Juno se encuentra con Júpiter

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Juno llega a Júpiter

Juno llega a Júpiter

En uno de sus cuentos más bellos, De la construcción de la muralla china, Kafka nos recrea el ambiente que se vivía en China antes y durante la construcción de la muralla, una obra hecha para los siglos por venir. Esto significaba que muchos de los arquitectos que la planearon jamás llegarían a verla mínimamente terminada, pero les quedaba el orgullo y la satisfacción de que las generaciones venideras se beneficiarían de ella.

Desde que sabemos que la Tierra tiene fecha de caducidad, alrededor de 5 milenios –aunque Stephen Hawking advierte que los humanos podríamos destruirla en cien años–, el trabajo de los astrofísicos se asemeja al de esos arquitectos chinos de los que nos hablaba Kafka: generaciones de ellos no vivirán para ver uno de los hitos de su trabajo, la migración de la humanidad (o, según lo anticipan varias historias de ficción, un pequeño porcentaje de elegidos) hacia otro planeta con condiciones favorables para continuar la vida humana. Casi que podría leerse la evolución de la ciencia como la preparación para ese momento.

Tras un viaje de 5 años, mañana la nave Juno entrará en la órbita de Júpiter para explorarlo y quizás encontrar nuevos orígenes de la vida o del universo. Sorprende que el ala radical del feminismo no se haya pronunciado aún sobre el valor simbólico de este evento: Juno se verá cara a cara con Júpiter y entrará a explorarlo. Lejos de ser una historia romántica, Juno representa esa esposa celosa que vive para vengarse de todas las personas con las que le es infiel su marido, Júpiter, a años luz de los discursos del poliamor. Júpiter no debe de estar encantado con esta intensa visita y, si la mitología no se equivoca, la misión podría tener sus días contados. (Sigue leyendo »»)

Predicciones y perspectivas (2)

He tenido una semana de predicciones fallidas que casi me hacen vivir mi momento Messi de no más selección, no es para mí. Empezó con mi análisis fallido sobre el Brexit, de cómo primaría la sensatez de que necesitamos más que nunca una Europa unida, pero no. Ahora que Wilders lidera las encuestas, me aterra la posibilidad del Nexit, la salida de Holanda de la UE. Primaría, como en Inglaterra, la percepción de que el país estará mejor sin inmigrantes, con su propia moneda y con unas finanzas más saludables pues dejaría de ser contribuyente neto de la Unión. Después del batacazo del referendo de abril pasado, los medios son ahora más activos en la formación de opinión, en especial, en resaltar los beneficios de la UE y las desventajas que implicaría no pertenecer a ella: para quienes se quejan de que es un contribuyente neto, contraponen todas las ventajas que implica el mercado sin aranceles y con moneda común.

Fallé también con las elecciones en España, donde obviamente más con el deseo que con los datos objetivos, confiaba en que los españoles, a quienes dicen preocuparles el paro y la corrupción, no votarían masivamente al PP, el partido del cual se ha demostrado que la corrupción está presente desde su misma concepción. Sigo buscando un análisis que me ayude a comprender cómo se explica esta contradicción: preocuparse por la corrupción y a la vez votar masivamente por el PP. La Izquierda española está ante la coyuntura histórica de unirse y formar gobierno (PSOE más Unidos Podemos) o protagonizar un capítulo fratricida de Juego de tronos mientras Rajoy se toma en solitario el poder. ¿Aceptará Sánchez a Iglesias como vicepresidente? ¿Cederá Rivera en aras de la estabilidad española en su petición de apoyar al PP pero sin el corrupto Rajoy? ¿O será capaz de abstenerse para no impedir el gobierno de Izquierda? Sea cual sea el resultado está de regular tirando a mal de líderes políticos España.

Para rematar mi ola de fiascos predictivos, caí del primer lugar al catorce en la polla de Don Ballon. Y no veo signos de recuperación.

