The Man, 8

L'Homme Qui Marche ILa sorpresa del día fue encontrar que el caminante que simboliza el viaje a Utópica fue subastado por 65 millones de libras, quitándole el récord de obra más costosa al Niño con pipa de Picasso. No me puedo imaginar cuál sería la reacción de Giacometti ante esta cifra escandalosa aún más en tiempos de crisis y con Haití en ruinas.

«¿En qué andas ahora Alberto?», le preguntó Breton a Giacometti. «Estoy trabajando en una cabeza», le respondió. «Vaya, si todo el mundo sabe qué es una cabeza». Esta respuesta marcó el rompimiento de Giacometti con los surrealistas: «Yo no lo sé todavía». Pasaba 5 horas modelando la cabeza de su esposa y aún le quedaban interrogantes. Gracias a este quiebre se autorizó a hacer la revolución con sus esculturas.

La última vez que vi al hombre caminando fue en el Kunsthal de Rotterdam: iba sufriendo por segunda vez el síndrome de Stendhal, toda una experiencia sublime. ¿Qué irá a ser de este hombre? Si deja de recorrer el mundo para ser confinado a alguna colección particular, nos queda la fortuna de que la serie la conforman cinco caminantes más. En todo caso, el hombre de Giacometti seguirá marcando el camino hacia Utópica, la ciudad del horizonte.

The Man, 7. Notas sobre el otro

Participantes en el concurso de dobles de Hemingway

En una conversación pública con Vila-Matas, Paul Auster compartía con la audiencia que entre las sorpresas que guardaba la obra del escritor catalán se encuentra el concurso de dobles de Hemingway en Florida. Toda una anécdota literaria, porque el concurso existe en la realidad, se celebra desde hace ya como 20 años en el día Hemingway que se conmemora en Key West desde entonces: a Auster ni se le pasó por la cabeza que esto podría suceder realmente, le pareció todo un producto más de la imaginación de Vila-Matas, todo un cumplido.

Qué se iba a imaginar el joven Hemingway que algún día se organizaría un evento así en su memoria. En Notes on the Other (Apuntes sobre el otro), el documentalista Sergio Oksman hace un retrato poético de uno de los momentos cruciales en la vida del escritor, cuando se encontraba en Pamplona a sus 25 años como joven periodista buscando fama y prestigio. El 13 de julio de 1924, Hemingway ve desde su balcón a un hombre golpeado por los toros, en posición fetal, frente a un pequeño negocio familiar. En ese momento, Hemingway tuvo una epifanía: «¿Qué tal que ese hombre herido fuera yo?». Entró en un trance identificándose con la víctima: «Yo soy él… yo soy él» y se lanzó a escribir un relato, en primera persona, de cómo fue herido por los toros en las fiestas de San Fermín. Con este gesto, nos dice el narrador del corto de Oskman, «Hemingway da origen a la figura del escritor aventurero».

Oksman rescata la fotografía del hombre herido y reconstruye su memoria. Era Pablo Guerendiain, el dueño del pequeño negocio frente al que yacía golpeado. Su hijo Pío mantiene el local, que está en una posición estratégica para las ferias de San Fermín: desde este se han tomado miles de fotografías memorables.

El documental registra todo el proceso de blindaje del local y el hueco que deja abierto Pío Guerendiain para tomar fotografías de las fiestas. En un tejido de belleza creativa y visual, Oksman recorre los pasos de Hemingway, el concurso de dobles en Florida y la habitación donde pasó sus últimas horas antes de hacer estallar su cabeza.

La pregunta por la condición humana, por ese juego entre la autenticidad y la otredad que flotan en el relato de Oksman le dan un giro especial al concurso de dobles de Hemingway. Ya Vila-Matas lo había mostrado en El mal de Montano, ese deseo que raya en lo cómico de ser el otro o de querer parecerse al otro. El documental de Oksman parece decirnos que la gracia en el concurso de dobles de Hemingway no está en parecerse a Hemingway sino en el deseo de querer parecerse a otro. Un deseo que como muestra el final de Hemingway no está exento de peligro.

The Man, 6

Gracias al Doctor Comic aprendí hoy sobre la vida de William Moulton Marston. Fascinante el camino de este hombre. Estudió psicología, con su esposa como conejillo de indias inventó el detector de mentiras y sentó las bases para el actual polígrafo, fue practicante del SM y, para rematar, se dedicó a dibujar cómics: su creación más célebre, la Mujer Maravilla (¿Cómo olvidar a Linda Carter?).

El Doctor Comic hace una biografía inusual de Moulton:

[…] fue ante todo un creador multifacético, se podría decir que su historia se compone de tres momentos fundamentales: a saber, uno como científico, otro como pervertido y el último como dios mitológico

Excelente la forma en que muestra todos estos caminos sintetizados en el lazo de la verdad (el detector de mentiras) de la Mujer Maravilla y su punto débil, los brazaletes, con los cuales puede ser dominada (SM). Fascinante la psicología de Moulton, todo un camino por explorar. Gracias Doc.