinburgh. My parents were born in Ireland, and my father was a handloom weaver, and he learned me the handloom weaving while in Dundee, and I followed it for many years, until it began to fail owing to machinery doing the weaving instead of the handloom. So much so as I couldn't make a living from it. But I may say Dame Fortune has been very kind to me by endowing me with the genius of poetry. I remember how I felt when I received the spirit of poetry. It was in the year of 1877, and in the month of June, when trees and flowers were in full bloom. Well, it being the holiday week in Dundee, I was sitting in my back room in Paton's Lane, Dundee, lamenting to myself because I couldn't get to the Highlands on holiday to see the beautiful scenery, when all of a sudden my body got inflamed, and instantly I was seized with a strong desire to write poetry, so strong, in fact, that in imagination I thought I heard a voice crying in my ears-
"Write! Write"
El don lo recibe a los 47 años, siendo ya padre de cinco hijos. Y se entrega de manera integral a él: asume su condición de poeta, se presenta como tal y se lanza al mundo a tratar de ganarse la vida con sus poemas, sus recitaciones y representaciones teatrales. Son estas las que causan tanta hilaridad y motivo de burla entre sus espectadores.
Para ver las dificultades en las que McGonagall decide realizar su don es interesante ver los datos del censo desde 1841. Se registra su primer trabajo como artesano tejedor, en la línea familiar que describe en el párrafo citado. En 1881 aparece que su oficio es poeta, entrecomillado. En 1881 se le vuelve a censar como poeta entrecomillas y se le agrega el oficio más serio de tejedor. En 1901 las comillas de su oficio de poeta son remplazadas por un signo de interrogación sobre su condición laboral: ¿trabajador? Aunque la duda podría ser también por su avanzada edad.
El humor y su relación con la sociedad inglesa da para toda una enciclopedia. La burla a McGonagall revela varios de esos temas, como el (auto)desprecio y la mofa del otro. McGonagall opta por interpretar como éxito la risa de su auditorio y no teme alabarse a sí mismo, expresando su orgullo por los poemas que lo hicieron mundialmente famoso. McGonagall le canta a todo, con un gusto por la rima básica sin consideración de métrica ni nada. En ese sentido, McGonagall sin duda alguna puede ser considerado como un avanzado pionero de la música dodecafónica.
Leer los poemas de McGonagall es compartir un poco su gozo por la búsqueda del milagro poético y bastante el fracaso en ese empeño. No obstante, la pasión de McGonagall por la poesía en medio de tantas dificultades (sociales, económicas, estéticas) lo hacen un héroe utópico, un hombre que siguió fiel el llamado hacia su utopía.