The Man, 13. Un hombre positivo

Lance Armstrong, un hombre positivoDesazón. Estómago adolorido. Mis síntomas luego de leer el informe completo de la USADA sobre el dopaje en el equipo US Postal Service (USPS) y el papel de Lance Armstrong en él. El informe empieza con una frase demoledora y que acompaña todos los reportajes que mencionan el caso:

Today, we are sending the ‘Reasoned Decision’ in the Lance Armstrong case and supporting information to the Union Cycliste International (UCI), the World Anti-Doping Agency (WADA), and the World Triathlon Corporation (WTC). The evidence shows beyond any doubt that the US Postal Service Pro Cycling Team ran the most sophisticated, professionalized and successful doping program that sport has ever seen.

Cabe destacar que el informe se concentra en todo el equipo USPS y no en Lance Armstrong en particular. Respetando sus límites (la jurisdicción estadounidense), el informe no va ni puede ir más allá de sugerir el sistema global del que el USPS hacía parte: el mundo del ciclismo deportivo profesional. Esta tarea se la deja a la UCI (reservas incluidas). El otro punto clave del informe es su motivación:

Our mission is to protect clean athletes by preserving the integrity of competition not only for today’s athletes but also the athletes of tomorrow. We have heard from many athletes who have faced an unfair dilemma — dope, or don’t compete at the highest levels of the sport. Many of them abandoned their dreams and left sport because they refused to endanger their health and participate in doping. That is a tragic choice no athlete should have to make.

Ningún deportista… ni ningún ciudadano. Recuerdo lo que me decía una compañera de universidad para justificar que Ernesto Samper Pizano había financiado su campaña con dineros del narcotráfico: "Todos lo han hecho". En otras palabras, dope or don't compete. O el caso de otros compañeros involucrados en lavados de activos, subcontratos, subfacturaciones, mordidas, etc.: dope or don't compete. Es todo un rito de iniciación, como lo revelaron los atletas que confesaron haberse dopado: "crucé esa línea que juré que jamás cruzaría: doparme". Se necesita tener suerte y coraje para abrirse un camino laboral en medio de todo ese dopaje. En la sociedad aún es posible, en el ciclismo, con el sistema totalmente llevado, imposible. (Sigue leyendo »»)

Nostalgia por la panela y el bocadillo

David Walsh, coautor de L.A. Confidentiel — Les secrets de Lance Armstrong, narra que empezó su investigación sobre el dopaje de Armstrong después de ver lo sucedido con Christophe Bassons.

Era 1999. Bassons tenía 25 años y afirmó que no estaba listo para doparse y que desafortunadamente, si algún ciclista quería estar entre los 10 primeros puestos del Tour de Francia, el dopaje era inevitable. Después de esta afirmación, Armstrong empleó todos sus recursos de matón contra Bassons, quien abandonó el Tour diez días antes de su final. Fue el primer tour que ganó Armstrong. Walsh sospechó de inmediato que Armstrong no podía estar limpio y se dio a la tarea de investigarlo.

Cinco años más tarde publicó junto con Pierre Ballester L.A. Confidentiel, el libro que lo posicionó como la oveja negra de la prensa ciclística internacional. Armstrong lo llamó el peor periodista del mundo y demandó al Sunday Times por la publicación de su entrevista con Emma O’Reilly. Armstrong ganó la demanda y ahora el Sunday Times evalúa si reabrirá el caso para pedir el reintegro del dinero que pagó por la indemnización a Armstrong.

Walsh se pregunta hoy por los verdaderos héroes, por todos esos ciclistas que como Bassons no acudieron al dopaje, sacrificando así su carrera en el ciclismo profesional. Sentí entonces nostalgia por la panela y el bocadillo.

