XX

Otra jornada de aprovisionamiento por las casas de los campesinos pero no pude recoger mucho: el tobillo está muy mal, yo estoy muy débil y me toma horas caminar un kilómetro. Todo estaba muy silencioso, hasta que escuché un megáfono invitando a una jornada de exorcismo del fantasma de la Laguna para mañana y alentando a todos los vecinos para que enciendan antorchas alrededor, no sea que se (me) vaya a escapar de la Laguna: «el fantasma ahora está empezando a incendiar casas, vamos a librarnos de él, no se olviden de rezar tres padrenuestros esta noche».