Wahira. Brindis con Sófocles

Acabo de terminar de leer Pablo Escobar, mi padre, de Sebastián Marroquín, y me quedé pensando en Sófocles: cuánto le hubiera fascinado esta tragedia. La historia de un hombre común y corriente que se transforma en el cruento enemigo público número uno del Estado contada desde la perspectiva de su hijo.

El libro se abre con una declaración de principios: la denuncia de que la familia de Pablo Escobar (su madre Hermilda, su hermano mayor Roberto y sus hermanas) lo traicionó. No solo eso sino que además se apropió de la fortuna que les dejó a sus hijos. Marroquín:

De los hombres de mi padre que sobrevivieron después de su muerte, puedo decir con certeza que solo uno ha sido leal. De los demás únicamente observé ingratitud y codicia.

Lealtad, gratitud, generosidad. Estos valores, más el amor, son el elán del relato de Marroquín. Como Antígona, él se ve en la disyuntiva de conservar esos valores ante su padre, el enemigo público número uno, y la necesidad de dejar un testimonio en el cual se separa de toda su maldad. Resulta inevitable pensar en el título del libro de Virginia Vallejo, Amando a Pablo, odiando a Escobar. Marroquín cierra el libro con una dedicatoria (llamada agradecimiento) que también concilia estos dos polos: A mi padre, que me mostró el camino que no hay que recorrer.

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Encuentros con los vampiros. A faction horror story. (1)

La noticia de que el presidente español Mariano Rajoy va a lograr que se suprima el visado para el espacio Schengen de colombianos y peruanos me ha mantenido cavilando desde entonces. ¿Por qué lidera esta iniciativa el Partido Popular español tan crítico con los inmigrantes y que fustigó al PSOE cuando implementó la ley para regular inmigrantes sin papeles?

Seguí el sabio consejo de consultar esta pregunta con la almohada y esta mañana me despertó la historia de terror que voy a contar.

1. Vampiros chatarra

Los vampiros han vivido su momento de mcdonalización o chatarrización con series como True Blood. Diría que ni siquiera Only Lovers Left Alive se escapa de este fenómeno. Con esta banalización se pierde la noción del vampiro: “una criatura que se alimenta de la esencia vital de otros seres vivos (usualmente bajo la forma de sangre) para así mantenerse activo”.   Vivimos rodeados de vampiros. Hombres o mujeres mayores que buscan relacionarse con jóvenes para alimentarse con su esencia vital. Mi pesadilla me mostró a Rajoy como uno de ellos.

Música, maestro:

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En la olla

Una de las tradiciones que más extraño en Europa es la del paseo dominical, ese salir con la familia o amigos en búsqueda del campo alrededor de la ciudad. Muy especial me ha parecido siempre el familiar paseo de olla: familias que preparan un sancocho o un ajiaco y se llevan la olla en busca de un campo vacío dónde disfrutarlo, relajarse y disfrutar del domingo. Me emocioné muchísimo cuando leí en Semana hacia el 2000 que había familias que estaban haciendo paseo de olla al renovado Parque de la 93. Creí que finalmente aprenderíamos a integrarnos los colombianos, ¡la utopía es posible! Pero no, a los pocos días se dispararon las alarmas: “Se nos van a perratiar el Parque” dijeron las élites que lo rodean y usufructúan. Al poco tiempo se prohibió el paseo de olla en el Parque. Un amigo me contó que vio a un vigilante ya desde la carrera once interceptando a las familias que iban con su olla al Parque. El clasismo social es una mierda en toda regla.

Como es de esperarse, nada ha cambiado en el clasismo en el 2014. El alcalde Petro anunció la construcción de viviendas de interés social cerca al Parque de la 93, en la misma esquina donde los vigilantes de Ferragamo devolvían a las familias con su olla de regreso a casa. La reacción de los vecinos fue exactamente la misma: “se nos van a perratiar el barrio”. Muchas voces señalaron al toque (como dicen chilenos y peruanos) que esta era otra medida populista de Petro. El texto Anatomía de una decisión populista de Luis Guillermo Vélez es un ejemplo ilustrativo al respecto.