Fui de los que se levantó a ver a Lucho Herrera ascendiendo el Alpe d’Huez. De los que vibró con su gesta heroica de seguir pedaleando hasta la meta con la cara ensangrentada luego de una caída aparatosa. Fueron los años de gloria del ciclismo colombiano, cuando los entrenadores y los periodistas europeos se preguntaban qué era lo que comían los ciclistas colombianos para escalar con tanta autoridad las montañas. Descubrieron entonces la panela y el bocadillo, las sustancias «dopantes naturales» de los corredores del equipo Café de Colombia.

Estos años de gloria duraron más bien poco. El rendimiento de los colombianos en los circuitos internacionales empezó a decaer y ya no volvieron a brillar en las competencias. El equipo Café de Colombia desapareció del escenario. Hoy valdría la pena investigar con los directores técnicos de la época si detectaron cómo el dopaje empezó a hacer de las suyas por esa época y si fue esta la razón para retirar al equipo colombiano. O, si en el peor de los casos, no había presupuesto para contratar a los médicos expertos en estas prácticas.

Desde hace pocos años han empezado a reaparecer talentos colombianos en las pistas internacionales. La medalla olímpica de plata de Rigoberto Urán ha sido el logro más reciente. Aunque bueno, al leer la bitácora de Sergio, las dudas que hay sobre el Team Sky (donde trabaja Urán) extienden la sombra inevitable sobre su medalla… tal parece que limpiar el ciclismo profesional del dopaje es la crónica utópica deportiva de nuestro tiempo.

El secreto de los incas

Los cronistas utópicos sabemos que por definición la utopía no significa que sea algo imposible. Muchas veces es la falta de compromiso y perseverancia de quienes quisieran alcanzarla la que la hace ver como tal. Y, en el peor de los casos, está la mala fe de quienes se lanzan a construirla. En efecto, la connotación negativa que tiene la utopía hoy en día se le debe en gran parte a los políticos (y, en menor medida, a los académicos). Con su increíble agudeza, García Márquez desnudó el fenómeno al darle un reality check a un presidente colombiano: "Eso que dijiste fueron promesas de campaña, ahora estás en el poder y tienes que hacer lo que toca hacer, así sea lo contrario de lo que prometiste". Dale al pueblo lo que quiere oír y luego haces lo que te dé la gana.Este video de Mariano Rajoy no tiene pérdida, con todo el dolor y solidaridad con los españoles, las víctimas más recientes de las promesas de campaña. Cabe anotar que su airada protesta se debió al alza del IVA del 16% al 18%. Cómo se justificará a sí mismo el alza al 21% de su gobierno es un enigma: (Sigue leyendo »»)

El nuevo Ecce Homo, una señal de nuestro tiempo

Ha estado muy divertida la historia de la restauración del Ecce Homo pintado en el siglo XIX en un muro de la iglesia de Borja, en Zaragoza, España. El resultado final es ahora mundialmente conocido:

El cura de la Iglesia ya se apresuró a decir que una comisión de restauradores expertos se encargará de tratar de rescatar la obra original. Sin embargo, al ver el estado en que se encontraba en la imagen de la mitad, en la que se ve que la pintura se ha caído porque el muro no estaba preparado para el cuadro, es muy difícil restaurar nada. De hecho, se necesita el trabajo de un artista… o una artista, como doña Cecilia Giménez.  (Sigue leyendo »»)

The Man, 12. Utopía de la justicia divina

Muchas de las personas que opinan sobre el Caso Colmenares insisten en que al final se impondrá la justicia divina, o que la familia Colmenares debe confiar en la justicia divina, "que esta sí funciona". Nunca he entendido la pregunta: "si un árbol cae en un bosque y no hay nadie escuchándolo, ¿hará ruido al caer?": obvio que sí, el ruido no depende del oyente-observador. "¿Cómo puede estar seguro si no había nadie de testigo, si nadie lo oyó?", es la contrapregunta juguetona. Pero si se comete una masacre de musulmanes en la Antárdida y no hay más testigos que los ejecutores, ¿Dios los castigará a ellos? (Sigue leyendo »»)