The Man, 16. Cheo

En 1996 mi amiga Renée viajaba al Darién. Le dije que estuviera tranquila, pues ya se habían caído todos los aviones del año. Su vuelo se estrelló al día siguiente. Yo estaba en la ducha cuando nos llamaron a darnos la noticia. Con el primer timbre supe que estaba muerta.

Este 2014 pensé con cierto alivio que la muerte había sido relativamente benévola con mis seres queridos. El primer semestre ha sido devastador. Si en 1995 el astrólogo Mauricio Puerta afirmó que al año siguiente caerían muchos aviones, creo que para el 2014 podría decir que caerán los gigantes. Podría empezar incluso antes, con Fuentes y Mutis. Este año le ha tocado también a Cheo Feliciano.

A Carlos Fuentes se le olvidó incluir en El espejo enterrado los grandes aportes de los latinos a la música. Cheo Feliciano será siempre una referencia de rigor al hablar de salsa y boleros. Para quienes amamos la salsa, la voz de Cheo siempre estará ligada al goce de la rumba, a las mañanas de sol y descanso, a la vida. 

Escogí esta compilación por el último tema, El ratón. No encontré una con sus grandes éxitos con Joe Cuba, que son los que más me han hecho gozar. El ratón boricua es el sapo colombiano. Ambos comparten que de cualquier maya, de cualquier piedra, sale un ratón, salta un sapo. En mi caso me he acostumbrado a convivir con un ratón de biblioteca y de internet. Un ratón que tiene el descaro de acusar a otros de plagio cuando él mismo se la pasa robando ideas para alimentar sus textos, en su bitácora o twitter. Me causa gracia cuando lo descubro y me resulta chistoso leerme en sus textos. Es uno de mis lectores más fieles y debo disculparme con él por no visitar a la bitácora utópica más seguido. Su lado cómico es que le gusta ser admirado e incluso cree que le tienen envidia; su lado descarado es que es el primer indignado a la hora de señalar plagiarios; su lado malevo cuando le gusta meter cizaña sobre sus fuentes de alimentación.

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Todos lo hacen

Dentro de las excelentes obras literarias de formación, una de mis preferidas y que creo esencial en la adolescencia por la impronta que deja es Un enemigo del pueblo, de Ibsen. Enseña sobre todo el valor de defender la verdad y lo ético aún a pesar del deseo o la voluntad popular. La fortaleza para discrepar aunque todo el mundo abogue por el derecho consuetudinario, aunque la respuesta ante algo indebido sea pero si todos lo hacen.

De las veces que me he encontrado con esa frase en mi vida puedo decir que siempre que se pronuncia es porque oculta algo que quien la enuncia sabe que está mal. Recuerdo que la escuché cuando se demostró que la campaña de Samper fue financiada por los narcos. Pero si todos lo hacen, me dijeron algunos amigos como defensa de Samper. Absurdo, insólito, pero así lo afirmaron. De una de esas amigas tuve que escuchar de nuevo esa frase en otro caso y otro contexto, en una institución donde la mayoría se prestaba para pasar sobrecostos ficticios a la administración pública –con aquiescencia del tesorero. Todos lo hacen, me dijo ella cuando le conté lo que estaba pasando. La justificación era también absurda. Me gané muchos enemigos por no hacerlo. Debo a Ibsen haber salido limpio de esa olla –aunque con la culpa de no haberla denunciado. Pero Cundinamarca no es Dinamarca y yo venía de escribir una monografía sobre la muerte anunciada. Honesto sí, suicida, no.

Esta semana la cuenta de implicados por el desfalco de Interbolsa ascendió a 37 personas, entre las que se incluyen todos los responsables de haber controlado a la empresa. No hubo un solo enemigo del pueblo que se parara ante los planes inflacionarios del doctor Rodrigo Jaramillo y sus secuaces. Por las actas se sabe que el comité de riesgos sí prendió todas las alarmas pero no dio el paso definitivo para desarmar el plan de Jaramillo. Todos lo hacen imagino que escucharon las voces disonantes que alertaron sobre la desgracia y el riesgo de inflar la acción de Fabricato.

Ibsen escogió Un enemigo del pueblo como título de su obra. Todos lo hacen bien podría ser un excelente título alternativo.

The Man, 15. García Márquez o sobre un estado del alma

Gabriel García MárquezHe sufrido el síndrome de don Quijote varias veces en mi vida. En una de ellas, la lectura de La República de Platón, los Escritos políticos y El juego de los abalorios de Hermann Hesse me llevaron a estudiar Ciencia Política. A grandes líneas, de La República me encantó la idea del político como médico del Estado, de la política como el arte de lograr el bienestar de la sociedad; de los Escritos políticos aprendí una visión amplia y solidaria ante los males que se ciernen sobre la sociedad; y de El juego de los abalorios me contagié de la mística de la formación y el aprendizaje. La realidad no tardó mucho en destrozar mis lecturas.

