Modo viaje y el libro de los pasajes

1.

Una mañana marcada por el modo viaje. C. escribe: “Ya me quedé sin celular, porque se lo dí a DO, una odontóloga que a veces me ayuda con las cirugías. Quedé incomunicado hasta el próximo martes. Una sensación fantástica. Quedo en modo viaje. Me trataré de desconectar de todo”. E. descubre que perdió una llamada importante porque dejó el celular en modo viaje. Adopté esa costumbre de ella antes de dormir. Inconscientemente creo que me ayuda a dormir más rápido, siento que empiezo el viaje hacia la noche.

2.

Las calles de Buenos Aires
Ya son mi entraña.

Con estos versos empieza el poema Las Calles de Borges, el primer poema de su primer libro Fervor de Buenos Aires (o del que él quiso llamar su primer libro, negando sus Himnos Rojos). Con el estudio de este poema comenzó uno de los cursos de verano que el profesor Manuel Hernández le dedicó a Borges. De ahí pasamos a leer a Poe, Baudelaire y sobre todo a Benjamin, las páginas de todos ellos que hablan sobre la ciudad. Dirección única se volvió un libro fetiche de mi modo viaje. De paseo por Berlín inicié con entusiasmo infantil una colección de señales de Einbahnstraße que me encontraba en el camino.

De ese curso me quedó una especie de plantilla para recorrer la ciudad, para conocer su entraña y explorar cómo se escribía en la mía. La necesidad de descubrir su parkway de La Soledad, como bellamente lo expresó un compañero, su fábrica de colchones, su Candelaria… La ciudad como espejo del alma.

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Catarsis ante el espejo

Leí una entrevista con Benicio del Toro que me gustó mucho. Dos cosas que destaco: su visión de Hollywood y su camino hacia la actuación. De Hollywood dice:

[…] la idea de construir un mundo para hacer cine, eso es brillante […] Yo flipo. Y además ofrece tantas posibilidades. Que quieres hacer una película de los años veinte y se enteran, te lo preparan, pum, para reflejarlo en el cine. Un cine que ha enseñado, consolado, entretenido, evadido… No se puede decir que todo haya sido perfecto, como en la vida, pero hay que trabajar con eso y adaptarse hasta con la gente que no tiene la misma idea que tú respecto a lo que debemos hacer, a la calidad o no, pero eso no desmerece todo aquello. Creer en una idea o trabajar para conseguirla.

Un lugar que desde cierta perspectiva podría llamarse Utopía, donde todo lo que se imagine es posible. Sobre su camino a la actuación:

¿Pasó mucho tiempo desde entonces para entender que quería ser actor? No, había una lógica. En la corta vida que tenía, yo había visto cosas, mucho, había pasado por muchas cosas, situaciones, eso junto a que me interesaba el arte, ser consciente de la expresión, que si hacía una línea de una manera decía algo, y de otra, lo contrario, que elegir un color ya era un discurso, esa conciencia de que yo buscaba expresarme, por ahí, me llevó hacia ese camino. Todas las artes se conectan, ah. Yo quería decir algo. De alguna manera u otra. Los actores que a mí me gustan dicen algo.

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De la serie Revelaciones dramáticas presentamos: El conductor bueno

Gerard es de los mejores boxeadores del grupo en el gimnasio, una combinación letal de músculos y velocidad. Es consciente de su poder y sabe con quiénes se debe fajar en el entrenamiento. A mí me tiene mucha paciencia. Mis reflejos están bien pero me hace falta mucha técnica y, sobre todo, mucho músculo para pelear de igual a igual con él.

Trabaja como conductor de un alto ejecutivo de Philips. Me lo he encontrado un par de veces cuando sigo el Amstel en la bicicleta y paso por los cuarteles centrales de la multinacional. A veces parece un rinconcito sacado de Wall Street, con todos los Audis Ax en fila y con conductor esperando a los pesos pesados de la empresa. La otra vez estaba él afuera charlando con colegas, me vio y me saludó: “Hey, bokser!”. Como diríamos en Colombia, cualquiera que lo oyera le creería.

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De la serie Revelaciones dramáticas presentamos: Adaptación sociológica

Me enteré ayer de que Ian Thorpe salió del closet. Lo que me impactó de la noticia fue lo que destacó The Guardian:

The revelations are dramatic particularly because Thorpe has always vehemently denied rumours of his homosexuality. In his own autobiography This Is Me, published in 2012, the swimmer said that he found questions about his sexuality hurtful, writing: "For the record, I am not gay and all my sexual experiences have been straight. I'm attracted to women, I love children and aspire to have a family one day … I know what it's like to grow up and be told what your sexuality is, then realising that it's not the full reality. I was accused of being gay before I knew who I was.''

Que la gente salga del closet no tiene nada de dramático. Sí lo es en cambio la presión por negar la propia condición para aparentar ser lo que no se es. El año pasado sí que tuve una revelación dramática que diría The Guardian. O mejor, dos.

La primera fue mi encuentro con mi amiga M en Barcelona. Ambos estábamos de paso por la ciudad y me invitó a cenar a uno de mis restaurantes preferidos, Can Cortada, para contarme una noticia especial: “estoy enamorada”.

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