Como saben los utópicos lectores de esta bitácora, generalmente las teorías de la conspiración vienen en pares. He escrito dos entradas del Planeta Fútbol para aliviar la píldora de esta nueva teoría de conspiración, LA toma del Palacio de Justicia. Si ya la teoría de Las banderas falsas era difícil de asimilar, la del Palacio de Justicia es más dura aún. Preparémonos pues.
Hace 20 años, en La muerte anunciada, destacaba la toma de la espada de Bolívar y del Palacio de Justicia como ejemplos de la reconversión de los símbolos del poder en los que se fundamenta el Estado colombiano en aras del discurso y acción revolucionaria del M-19, una forma eficaz de nutrirse del imaginario político que aprende todo colombiano en la escuela para decirles que la tarea de independencia no estaba terminada. En este momento no sospechaba en absoluto del papel de Pablo Escobar en ambas acciones. Según cuenta su hijo en Pablo Escobar, mi padre, el M-19 le entregó la espada de Bolívar a Escobar, quien a su vez se la dio a su hijo Juan Pablo como un juguete más. (Sigue leyendo »»)