Ahora se viene el plebiscito en Colombia. Me he planteado la hipótesis de que Uribe y Santos, en la versión 2.0 de la Operación Conejo, están jugando al poli bueno, poli malo con las Farc: Santos es el poli bueno al que no le importa llegar al 0% de popularidad con tal de firmar la paz; Uribe es el poli malo que amenaza con la guerra sin fin (o hasta exterminar a las Farc, que es lo mismo) para que las Farc sea más realista con sus propuestas. A la amenaza de las Farc de volver a las armas si falla el proceso, se le antepone la amenaza furibista. Un juego político inteligente que demuestra la sagacidad del sistema político colombiano y la ingenuidad de las Farc por entrar triunfantes con Liqui liqui a la boca del lobo, que en el fondo es mejor destino que seguir disparando balas y pipetas de gas desde las montañas de Colombia.

De momento no me atrevo a vaticinar nada.

El beso del podemita

Hace unos meses, un amigo español entregado totalmente a la causa de Podemos me regaló el libro Ganar o morir. Lecciones políticas en “Juego de tronos”, que trae en la portada a Pablo Iglesias sentado de manera distendida en el trono de hierro. Como juvenil autor de un libro sobre Crónica de una muerte anunciada, reconocí de inmediato el entusiasmo desbordante por la materia de estudio, pero con un matiz o perspectiva diferentes: en Crónica no hay propiamente un héroe al cual seguir, sino un narrador que nos confronta con la responsabilidad colectiva frente a la muerte de un inocente.

En este análisis de Juego de tronos eché de menos a un Miguel de Cervantes que contribuyera con un artículo satírico sobre la saga. El libro es testimonio de un síndrome de don Quijote colectivo llevado a extremos insospechados: Podemos es hoy la tercera fuerza política en España y esta semana tuvo en sus manos la oportunidad de negociar el destino del país.

Una variante de don Quijote que a Cervantes nunca se le ocurrió (porque evidentemente sería caer en lo que criticaba): ¿qué tal que su Quijote hubiese triunfado? Series como House of Cards se nutren de esta variante: llevar a los Underwood a la cima para que luego los guionistas se deleiten con toda clase de torturas con tal de hacerles pasar varias temporadas en el fango.

Personalmente no encontré nada novedoso en términos de ciencia política en el análisis que hacen en el libro Ganar o morir. Al contrario, me dejó el sinsabor de ver cómo todos estos científicos sociales creían haber encontrado el grial del análisis político y, más preocupante aún, de la acción política en la realidad. De hecho tengo problemas con la preposición para decir que se trata de un libro de Juego de tronos para dummies, Juego de tronos por dummies o la versión 2.0 de Desde el jardín.

El amigo que me regaló el libro me dijo: “todo lo que creías saber sobre el poder jamás será igual”. Quizás ese era el efecto que Iglesias y su equipo de autores buscaban, más que alguna novedad politológica: conectarse con la masa de seguidores de la serie para mostrarles cómo se puede leer la situación española a través de ella y qué lugar puede ocupar cada uno en la épica. En esa clave debe leerse el regalo de la serie al rey Felipe por parte de Iglesias: «Venimos por vuestro trono. Preparaos, majestad». Así pues, un ejército de quijotes quizás sin ningún Sancho Panza ha emprendido su camino por senderos que Cervantes jamás llegó a imaginar. Sigue siendo sorprendente cómo en pleno siglo XXI no comprendemos del todo el alcance y significado de la novela de Cervantes. Salvo quizás Albert Rivera con un dardo preciso que le envió ayer a Pablo Iglesias: “la épica de ustedes es de laboratorio”.

