Vendedor de autos

Un buen amigo mío me llama a preguntarme que si puedo acompañarlo a comprar un nuevo auto. Salimos de compras el viernes y nos ayuda que estoy embarazada. Los vendedores de inmediato piensan: "Esta pareja necesita un auto familiar". En el sexto almacén tenemos suerte. Encontramos un Peugeot muy bello y con el deseado techo corredizo. Empiezo a negociar el precio y la última propuesta le parece bien a mi amigo. "Pero —le dice al vendedor de autos— primero quiero discutirlo con mi esposa". Mira la cara de sorpresa del vendedor y haciéndole un gesto con la cabeza señalándome a mí le dice: "Ella no es mi esposa".

El vendedor, en un tono muy afable y lleno de comprensión, le responde: "Apreciado señor, a mí todo me parece muy bien".

INGE KLINKERT