Salpicón mundialista, 2

1. Dos golazos en busca de nombre

A la búsqueda del nombre del gol de Bryan Ruiz, se le suma ahora la de los nombres de los dos golazos de James Rodríguez. El primero de zurdazo limpio clasifica de sobra a candidato como mejor gol del mundial. El segundo disputa el triplete campeón del gol de Bryan: 1. Primer gran gol de jugada colectiva con más de 5 pases en lo que va de mundial; 2. James duerme como goleador de Brasil 2014 esta noche; 3. Le quita el maracanazo a Uruguay justo antes de plantarle cara a Brasil: primer aviso. En el noticiero del mundial no dejan de repetir el golazo de James.

2. Uruguay jugó como un tango

Muchos uruguayos afirman que Gardel nació en su país. La mejor Uruguay no deja margen de duda, pero su peor versión tampoco. Hay que recordar esos tangos que le cantan al malevaje, a esa pandilla de los Maxis Pereira, Arévalos y Ramírez, unos defensas de destrucción contratados en una esquina de mala muerte. Que Uruguay le hace la vista gorda a tener esos jugadores en su equipo lo demuestra la defensa al acto caníbal de Luis Suárez. Doloroso ver a jugadores tremendos como Cavani y Forlán buscando furrusca con la defensa colombiana. Aposté a que el partido terminaba 3-1 a favor de Colombia imaginando alguna jugada imparable de Cavani y Forlán: tuvieron su oportunidad pero nada. Dentro de ese ocaso de los dioses que se está convirtiendo Brasil 2014, les llegó el turno a los uruguayos.

3. Al rojo vivo

La canarinha sufrió hasta el último segundo con Chile: el equipo no logra cuajar y Colombia tiene una oportunidad dorada para hacer historia: la progresión del equipo colombiano es desbordante en este momento. Los chilenos jugaron de tal manera que ellos o Brasil eran justos ganadores. Esta noche, el placentero sueño de James como goleador temporal del mundial será la pesadilla de los brasileros.

A celebrar y a bailar que esta noche no da para más:

Estorninos colombianos: ¡al ataque de nuevo!

1.

Mi Manual de supervivencia para Bogotá tiene varias reglas. Por ejemplo tres de ellas:

  1. Si te van a robar con arma blanca, entrega todo lo que tienes: no llevas contigo nada que no podrás recuperar después;
  2. En caso de accidente, preocúpate primero por las víctimas si las hay y luego en reparar los daños. Si es tu culpa, empieza diciendo “No se preocupe, yo me hago responsable de todos los daños”.
  3. No aceptes los piques de los conductores de buses, ejecutivos y busetas: son más grandes y si te chocan dirán que tienen una familia con 12 hijos que depende de su salario mínimo, “no me denuncie por favor, mis hijos morirán de hambre”.

Son reglas o consejos para prepararse ante eventualidades desagradables o potencialmente traumáticas en la ciudad. Todavía en Ámsterdam, cuando me agacho para ponerle el candado a la bicicleta, pienso que ese es el momento del papayazo para que me la roben. Al viajar al extranjero, un colombiano debe estar preparado para otro tipo de experiencias desagradables. Como que le digan: “¿De Colombia? ¡Cocaína!”. Lo que los comentaristas australianos dijeron es una triste realidad: para muchas personas en el mundo, desafortunadamente es lo primero que asocian cuando escuchan el nombre de nuestro país.

En todo el tiempo que llevo viviendo en Ámsterdam nunca he tenido que pasar por esa experiencia desagradable. Pero sí en otras ciudades de Holanda. En un nuevo trabajo en Bolduque (‘s-Hertogenbosch en neerlandés), para darme la bienvenida en un ambiente relajado a mi jefe se le ocurrió decir a la hora del almuerzo: “Con que vienes de Colombia, Daniel, ¡ahora tendremos cocaína a buen precio!”, seguido por una risotada.

Con los años he ido trabajando, puliendo, perfilando mi Manual de supervivencia en Holanda. En una reacción extrema podría haber empezado una campaña de indignación y discriminación contra mi jefe. Pero sabía que a pesar de todo lo había hecho con buena intención. Mi respuesta fue: Sorry hoor, verkeerde Colombiaan. “Lo siento, colombiano equivocado”. Era mi forma de decirle que sí, hay muchos narcotraficantes en Colombia, pero no soy uno de ellos, como millones de colombianos tampoco. Parte del Manual de supervivencia incluye una cartilla pedagógica sobre cómo informar a las personas sobre la cadena de producción del narcotráfico, que a pesar de lo que se dice Colombia es el eslabón más débil y que los grandes carteles están en EUA y Europa.

