XII

Hoy está un poco mejor, me dice que sintió que se hundía en lo más profundo de la Laguna estos dos días, como si en verdad lo estuviera succionando por completo, pero igual se siente sin fuerzas. No me atreví a preguntarle si había sido atacado por una mano invisible también, quién sabe cómo reaccionaría. Le ayudé a dar una pequeña caminata y vimos cómo cambiaban de color las montañas con el atardecer. Tomamos la decisión de regresarnos mañana a primera hora.