(Nota: Blip Tunes ya está disponible para los lectores utópicos)
Ayer alcancé los diez mil blips en Blip.fm, a casi cinco años de ser miembro activo de la comunidad de DJs. Cuando Blip empezó no me entusiasmó mucho. Pensé que era un nuevo hype, todos corriendo a abrir una cuenta para no quedarse rezagados con lo último en tecnología y, sobre todo, me temía que era un servicio para hacer publicidad a las estrellas de las multinacionales del ruido. Fue gracias a LS que cambió mi percepción. Me enviaba blips que sabía que me iban a gustar, me introdujo a estaciones que me llamaron mucho la atención hasta que me decidí a abrir la mía.
Me gusta participar en comunidades creativas; lo hago activamente en talleres de escultura, cine, literatura, contribuí a lanzar equinoXio, y ayer cuando publiqué mi blip diez mil me di cuenta de cuán especial es Blip.fm. Sentí un agradecimiento profundo por todos los horizontes musicales y afectivos que me ha abierto. Mi colección de música se ha expandido exponencialmente gracias al intercambio con otros DJs. Veo tantos nombres nuevos que he ido aprendiendo a conocer y disfrutar, artistas de cuya existencia nunca habría sabido de no ser por esta red social. Ayer, mientras pensaba en todo esto, tomé conciencia del valor de pertenecer a una red creativa y vital, de cómo enriquece nuestra vida y nos da energía para seguir nuestro propio camino a la vez.
He aprendido mucho de las personas también. He visto los típicos borregos que van de una red a otra adaptándose a la ola marcada por los demás, y a sus opuestos, personas que disfrutan la vida un blip al día, que curan su estación con dedicación, como quien va cincelando un selfie musical; he visto egos lastimados por la falta de props o reblips, adictos a los props, los típicos ratoncitos plagiadores que se roban los blips para hacerlos pasar como propios, DJs tóxicos que envían mensajes privados para censurar a otros DJs, toda una galería del comportamiento humano. (Sigue leyendo »»)