(Sigue leyendo »»)

Damage control

Me han llegado ya varios correos promoviendo la indignación por el meme de Nicolette van Dam. Uno de ellos incluye la carta que envía Unicef Colombia a sus donantes:

Te escribimos para expresar la posición de UNICEF Colombia sobre la ofensiva publicación que realizó la Embajadora del Comité Holandés de UNICEF Nicolette VanDam en la red social Twitter.

Reafirmamos la convicción de UNICEF de trabajar en contra de la discriminación, razón por la cual rechazamos el comportamiento de la Señora VanDam, que sin duda incumplió con los principios que nuestra organización promueve. UNICEF Colombia repudia este acto y está siendo persistente en solicitar su destitución.

Lamentablemente UNICEF Colombia no tiene la autoridad para destituir directamente a la Embajadora en mención.

Desde UNICEF Colombia pedimos excusas a todos los colombianos por el ofensivo mensaje y en especial a James Rodríguez y a Radamel Falcao, de cuya integridad nos sentimos orgullosos y a quienes admiramos y respetamos profundamente.

Estamos indignados, rechazamos y hemos rechazado esta publicación desde el momento en que el tweet de Nicolette VanDam salió publicado. El Director Ejecutivo Mundial de UNICEF ha expresado que este mensaje fue “inapropiado y altamente ofensivo” aseverando que UNICEF condena este tipo de contenidos.
 
Tú eres parte importante de nuestra organización y por esta razón quisimos que conocieras nuestra posición de primera mano. Ayúdanos a difundir este mensaje entre tus amigos y conocidos.

El daño que ha generado esta persona con su publicación es enorme, y está haciendo que paguen su ofensa las niñas, niños y adolescentes de Colombia.

Un abrazo y un enorme agradecimiento por tu apoyo,

Roberto de Bernardi
Representante de UNICEF Colombia

Más benévolo con Nicolette se mostró el director de Unicef Holanda, traduzco:

El 18 de junio Nicolette van Dam publicó un trino con una foto trucada (en plan de broma) con dos jugadores colombianos. El trino provocó una reacción increíble en Colombia y otras naciones latinoamericanas. Nicolette no sabía hasta entonces cuán sensible es Suramérica respecto a ese tema. Apenas se enteró borró el trino y publicó uno nuevo ofreciendo sus disculpas a los colombianos.

A pesar de que Nicolette trinó a título personal, diversos medios de comunicación lo asociaron con su trabajo como Embajadora de Unicef Holanda. Con titulares como “Embajadora de Unicef humilla a Colombia” se hizo daño a la reputación de Unicef. Nuestra oficina recibió innumerables reacciones preguntando por nuestra responsabilidad por parte de los colombianos, donantes y políticos. Muchos exigieron el retiro de Nicolette como embajadora.

Dadas las circunstancias y por respeto hacia nuestra organización, Nicolette ha decidido dejar de ser embajadora de Unicef Holanda. Las consecuencias imprevisibles de su trino han hecho que su cargo como embajadora sea insostenible. Lamentamos profundamente esta decisión.

Nicolette ha sido siempre una embajadora muy activa y comprometida con su labor como embajadora, es una persona de muy buen corazón. Desde 2010 trabajaba en conjunto con Unicef Holanda por los derechos de todos los niños. Gracias a este trabajo ha hecho la diferencia en la vida de muchos niños alrededor del mundo. Nunca estaremos lo suficientemente agradecidos por su labor.

La crónica utópica que me gustaría escribir sería una en que Unicef Colombia invita a la embajadora de Unicef Holanda a trabajar en un proyecto por los niños colombianos. Pero no, como lo que importa es la reputación y la imagen de Unicef, pues Unicef Colombia no encuentra nada mejor que decir que "lamenta que no puede despedir directamente a la embajadora Van Dam". Qué asco.

Unicef Colombia debería al menos suponer que si Van Dam es embajadora de su organización en Holanda por algo será –y no precisamente por publicar chistes malos u ofensivos en su cuenta de Twitter. El linchamiento contra Van Dam lleva ya más de 72 horas y esta reacción de Unicef Colombia no hace nada por crear un ambiente más favorable para que una embajadora de su organización tenga la oportunidad de mostrar su trabajo por Unicef y a través de él presentar sus disculpas a los colombianos. Este tipo de gesto definitivamente es demasiado utópico. En lugar de ofrecer una imagen amable del país, los estorninos colombianos están consolidando el principio de país violento, del tipo: "A mí me respeta, tetrahijueputa".