El departamento de Ciencia Política de la Universidad de los Andes carecía por completo de esa mística que yo le daba o buscaba en un alma mater; su pensum había sido elaborado por otros padecientes del síndrome de don Quijote, quienes tenían toda la visión del Estado formada por la teoría europea y poco o nada relacionada con la realidad colombiana; y muchos de sus profesores recitaban con gran solemnidad las hojas amarillentas o plastificadas de sus cursos.

Me salvaron las opciones en historia, literatura y filosofía. Viví una epifanía en una charla del profesor Manuel Hernández sobre García Márquez como chamán del Estado colombiano. El profesor Hernández hacía un recorrido por la obra de García Márquez, sus últimas pronunciaciones sobre la realidad colombiana, para mostrarnos una visión del país sorprendente. Ese día descubrí una forma de comprender a Colombia que nunca había oído y mucho menos imaginado.

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Mi palabra en colombiano del 2013: Descuerar

Dice la RAE:

descuerar.

(De des- y cuero).

1. tr. Desollar, despellejar. U. m. en América.

2. tr. Desacreditar a alguien murmurando gravemente de él.

Este año en Colombia cabe agregarle una tercera acepción:

3. tr. Talento de los colombianos para destrozar o minimizar a algún compatriota sobresaliente.

La primera vez que me enteré del científico colombiano Raúl Cuero fue en 2004 mediante una entrevista publicada en El Tiempo. En ella contaba su camino desde la pobreza en Buenaventura hasta su doctorado en una universidad de los Estados Unidos más otros logros a lo largo de su carrera.

Me impresionaron frases como estas:

Cuero, hijo de una lavandera y un cargador de bultos en Buenaventura, dice haber sacado su creatividad de las precariedades de su infancia.

A los 7 años, le atraían los insectos porque le gustaba verlos caminar. Así percibió que al ausentarse una cucaracha, su compañera la buscaba. Con las lagartijas, el científico recuerda que se preguntaba por qué estos reptiles permanecían en el cemento de las paredes de su casa y no en la madera. Después descubrió que era por la frescura de los ladrillos.

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The Man, 13. Un hombre positivo

Lance Armstrong, un hombre positivoDesazón. Estómago adolorido. Mis síntomas luego de leer el informe completo de la USADA sobre el dopaje en el equipo US Postal Service (USPS) y el papel de Lance Armstrong en él. El informe empieza con una frase demoledora y que acompaña todos los reportajes que mencionan el caso:

Today, we are sending the ‘Reasoned Decision’ in the Lance Armstrong case and supporting information to the Union Cycliste International (UCI), the World Anti-Doping Agency (WADA), and the World Triathlon Corporation (WTC). The evidence shows beyond any doubt that the US Postal Service Pro Cycling Team ran the most sophisticated, professionalized and successful doping program that sport has ever seen.

Cabe destacar que el informe se concentra en todo el equipo USPS y no en Lance Armstrong en particular. Respetando sus límites (la jurisdicción estadounidense), el informe no va ni puede ir más allá de sugerir el sistema global del que el USPS hacía parte: el mundo del ciclismo deportivo profesional. Esta tarea se la deja a la UCI (reservas incluidas). El otro punto clave del informe es su motivación:

Our mission is to protect clean athletes by preserving the integrity of competition not only for today’s athletes but also the athletes of tomorrow. We have heard from many athletes who have faced an unfair dilemma — dope, or don’t compete at the highest levels of the sport. Many of them abandoned their dreams and left sport because they refused to endanger their health and participate in doping. That is a tragic choice no athlete should have to make.

Ningún deportista… ni ningún ciudadano. Recuerdo lo que me decía una compañera de universidad para justificar que Ernesto Samper Pizano había financiado su campaña con dineros del narcotráfico: "Todos lo han hecho". En otras palabras, dope or don't compete. O el caso de otros compañeros involucrados en lavados de activos, subcontratos, subfacturaciones, mordidas, etc.: dope or don't compete. Es todo un rito de iniciación, como lo revelaron los atletas que confesaron haberse dopado: "crucé esa línea que juré que jamás cruzaría: doparme". Se necesita tener suerte y coraje para abrirse un camino laboral en medio de todo ese dopaje. En la sociedad aún es posible, en el ciclismo, con el sistema totalmente llevado, imposible. (Sigue leyendo »»)