La idea de Petro es muy buena pero, como siempre, la gran desventaja es que no sabe comunicarla. Holanda es un muy buen ejemplo de la idea de las viviendas de interés social. De hecho, se estima que el 70% de la vivienda en Amsterdam es de interés social o le pertenece a la ciudad. El otro 30% se compone de casas y apartamentos muy cómodos, lujosos, al alcance de los más pudientes de la sociedad. Lo importante es que aún en estos barrios es posible encontrar viviendas de interés social, fundamentalmente con la idea de favorecer la integración de la sociedad sin importar el nivel de ingresos, que ricos y pobres puedan educarse en el mismo colegio o escuela. Sería irrealista decir que se han acabado las diferencias sociales, pero sí puede afirmarse que en general no existe la repulsión o el rechazo al pobre, ni su anverso, el desprecio al rico, de los que se hacen gala en Colombia.

Vélez se mofa imaginándose a los habitantes de estas viviendas haciendo compras en el Centro Andino. La realidad es que su calidad de vida mejorará no porque tengan el Centro Andino al lado sino porque no tendrán que desplazarse 2 o 3 horas desde sus casas hasta sus puestos de trabajo en el norte de la ciudad, por ejemplo.

Podría señalar muchas otras ventajas pero lo que más me afecta es el problema de fondo que no ve el mismo Vélez: el clasismo y su efecto negativo colateral, la insolidaridad. Con la incertidumbre que rodea todo lo que hace Petro no se sabe cuál irá a ser el futuro de estas viviendas y, sobre todo, de las personas que van a vivir en ellas, que no vayan a recibir el trato despreciativo de vigilantes y residentes diciéndoles que se regresen al Sur. Que les permitan hacer paseo de olla el domingo en el Parque del barrio. Pero mucho me temo que seguiremos en la olla.

Un nuevo jardín de las delicias

Finalmente será el Centro Harry Ransom de la Universidad de Texas en Austin la que se quedará con el archivo personal de García Márquez. Una noticia maravillosa pues significa que los estudiosos de su obra tendremos acceso al taller del escritor. De entrada se habla de una colección de dos mil cartas con diferentes personalidades del mundo. ¿Para cuántos libros darán estas cartas? Todo un festín literario, político y humano sobre todo. Estará en un rincón discreto En agosto nos vemos pero lo que más eché en falta fue la mención de los dos tomos restantes de su autobiografía, dos auténticas delicias anunciadas por GGM pero que no sabemos si logró terminarlas.

Los mismos que criticaron a García Márquez por no haberle dado ni siquiera un acueducto a Aracataca ya empezaron a decir que es el colmo que la familia le haya vendido su legado a una universidad del imperio yankee y que será necesaria una visa para consultar la obra del escritor colombiano más importante de todos los tiempos. Cómo chirrea el desgarramiento de las vestiduras.

La elección de la UT no sorprende del todo. Ya fue suficientemente revelador que la familia del escritor no quisiera esparcir ni siquiera parte de sus cenizas en Colombia. Rodrígo García Barcha resaltó que no hubo propuestas del Estado colombiano para adquirir el archivo: ¿se durmió la Luis Ángel Arango? Hay algo raro y todo parece indicar que hay heridas no cicatrizadas con el país. ¿Habrá claves al respecto en el archivo? Son muchísimos los temas por indagar. El Centro ya ha hecho conocer que el archivo estará disponible después de ser procesado y catalogado. Un nuevo jardín de las delicias.

Vergüenza nacional (y el origen de los utopistas)

Anoche conocí a una joven mexicana que me hizo una pregunta totalmente inesperada: “¿Alguna vez te has sentido avergonzado de ser colombiano?”. Le respondí espontáneamente que jamás y le pregunté que si a ella le había pasado, cosa que me sorprendería en gente tan nacionalista como la mexicana. Me respondió que sí, que sin querer sonar como una feminista extrema, el machismo la hacía avergonzarse de su país. “Ese machismo responsable de los asesinatos de mujeres en Ciudad Juárez y de las vendettas entre bandas de narcotraficantes en todo el país".

Le comenté que había varias cosas en Colombia de las cuales me avergonzaba, pero de ahí a renegar de ser colombiano mediaba una gran distancia. “Si tú conocieras a quien llaman en mi país El gran colombiano estarías más que avergonzada”. Ella muy seria continuó: “Lo nuestro no es de una persona. Es un problema tan arraigado en nuestra cultura que no puedo señalarlo como algo puntual sino como algo propio de la identidad mexicana”.

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