Sueño con que haya alguien medianamente sensible en la Federación de Fútbol Colombiana y que cuando le vayan a cobrar un tiro libre a Colombia y tracen la raya con el spray, algún jugador muestre una camiseta con un guiño amable a Van Dam. Ella se equivocó, pero la reacción de los colombianos no ha sido más acertada.

Después de perder 150.000 kilómetros cuadrados de mar, la única cruzada decente a la que se le apunta la canciller Holguín es gestionar que Van Dam sea deportada a Guantánamo: eso es lo mejor que puede hacer la diplomacia colombiana ante estas oportunidades. Pobres colombianos, si supiéramos cuánto cuesta mantener a Unicef y la Cancillería. Eso sí que es indignante, pero en fin.

Todos lo hacen

Dentro de las excelentes obras literarias de formación, una de mis preferidas y que creo esencial en la adolescencia por la impronta que deja es Un enemigo del pueblo, de Ibsen. Enseña sobre todo el valor de defender la verdad y lo ético aún a pesar del deseo o la voluntad popular. La fortaleza para discrepar aunque todo el mundo abogue por el derecho consuetudinario, aunque la respuesta ante algo indebido sea pero si todos lo hacen.

De las veces que me he encontrado con esa frase en mi vida puedo decir que siempre que se pronuncia es porque oculta algo que quien la enuncia sabe que está mal. Recuerdo que la escuché cuando se demostró que la campaña de Samper fue financiada por los narcos. Pero si todos lo hacen, me dijeron algunos amigos como defensa de Samper. Absurdo, insólito, pero así lo afirmaron. De una de esas amigas tuve que escuchar de nuevo esa frase en otro caso y otro contexto, en una institución donde la mayoría se prestaba para pasar sobrecostos ficticios a la administración pública –con aquiescencia del tesorero. Todos lo hacen, me dijo ella cuando le conté lo que estaba pasando. La justificación era también absurda. Me gané muchos enemigos por no hacerlo. Debo a Ibsen haber salido limpio de esa olla –aunque con la culpa de no haberla denunciado. Pero Cundinamarca no es Dinamarca y yo venía de escribir una monografía sobre la muerte anunciada. Honesto sí, suicida, no.

Esta semana la cuenta de implicados por el desfalco de Interbolsa ascendió a 37 personas, entre las que se incluyen todos los responsables de haber controlado a la empresa. No hubo un solo enemigo del pueblo que se parara ante los planes inflacionarios del doctor Rodrigo Jaramillo y sus secuaces. Por las actas se sabe que el comité de riesgos sí prendió todas las alarmas pero no dio el paso definitivo para desarmar el plan de Jaramillo. Todos lo hacen imagino que escucharon las voces disonantes que alertaron sobre la desgracia y el riesgo de inflar la acción de Fabricato.

Ibsen escogió Un enemigo del pueblo como título de su obra. Todos lo hacen bien podría ser un excelente título alternativo.

The Man, 15. García Márquez o sobre un estado del alma

Gabriel García MárquezHe sufrido el síndrome de don Quijote varias veces en mi vida. En una de ellas, la lectura de La República de Platón, los Escritos políticos y El juego de los abalorios de Hermann Hesse me llevaron a estudiar Ciencia Política. A grandes líneas, de La República me encantó la idea del político como médico del Estado, de la política como el arte de lograr el bienestar de la sociedad; de los Escritos políticos aprendí una visión amplia y solidaria ante los males que se ciernen sobre la sociedad; y de El juego de los abalorios me contagié de la mística de la formación y el aprendizaje. La realidad no tardó mucho en destrozar mis lecturas.

El departamento de Ciencia Política de la Universidad de los Andes carecía por completo de esa mística que yo le daba o buscaba en un alma mater; su pensum había sido elaborado por otros padecientes del síndrome de don Quijote, quienes tenían toda la visión del Estado formada por la teoría europea y poco o nada relacionada con la realidad colombiana; y muchos de sus profesores recitaban con gran solemnidad las hojas amarillentas o plastificadas de sus cursos.

Me salvaron las opciones en historia, literatura y filosofía. Viví una epifanía en una charla del profesor Manuel Hernández sobre García Márquez como chamán del Estado colombiano. El profesor Hernández hacía un recorrido por la obra de García Márquez, sus últimas pronunciaciones sobre la realidad colombiana, para mostrarnos una visión del país sorprendente. Ese día descubrí una forma de comprender a Colombia que nunca había oído y mucho menos imaginado.

(Sigue leyendo »»)