El espectáculo que dio Pablo Iglesias en las dos sesiones de investidura fue lamentable. Dentro de esa óptica guiada por el análisis de la obra de R. R. Martin, Iglesias clama un par de tronos (la vicepresidencia y algunos ministerios) que coronen la alianza de los grupos de izquierda, lejos de las fuerzas del mal (PP y Ciudadanos). A pesar de que el Psoe ha sido claro que no hará alianzas con grupos que avalen el separatismo catalán, Podemos insiste en que sí hay mayoría de izquierda: falso, con la línea roja del Psoe las matemáticas no dan. (Sigue leyendo »»)

Read my pins (Colombian Police Style)

serpent pinRead My Pins. Stories from a Diplomat’s Jewel Box es el libro de memorias de la exsecretaria de Estado Madeleine Albright. De manera original, se vale de la exposición de los broches que utilizó en su cargo como herramientas para expresar visualmente su posición frente a un tema de actualidad. Todo empezó de manera casual con un poema que le dedicó el régimen de Hussein por un broche con una serpiente que ella vestía en una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU (ver imagen). Le gustó tanto la reacción que pensó que podría utilizar sus broches como una herramienta más de su arsenal de armas diplomáticas. Esto hace el libro de agradable lectura sin evadir temas álgidos de su cartera: humor diplomático de alto nivel.

Recordé este libro por el escándalo generado en Colombia por el video del exviceministro Ferro y el capitán Palacios publicado de manera precipitada por la periodista Vicky Dávila. Digo precipitada porque hizo falta preparar toda la historia que explicaría por qué ese video es prueba de la existencia de la Comunidad del Anillo. Sin estos preliminares, el video queda reducido a una charla de sexo casual entre dos personas adultas. El video sin embargo deja muchos indicios de que hay algo raro en el encuentro: ¿por qué un capitán de la Policía tiene una charla tan abiertamente sexual con un senador de la República, casado y con hijos, en su primer encuentro? ¿Por qué el senador conduce el vehículo oficial, sin conductor y sin escolta (salvo Palacios)? ¿Por qué Palacios iba dispuesto a grabar el encuentro? ¿estaba recabando pruebas o preparando una trampa para Ferro? Es evidente que si Palacios no conociera el deseo homosexual de Ferro no habría tenido lugar esa charla. (Sigue leyendo »»)

Grecia como cifra

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Yanis Varoufakis sigue asimilando la tortura por la que pasó este verano. En una entrevista con De Volkskrant la semana pasada continuaba exorcizando sus demonios. Esta vez agregó a Tsipras al baile: “Confié en él de manera equivocada: creí que éramos un equipo y al final él se rindió sin consultarme. Aceptó la presión de Dijsselbloem para que me relevaran de mi trabajo”. Igual se sigue mostrando poco autocrítico, de manera un tanto comprensible pues se le sigue acusando de ser un lunático marxista que casi hace saltar a Grecia por el precipicio.

En general, sus planteamientos económicos son acertados, pero falla en reconocer que su baza principal era el objetivo último de Schäuble. Presionó hasta el final con la amenaza de sacar a Grecia de la Eurozona (los países que comparten el euro, no de la Unión Europea) confiado en que el costo sería tan elevado que nadie querría asumirlo. De manera increíble no se enteró de todas las medidas que el Banco Central Europeo ha ido tomando durante los últimos cinco años para prevenir el efecto de contagio del Grexit. Tanto, que en la sesión de tortura por la que pasó Tsipras a la semana del célebre referéndum griego, Schäuble la puso sobre la mesa: “Lo mejor es que Grecia se retire por cinco años, haga sus tareas y se prepare para volver al euro”.

Varoufakis también evita incluir en el paquete de traidores a su camarada, amigo y sucesor Euclides Tsakalotos, quien al día siguiente de la entrevista de Varoufakis daba una a El Mundo donde se puede entender entre líneas que fue él quien puso el freno de mano a la estrategia de Varoufakis: Grecia no estaba lista para salir del euro, había muchas incertidumbres en el plan de la moneda paralela o del retorno al dracma y a la postre el país tendría que renegociar su deuda en una posición mucho más débil, so pena de convertirse en un paria en el mercado internacional, algo así como la Cuba europea.

En lo que sí lleva toda la razón Varoufakis es en el golpe de Estado que significó el acuerdo al que llegó Grecia, reduciendo al país a una especie de protectorado de Bruselas con cierto margen de maniobra que permite guardar las formas democráticas. (Sigue leyendo »»)