XVII

Ensayé cinco nuevas rutas y en una de ellas me encontré con varios fósiles humanos. Volví a esconderme para escuchar la conversación de los campesinos pero ya solamente mencionaban un fantasma que se estaba robando los huertos, la leche y asustaba a los niños. ¿Cómo diablos puede creer esta gente que existen fantasmas en pleno siglo XXI? Hice un último intento por presentarme como un viajero casual que caminaba de manera espontánea por su vereda y fue en vano. Empezaron a lanzarme piedras, los niños a llorar, las antorchas, los gritos de «a la laguna, a la laguna» y a correr de nuevo.
Mi plan ahora es crear un gran incendio en una de las casas camino a Pascua para distraerlos y colármeles hacia Montegat. Voy a hacer eso esta noche.

XVI

Nuevo intento fallido por descender de la Laguna Negra. Ensayé cuatro caminos distintos pero la gente sigue disparándome y prendiendo antorchas. Me escondí entre unos matorrales cerca de un cultivo de cebollas y escuché a dos campesinas diciendo que anoche habían visto a un fantasma cojo yendo hacia Mongua (otra vereda cercana) y otro hacia Pascua (yo, sin duda). ¿Está yendo Alejandro hacia Mongua, solo? Ni modo de acercarme a las campesinas a preguntarles, pero es imposible que en su estado pueda caminar solo. ¿Y si es él? Traté de seguir hacia Montegat pero unos perros empezaron a ladrar y me delataron. Se repitió el rito de las escopetas y las antorchas y alcancé a escuchar gritos de «A la laguna, a la laguna, nada se le perdió por aquí». Alcancé a escabullirme de nuevo, pero esta partida de locos me tiene atrapado aquí arriba en la Laguna. Llegué al campamento a prepararme un poco de comida y descansar, con el corazón latiendo a toda velocidad.
De nuevo el cielo despejado. Nadé en la Laguna para buscar alguna otra señal de Alejandro. Resultó imposible sumergirme: la Laguna tiene una densidad altísima. Abrí los brazos, dejé que el agua me levantara y me entregué por un instante al descanso. Al rato escuché a unos pastorcitos gritando «Ahí está, ahí está» y cuando levanté la cabeza para mirarlos, salieron corriendo. Tengo que salir de este lugar a como dé lugar.

XIV. Noche

Llegué al campamento: Alejandro desapareció. Sus cosas están esparcidas alrededor de la carpa, como si hubiera sido asaltado. ¿Quizás lo secuestraron? ¿O se lo habrán llevado algunos campesinos caritativos al Centro de Salud? No se pudo ir solo dejando todo su equipo. Mierda, ¿qué pasó? ¿Por dónde empiezo a buscarlo? Ni una nota, nada. Recojo sus cosas y trato de tranquilizarme. No sé qué hacer ahora. Lo mejor será ir hacia Montegat y organizar una brigada de búsqueda con la Policía. Saldré a las 3am.

XIV. Tarde

Tarde
Salí hacia las 5:30. Estoy escondido desde las 8 de la mañana: me encontré con unos campesinos locos que incendiaron sus espantapájaros y otros me dispararon. Me están tomando por un ladrón y no me permiten acercarme a más de 200 metros. Las balas casi me alcanzan y tuve que salir corriendo. Encontré un pequeño refugio donde guardan frailejones de manera ilegal. Al cabo de 2 horas llegó un campesino con su hijo, salí a saludarlos y empezaron a correr: «El fantasma de la Laguna Negra». Quise alcanzarlos, pero me di cuenta que apenas lograba asustarlos más. 30 minutos después vi un grupo de campesinos que se acercaba al refugio con antorchas. Corrí hacia la montaña y desde mi escondite vi como incendiaban el refugio.
Ahora están organizados en pequeños grupos y tendré que esperar hasta que anochezca para ir al campamento. Me preocupa dejar a Alejandro solo en ese estado. No importa donde esté, la brújula siempre marca la dirección hacia la Laguna.