El arte de las variaciones

Ayer en el filmclub M. propuso que fuéramos a ver Her al cine al aire libre. Es uno de los mejores planes del verano sin duda. Pero después de las dos películas malas del fin de semana me he propuesto minimizar los límites de mi masoquismo. Dije que me parecía mala, recordé un emilio de A. en el que me decía que no fuera a verla y además dije que me recordaba un episodio de la Dimensión desconocida. M., que es una experta en cine, me dijo que había varias películas y series de televisión buenas que eran derivados o variaciones de la Dimension desconocida. Mencionó Lost (que no he visto) y The Truman Show. “Está basada en el episodio Special Service, donde el protagonista descubre que su vida ha estado en la televisión durante los últimos 5 años”. A mí me parece una combinación de ese capítulo con el de People Are Alike All Over, donde el protagonista descubre que es parte de un museo natural.

Fotograma de <em>People Are Alike All Over</em>Diría que Her está basada en The Lonely. La variación sobre el tema que hace Spike Jonze –según da a entender el trailer– es que reemplaza a la robot por un sistema operativo avanzado, el protagonista no está confinado a un asteroide remoto sino a la soledad de la vida moderna, el romance no se da en el desierto o en la habitación sino en sitios pintorescos urbanos y la sobriedad de la robot es remplazada por la voz de Scarlett Johansson. Como es un sistema operativo, para aterrizar al protagonista al final, la destruirán con un virus, le harán una actualización en la que pierde los datos y no se acuerda más de él o sufre una sobrecarga de usuarios y él no puede pagar el upgrade, algo así bien original.  “¿Qué tiene de malo desarrollar o actualizar el argumento original? Ya todo está contado, no hay nada nuevo”, anotó tajante M. “Ya lo dijo Borges además en El jardín de senderos que se bifurcan”, concluyó.

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De la serie Revelaciones dramáticas presentamos: Gaita de apareamiento

Me gradué como compositor de la Juilliard en Nueva York hace 15 años. Mis obras, musicalmente complejas, gozan de cierto prestigio entre los autores modernos. Este verano estoy invitado a siete festivales donde se estrenarán o interpretarán algunas de ellas. Ver mi nombre asociado con el de grandes compositores modernos es algo a lo que no me acostumbro todavía. Mi pieza más interpretada es una variación de Las cuatro estaciones de Vivaldi que compuse para el Kronos Quartet. De todas las experiencias musicales que he vivido hay una que me persigue desde hace algunos años. Desde hace cinco, para ser exacto.

Un colega y amigo colombiano, Rafael Hernández, me invitó a recorrer la costa Atlántica de su país para rescatar joyas perdidas. Empezamos el viaje en un pueblo llamado algo así como Capurganá. Recorrimos la Costa Caribe hasta llegar al norte de La Guajira. El primer día que llegué a Bogotá Rafael me llevó al sitio que sería la entrada a la aventura: la plaza de mercado de Paloquemao, si mal no recuerdo el nombre.

Jamás en mi vida había visto tal variedad de frutas y verduras. Rafael me había enviado fotos de unos buses conocidos como chivas en la costa, me dijo que serían nuestro medio de transporte. Me hizo reír la cantidad de corotos y colores que llevaban, el mismo festival de colores que veía en Paloquemao. Luego me invitó a probar la guanábana, una fruta verde gigante que parecía un erizo y de textura blanca en su interior. Cuando la probé sentí que estaba lamiendo el sexo de una mujer. De no ser por el sabor no hubiera sabido reconocer la diferencia. "No lo mastiques" me dijo Rafael cuando me comí un pedazo de aguacate, "se va a derretir en tu paladar". Así fue.

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Catarsis ante el espejo

Leí una entrevista con Benicio del Toro que me gustó mucho. Dos cosas que destaco: su visión de Hollywood y su camino hacia la actuación. De Hollywood dice:

[…] la idea de construir un mundo para hacer cine, eso es brillante […] Yo flipo. Y además ofrece tantas posibilidades. Que quieres hacer una película de los años veinte y se enteran, te lo preparan, pum, para reflejarlo en el cine. Un cine que ha enseñado, consolado, entretenido, evadido… No se puede decir que todo haya sido perfecto, como en la vida, pero hay que trabajar con eso y adaptarse hasta con la gente que no tiene la misma idea que tú respecto a lo que debemos hacer, a la calidad o no, pero eso no desmerece todo aquello. Creer en una idea o trabajar para conseguirla.

Un lugar que desde cierta perspectiva podría llamarse Utopía, donde todo lo que se imagine es posible. Sobre su camino a la actuación:

¿Pasó mucho tiempo desde entonces para entender que quería ser actor? No, había una lógica. En la corta vida que tenía, yo había visto cosas, mucho, había pasado por muchas cosas, situaciones, eso junto a que me interesaba el arte, ser consciente de la expresión, que si hacía una línea de una manera decía algo, y de otra, lo contrario, que elegir un color ya era un discurso, esa conciencia de que yo buscaba expresarme, por ahí, me llevó hacia ese camino. Todas las artes se conectan, ah. Yo quería decir algo. De alguna manera u otra. Los actores que a mí me gustan dicen algo.

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De la serie Revelaciones dramáticas presentamos: El conductor bueno

Gerard es de los mejores boxeadores del grupo en el gimnasio, una combinación letal de músculos y velocidad. Es consciente de su poder y sabe con quiénes se debe fajar en el entrenamiento. A mí me tiene mucha paciencia. Mis reflejos están bien pero me hace falta mucha técnica y, sobre todo, mucho músculo para pelear de igual a igual con él.

Trabaja como conductor de un alto ejecutivo de Philips. Me lo he encontrado un par de veces cuando sigo el Amstel en la bicicleta y paso por los cuarteles centrales de la multinacional. A veces parece un rinconcito sacado de Wall Street, con todos los Audis Ax en fila y con conductor esperando a los pesos pesados de la empresa. La otra vez estaba él afuera charlando con colegas, me vio y me saludó: “Hey, bokser!”. Como diríamos en Colombia, cualquiera que lo oyera le creería.

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